Este artículo se publicó hace 17 años.
Una multitud "roja" colma la gran avenida de Caracas en apoyo a la reforma de Chávez
Una multitudinaria concentración oficialista colmó hoy la céntrica avenida Bolívar de Caracas en el cierre de la campaña a favor de la reforma constitucional impulsada por el presidente venezolano, Hugo Chávez.
A ritmo de tambores y música tropical, la "marea roja", como se hacen llamar los oficialistas, desbordó con banderas nacionales y pancartas la gran avenida Bolívar, la misma que ayer fue escenario de otra multitudinaria concentración, de la oposición, que cerró su campaña por el "no" a la propuesta de cambios constitucionales.
La llamada "gran concentración en apoyo al sí-sí de la reforma constitucional" discurría en un ambiente de alegría, bañada por un cálido sol, a la espera de la llegada del "comandante presidente" y de su intervención en este cierre de campaña.
"Sí, sí, ahora sí", gritaban los simpatizantes del Gobierno "bolivariano", en alusión a las respuestas que darán en la consulta del domingo a los dos bloques en que han sido divididos los 69 artículos de la Carta Magna a ser reformados .
Desde temprano en la mañana, los miles de afectos al Gobierno comenzaron a llegar a la avenida Bolívar procedentes de todas partes del país, y se reunieron frente a una gran tarima donde se presentaron grupos de música típica y tropical.
Entre la multitud se podían escuchar palabras y lemas de adhesión al presidente y a su reforma que, en opinión de algunos de los manifestantes, es un proyecto que favorece a los jóvenes y a los ancianos, hasta ahora, a su juicio, olvidados.
Por su parte, funcionarios gubernamentales reiteraron su llamado a asistir de forma masiva a las urnas el próximo domingo para respaldar la propuesta presidencial de reforma de 69 de los 350 artículos de la Constitución de 1999.
"Hay que salir a ejercer un ejercicio cívico. ¡A votar temprano y, sobre todo, a respetar los resultados. Tengan la seguridad que el Gobierno los respetará, sean cuales sean", dijo Jessy Chacón, ministro de Telecomunicaciones y uno de los hombres más cercanos al presidente venezolano.
El Gobierno ha denunciado que la oposición planea desconocer la supuesta "victoria" del "sí" a la reforma en el referendo y generar violencia y caos en el país, y ha advertido que responderá de forma "contundente" porque no permitirá la alteración de la paz.
La oposición ha rechazado las denuncias gubernamentales en su contra, y el partido Podemos, ex aliado del oficialismo, ratificó hoy, en rueda de prensa, que "ni ha participado ni participará en ninguna conspiración" contra el Gobierno.
Mientras los partidarios de Chávez se reunían en el centro de Caracas, Podemos aseguraba que el próximo domingo habrá un "tsunami" de votos contra la reforma, porque -opinó- ha habido una "disidencia vertical" en las filas oficialistas en los últimos meses.
"Ha surgido un disentimiento sobre la visión de país" entre el gobernante y la población que hasta ahora lo había apoyado incondicionalmente, dijo Ismael García, uno de los siete diputados del Podemos en la Asamblea Nacional (AN), de 167 miembros, todos oficialistas debido a un boicot opositor en las elecciones de 2005.
En declaraciones a Efe, García sostuvo que su partido aceptará los resultados de la consulta popular, y expresó su convicción de que Chávez también reconocerá la eventual derrota en las urnas de su propuesta de reforma constitucional.
El diputado reiteró, además, que el proyecto constitucional adolece de "grandes contradicciones" que lo convierten en "confiscatorio de derechos irrenunciables y valores democráticos".
Más de 16 millones de venezolanos han sido convocados a las urnas el próximo domingo para que se pronuncien sobre el proyecto de reforma de 33 artículos presentado por Chávez y ampliado a 69 por el Parlamento oficialista, que lo aprobó el pasado 2 de noviembre.
Chávez sostiene que su reforma es "indispensable" para "acelerar" la instauración del socialismo, que, según él, es el "único camino a la paz y la justicia" y que dará "más poder al pueblo".
La oposición política, las cúpulas empresarial y comercial, y el Episcopado rechazan el proyecto, que consideran "antidemocrático" y del que dicen que dará carta blanca a Chávez.
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