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El reto de cambiar un modelo para que sobreviva

Isidre Fainé, nuevo presidente de la CECA

A. TUDELA

Día 1 de la presidencia de Isidro Fainé en la CECA. Aunque la historia (dada a encumbrar a los vencedores) dirá que hubo un candidato, el sector tenía dos posibilidades y ha elegido al hombre fuerte. La crisis ha tenido su versión mundial y su versión española, y las cajas tienen mucho que hacer para dejar atrás ambas.

En España, el desplome del ladrillo les pilló de lleno y sus niveles de solvencia empezaron a verse amenazados. La opción de acudir a los mercados emitiendo acciones nuevas, como no tardaron en hacer los bancos, no existe en el caso de las cajas y eso se tendrá que solucionar dando por ejemplo derechos de voto a los títulos que emiten, aunque el fantasma de la privatización las asuste. No tienen opción. El Gobierno, con su déficit a cuestas, querrá tarde o temprano que se le devuelvan las ayudas que va a prestar a las cajas para que se alíen entre ellas y lo más fácil es que sea el capital privado, si se le permite tener voz y voto, el que, comprando títulos de las cajas, se encargue de ayudar a restituir el dinero a las arcas públicas.

Fainé tendrá también que impulsar y acelerar el proceso de alianzas y fusiones, enredado por intereses de todo tipo, porque no existen garantías de que Europa permita prolongar las ayudas públicas más allá de junio.

Respecto a los riesgos de fuera, el sector espera que Fainé, acompañado por su gran valedor Rodrigo Rato, diseñe junto al Gobierno una estrategia de defensa de las particularidades del sistema español. La futura normativa mundial pretende no distinguir entre los desmanes de los bancos de EEUU y sistemas como el español. Penalizará, por ejemplo, las participaciones minoritarias en empresas y eso, en España, es hablar de muchas firmas, desde Telefónica a Repsol, pasando por Indra, Iberia, Sos...

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