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El Papa impuso el anillo a los cardenales y les manda a anunciar la verdad de Dios al mundo

EFE

Benedicto XVI impuso hoy a los 23 nuevos purpurados el anillo cardenalicio, el otro signo -junto al capelo- de los Príncipes de la Iglesia, durante una misa solemne en la que subrayó que la obligación de estos es "anunciar al mundo la verdad de Dios".

En el día en el que la Iglesia conmemora la fiesta de Cristo Rey, Benedicto XVI pronunció en la basílica de San Pedro una homilía en la que la Cruz fue el eje central y en la que dijo que en Jesús crucificado se muestra la máxima revelación posible en el mundo, "ya que Dios es amor y la muerte en la cruz de Jesús es el acto de amor más grande de toda la historia".

"En el anillo cardenalicio está representada la crucifixión y os invita a recordar de qué rey sois servidores. Con este anillo estáis llamados a dar la vida por la Iglesia", dijo el Pontífice a los nuevos purpurados.

En una atmósfera solemne, Benedicto XVI dijo que la Iglesia es depositaria del misterio de Cristo y que lo es "con toda humildad y sin sombra de orgullo o arrogancia, ya que se trata del máximo don que ha recibido sin mérito alguno y está llamada a ofrecerlo gratuitamente a la humanidad de cada época, como horizonte de significado y salvación".

El papa Ratzinger subrayó que la obligación de los cardenales es anunciar al mundo la verdad de Cristo, "esperanza para cada uno y para toda la familia humana".

También les dijo que era para él "un motivo de consolación" saber que puede contar siempre con ellos para cumplir el ministerio 'petrino', es decir, el papado.

Tras la homilía y ante unas siete mil personas que llenaban el templo y unas 40.000 que estaban en la plaza (en un principio estaba previsto celebrar el consistorio en la plaza de San Pedro pero debido al mal tiempo se decidió por el templo) procedió a la imposición de los anillos.

"Recibe este anillo de la mano de Pedro y sepas que con el amor del príncipe de los Apóstoles se refuerza tu amor hacia la Iglesia", pronunció el Papa en latín mientras colocaba el anillo a cada uno de los 23 cardenales, con el Patriarca de la Iglesia Caldea, Emmanuel III Delly, en cabeza.

Los nuevos cardenales recibieron el anillo arrodillados y después besaron el anillo del Papa.

Benedicto XVI subrayó que el anillo es "un signo nupcial, expresión de fidelidad y compromiso en custodiar la Iglesia, esposa de Cristo".

Una vez recibido el capelo y el anillo, los cardenales tomarán posesión en las próximas semanas de las iglesias de Roma que les ha asignado el Papa, que simbolizan la participación de los purpurados en el cuidado de la Ciudad Eterna, de la que él es Obispo.

Los nuevos cardenales son los arzobispos españoles Agustín García Gasco (Valencia), Lluis Martínez Sistach (Barcelona) y el jesuita Urbano Navarrete.

Los latinoamericanos son los argentinos Leonardo Sandri (prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales) y Estanislao Esteban Karlic (emérito de Paraná), el mexicano Francisco Robles Ortega (arzobispo de Monterrey), y el brasileño Odilio Pedro Scherer (arzobispo de Sao Paulo).

Los otros son los estadounidenses John Patrick Foley y Daniel DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston y los italianos Giovanni Lajolo, presidente de la Pontificia Comisión y del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano; Angelo Comastri, arcipreste de la Basílica Vaticana y Raffaele Farina, archivero y bibliotecario de la Sacra Romana Iglesia.

También los italianos Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova, Giovanni Coppa y Umberto Betti, el alemán Paul Joseph Cordes, presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum", y el polaco Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos.

Asimismo los arzobispos Seán Baptist Brady, de Armagh (Irlanda); André Vingt-Trois, de París; Théodore-Adrien Sarr, de Dakar; Oswald Gracias, de Bombay (India) y John Njue, de Nairobi, y Emmanuel III Delly, patriarca de Babilonia de los Caldeos.

Con estos nombramientos, el Colegio Cardenalicio, el llamado "club más exclusivo del mundo", queda formado por 201 purpurados, de los que 120 pueden participar en un eventual cónclave para la elección del Papa al tener menos de 80 años.

Con la ceremonia de hoy concluyó el segundo consistorio del pontificado de Benedicto XVI.

Antes de despedirse, el Papa saludó a los fieles presentes en la plaza, ante los que reiteró la universalidad de la Iglesia.

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