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Exposición sobre Miguel Hernández "Un pueblo que no tiene justicia, no tiene paz"

'Público' acompaña al cantaor Manuel Gerena a la exposición 'Miguel Hernández, A Plena luz', inaugurada en Sevilla

El cantaor Manuel Gerena a la exposición 'Miguel Hernández, A Plena luz', inaugurada en Sevilla. | R.B.

Raúl bocanegra

Cada vez que a Manuel Gerena le llaman al teléfono móvil, que le regaló su hija, suenan los cristalinos acordes con los que comienza su versión de las nanas de la cebolla, el poema que Miguel Hernández escribió en la cárcel de Torrijos (Madrid) en 1939, en el que lamenta el hambre y la miseria en la que habita un niño, trasunto de su hijo Manolillo, que se amamanta con “sangre de cebolla”.

Gerena tiene 72 años y peina aún un coqueto flequillo que le cae seductor y travieso sobre la frente y se le enreda en las pequeñas gafas que usa para leer. Es un hombre que irradia bondad y serenidad, un hombre que lleva más de 3.000 conciertos en el pellejo, un hombre que lleva toda la vida enganchado a la poesía de Miguel Hernández.

“Fue el primer poeta que leí. Con 13 años, el primer libro que cayó en mis manos, el Viento del pueblo, me lo bebía. Yo estaba en Sevilla ya. Venía a un taller, de electricista, venía de trabajar en el campo como un hombre, con un sueldo de mujer. A las mujeres les pagaban menos que a los hombres. Las grandes cuadrillas estaban hechas de mujeres y niños. Y un manijero detrás, un hijo de puta achuchándote", afirma. Hay un hilo que une a Hernández y Gerena, un fino hilo irrompible, el mismo que ha unido durante generaciones a toda la gente oprimida, en el campo. "El niño yuntero, cuando yo lo leí, lo descubrí. Anda, si este soy yo”, dice, mientras se toma un colacao calentito en la taberna del Lagarto, en Sevilla, a unos pocos metros de la Casa de la Provincia.

Allí acudió con Público a la exposición Miguel Hernández, A plena luz, inaugurada en Sevilla el viernes pasado por el consejero andaluz de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, recién llegada de Jaén. La muestra viajará, cuando cierre en Sevilla, de la mano del Instituto Cervantes, a Manchester, Nueva York, Manila...

“La exposición la inauguré yo en Jaén [lo hizo con un concierto]. Por la mañana fue la presidenta, Susana. No tenemos la misma militancia, pero yo me llevo bien con Susana. Yo soy un comunista de toda la vida que defiendo el socialismo internacional y respeto donde milite cada uno. Y soy un individuo que pide la unidad de la clase trabajadora. Sin unidad, van a gobernar los rajoys de turno”, dice Gerena, en su encuentro con Público. “Antes había una unidad natural, los anarquistas, los comunistas, los socialistas, los troscos, los del PT, los de donde quieras. Había una unidad enorme porque teníamos un enemigo común que era el dictador y ahora no nos enteramos. No nos queremos enterar. Yo sigo siendo muy crítico”, añade Gerena.

Hay un hilo que une a Hernández y Gerena, un fino hilo irrompible, el mismo que ha unido durante generaciones a toda la gente oprimida, en el campo

Es un cantaor. No. Es un cantautor flamenco. No. Es un poeta-cantaor. Bueno. Mejor que lo explique él: “Me tocó en los años 70 tirar para arriba. Cuando ya me habían prohibido los ocho gobernadores andaluces y caí en Catalunya. Viví varios años en Barcelona, en Santa Coloma, y acabé cantando en todas las universidades, en los colegios mayores. Era el único flamenco que hacía ese recorrido, con Raimon, con Lluis Llach, con Marina Rosell, amigos míos, los cantautores de la libertad. Yo siempre he escrito lo que canto, siempre he hecho un trabajo de cantatutor. Yo me autodenomino cantautor flamenco, de siempre, también me gusta que me llamen cantaor, porque soy cantaor, por supuesto. Poeta-cantaor, como quieras, un poeta aficionado porque no tengo certificado”, bromea.

“Con 13 años, cuando me vine a Sevilla del campo, me vi obligado a estudiar libros de electricidad, no libros de cálculo, de perito o ingeniero, Yo estudiaba libros de montaje. Había que estudiar muchos planos. Nos los traducían del alemán y ahí empecé yo a leer mucho. Como tantos niños del hambre, leía tebeos: El Guerrero del Antifaz, Pedrín, El Jabato. Es una forma de leer. Nunca aprendí a leer en voz alta delante del maestro. Eso hubiera sido muy bueno. Cuando tengo que leer, pues yo canto. Y la gente se ríe. Y la gente te lo agradece. Me cuesta menos trabajo cantar que leer. Tienes que darle el sentido. Cualquier rapsoda lo leería mejor que yo. Me cuesta menos trabajo un martinete que cualquier poema”, dice Gerena.

A la manera del verso de Luis Cernuda, "recuérdalo tú y recuérdalo a otros", recogido en su poema titulado 1936, Gerena se ha dedicado a cantar a Miguel Hernández, a cantar la memoria del sufrimiento y de la dignidad y de la nobleza del hombre. En su último disco recupera las nanas de la cebolla, que así describió el poeta en una carta que envió a su esposa, Josefina Manresa el 12 de septiembre de 1939: “Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. para que lo consueles te mando estas coplillas que le he hecho, ya que para mí no hay otro quehacer que escribiros a vosotros o desesperarme”.

“Soy muy amigo de la familia, de la nuera de Hernández, Lucía Izquierdo, de Miguelito, que tiene 34 años y es idéntico a su abuelo, de María José, que tiene 38. Viven en Elche de una administración de lotería, que es lo que dejó Josefina Manresa, (la esposa de Hernández) que recibió como viuda de guerra. ¡Como viuda de guerra!”, se escandaliza Gerena. Hernández murió en la cárcel de Alicante, en 1942, ya terminada la guerra civil, de tuberculosis, a los 32 años de edad. “Ellos me animaron a hacer la nana. Se grabó a las 11 de la mañana. La grabé en un pueblo de Toledo. Mi guitarrista vive en Toledo”, afirma. “Miguel era un poeta muy flamenco sin que él lo supiera. Es una métrica muy flamenca. Vas poniendo un verso por encima del otro", dice Gerena.

La vida es el mejor libro del mundo

Un colacao con Gerena da para mucho. Al hombre le gusta reflexionar sobre las cosas. Sigue al pie del cañón, a pesar de la gripe, no solo con el cante, sino con la escritura, a diario en su Facebook. “Yo soy como un periodista. Cojo la noticia, la escribo y la canto”, bromea.

En su conversación con Público, Gerena dejó estas reflexiones.

Sobre la educación de los niños y las niñas: “Nacemos nobles, inocentes. No hay que guiar, ni domar. Hay que dejar crecer en libertad. Por supuesto que no se vaya a caer. Lo más importante es darles la educación necesaria para que caminen libremente respetando a los demás. Cuando respetas a los demás, te respetan a ti. Y que luchen por las causas y por lo que descubran por sí mismos y no solo lo que sus padres les enseñan. La vida es el mejor libro del mundo”.

Sobre el desencanto: “No nos desencantemos. Hay muchos abusos de poder. Hace falta ejercer la democracia real. Es la que falta aquí. El desencanto es un mal que nos acarrea divisiones en la izquierda. La izquierda son sentimientos nobles, la lucha por la igualdad, por la libertad, por la justicia. La mala causa de la derecha es el dinero. Con eso, no tenemos nada que ver. No dejemos que nos desencanten”.

Sobre el feminismo: “El movimiento de las mujeres feministas ha sido siempre. Está floreciendo la verdadera igualdad. Está muy bien. Cuando éramos jóvenes, no hacíamos las tareas por la inyección de machismo que recibíamos de nuestros padres y abuelos. Es una desgracia. Todo eso hay que corregirlo. El 15M ha sido siempre, ¿Sabes cuántos 15M llevo yo? De toda la vida. Antes se llamaría el 14 de abril. Todo viene forzado por las injusticias que sigue habiendo. Tanta mentira, tanta injusticia, tanto trepa, tanto juez vendido. No hay paz porque la paz sin justicia es imposible. Un pueblo que no tiene justicia, no tiene paz. No hay paz sin justicia”.

Sobre la situación en Catalunya enlazó tres ideas

La primera: “Es injusto que se encarcele a nadie por sus ideas. La justicia se comporta como un niño que patalea. Puede haber intención, en lo que le llaman el separatismo, de desgajar un pueblo de la llamada España, pero no ha sido así realmente. No puedes matar un pollo que va por la calle, pensando que se va a comer el trigo que está a tu lado, guardado para un pajarito que tienes allí”.

La segunda: “No admito que sea la burguesía la que lleve a un pueblo noble, trabajador, a la llamada independencia. Aconsejo, aunque nunca me gusta aconsejar, que no caigan en el error de apoyar a la burguesía corrupta, que es la que mueve todo esto. Que se desentiendan de la burguesía corrupta porque no les va a llevar a ningún sitio, salvo a otro régimen peor. Están haciendo bueno al rey y a Rajoy, cuando no son los buenos. Los buenos son el pueblo, las personas de a pie que desean tener un referéndum libre para decidir. Eso yo lo apoyo”.

Gerena: "Tengo 3.000 conciertos y no tengo un duro, porque todo lo he dado para la lucha y todo lo sigo dando para la lucha. Yo eso lo tengo muy claro"

Y la tercera: “Tampoco se puede ser un pueblo insolidario. No puede querer desgajarse de la parte pobre del mundo. Otras tierras siguen recibiendo muchos menos derechos económicos en proporción que Catalunya”.

Sobre la situación de la cultura: “En esta vida, me encuentro con graves problemas de contratación. Ahora no estoy prohibido, pero estoy vetado. De hace muy pocos años para acá, me noto que estoy volviendo a ser vetado de alguna manera, según quién y dónde gobiernen. En muchos pueblos seguimos teniendo una cultura franquista, hay muchos que se acogen al yo tengo que traer a gente que no me espante el voto. Ahora hay un clima muy distinto, los cachés que se cobran ahora no son los que se cobraban antes. Los ayuntamientos cada vez tienen menos dinero. Se ajusta todo mucho, el guitarrista, el viaje, el teléfono, el coche, los conciertos. Al final, es lo comido por lo servido. Sigo colaborando mucho con todos los movimientos sociales y de izquierda, que no tienen dinero. Ahí estoy yo siempre. A veces no me pagan ni el viaje. El dinero no es tu problema para que yo vaya a tu pueblo. Y estoy encabezando manifestaciones. El 14 estoy encabezando la manifestación de la República en Sevilla”.

Sobre la lucha: "Tengo 3.000 conciertos y no tengo un duro, porque todo lo he dado para la lucha y todo lo sigo dando para la lucha. Yo eso lo tengo muy claro. Millones han pasado por mi mano y los he soltao por la otra. He llenado grandes estadios, campos de fútbol, plazas de toros en esa época dura y ha sido dinero para la lucha. He cobrado lo máximo que cobraba el cantautor más famoso de aquella época. Hacíamos cajas de 14 millones de pesetas en los 70. Sacábamos a la gente de la cárcel, eran simples ensalces sindicales, para dar de comer a sus familias. Eso lo tengo muy claro. Yo no he apalancao ni un duro. Y además, he tenido muy mala suerte, porque soy muy dejao para esas cosas. Los poetas de la calle no manejamos muy bien los papeles. No me preocupé nunca de mi cotización. Y no tenía pensión. Yo ahora tengo una pensión no contributiva. Cobro 360 euros”.

Dice adiós con un abrazo Manuel Gerena. Se va en busca de su coche, que lo llevará a Toledo, donde cantará mañana, 12 de abril, una noche más, y recordará y le recordará a otros que Miguel Hernández escribió “en la cuna del hambre / mi niño estaba. / Con sangre de cebolla / se amamantaba”.

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