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‘Mr Robot’ ha regresado en modo paranoia y bomba de relojería

La tensión latente que desprende el arranque de la segunda temporada y la angustia en la que vive inmersa el personaje de Elliot traspasan la pantalla. Dudas despejadas: ‘Mr Robot’ sigue metiendo el dedo en la llaga como hizo en su primera tanda de episodios.

Un fotograma de la serie 'Mr Robot'.

Advertencia: Este texto contiene spoilers si no se han visto la primera temporada completa y los tres primeros episodios de la segunda.

MADRID.- ¿Y ahora qué? ¿Cómo afronta el mundo el ataque informático perpetrado por fsociety? ¿Qué hará Elliot ahora que sabe quién es Mr Robot? ¿Cuál será el siguiente paso? Novedades, más capítulos (doce), alguna cara nueva, muchas preguntas y mucha paranoia es lo que trae Mr Robot en su segunda temporada, que arrancó hace sólo tres capítulos (un cuarto de los que componen la nueva tanda) con un protagonista abonado al tedio y la monotonía para mantener su cabeza despejada. O al menos eso intenta. Su régimen o programa, como él mismo lo llama, no deja de ser un bucle infinito de rutinas bien marcadas de las que intenta no salirse. Como si eso le pegase al mundo real alejándolo de sus fantasmas. Nada de ordenadores y, mucho menos, Internet. Elliot (Rami Malek) quiere ser normal y olvidarse de Mr Robot (Christian Slater). De eso va, al menos de inicio, la segunda temporada. No va a ser fácil porque el que fuera su padre en vida tiene otros planes en mente.

En solo unos minutos Sam Esmail consigue transmitir al expectante espectador toda esa angustia, claustrofobia y tensión sostenida que vive Elliot en su aislamiento voluntario. Ese es el primer zarandeo que recibe quien se coloca delante de la pantalla para ver el regreso de Mr Robot, porque la serie sigue siendo la misma. Vendrán más sacudidas, como la disertación que se marca el protagonista sobre las similitudes entre la droga y la religión en el tercer capítulo. Anclada a la actualidad del momento, cargada de mensajes más o menos directos, de bofetadas al conformismo, al capitalismo, al acomodamiento, al inmovilismo, a la religión… Así es la serie revelación de la pasada temporada. Allí, sentado de nuevo en el sofá de su terapeuta, Elliot lo deja claro. Quiere ser normal y para ello ha establecido un estricto régimen de comportamiento diario, con horarios inamovibles. ¿Por qué? “Puedes pensar que así no se vive, pero ¿por qué no? Repetir las mismas tareas cada día. Sin pararte a pensar, ¿no es lo que hace todo el mundo?” Pues eso. El mensaje está dado. Que pase el siguiente.

Mr Robot ha vuelto y lo ha hecho confirmando que se mantiene como la serie incómoda y antisistema que es. Porque resulta fácil verse reflejado en eso que tanto critica y porque en cada paso que da hay un mensaje claro a esa sociedad capitalista que tanto critica y cuestiona. Esta temporada con el aliciente de que Elliot ya sabe quién es el misterioso Mr Robot responsable de todo y es consciente de que su loable fin de “salvar al mundo” quizá no es como lo había imaginado. El golpe asestado al final de la temporada fue doble. Por un lado al sistema, a Evil Corp. Por otro, al protagonista, al descubrir, como hiciera el Narrador de El club de la lucha, que su compañero de andanzas antisistema es una suerte de doppelgänger creado por su propia mente para canalizar toda esa ira y rabia que le corroe por dentro. El club de la lucha lo dejaba ahí. La serie de Esmail da un paso más allá para adentrarse en ese complicado mundo en el que vive Elliot, quien castiga al espectador, su cómplice silencioso de la primera temporada, por no haberle avisado de lo que quizá sospechaba.

Y mientras él intenta lidiar con su condición de personalidad desdoblada aferrándose a la rutina y al autocontrol, su grupo de hackers, fsociety se encuentra descabezado, dando tumbos como pollo sin cabeza intentando encontrar una nueva meta en sus vidas. Darlene ha tomado las riendas, no le ha quedado otra, y no deja de martirizarse por ver como su plan no ha sido todo lo caótico que les hubiera gustado. Los de arriba están tocados, sí, pero no hundidos, que es lo que ansiaban. Y mientras busca un nuevo rumbo, su colegas piratas informáticos parecen haberse dado al vandalismo —léase cortarle los testículos al mismísimo toro de Wall Street—, aunque tienen un golpe de efecto en el bolsillo. Uno que hará tambalearse a los poderosos y que se hará viral, seguro. Eso ya es en el segundo capítulo. Cuando el espectador ha colocado a todos los jugadores de nuevo en el tablero.

Elliot, aislado, intentando mantener la cordura y no dar rienda suelta a Mr Robot (o eso se cree él). Darlene (Carly Chaikin), luchando por mantener vivo el espíritu del movimiento. Angela (Portia Doubleday), trabajando para el enemigo, algo que chirría, salvo que tenga un plan oculto. Gideon (Michell Gill), desquiciado tras la debacle de Allsafe. Y Wellick (Martin Wallström), desaparecido. Nadie sabe dónde está. Solo Mr Robot parece tener la respuesta. Aunque eso forma parte de esas lagunas de la memoria de Elliot que también son protagonistas de esta temporada y que van a dar mucho juego dramático esperando que las rellene al mismo tiempo que el espectador. En ellas puede estar la clave. En cuanto a los nuevos, tres incorporaciones reseñables hasta el momento. Leon (Joey Bada$$, el amigo de Elliot con el que hace todas las comidas del día y que habla continuamente de Seinfeld, la serie. La agente del FBI DiPierro (Grace Gummer), que promete dar mucho juego. Y Ray (Craig Robinson), ese gigante que dice comprender a Elliot e intenta llevárselo a su terreno.

Todo contado con ese punto de intriga y búsqueda de respuestas que hace que protagonista y espectador vayan descubriendo la información de la mano, con continuas referencias a la actualidad (Obama casi parece un personaje más), con mensajes recurrentes y aleccionadores y envuelto en una atmósfera de tensión sostenida, de falsa calma, que acabará explotando en cualquier momento. De eso va Mr Robot. De sacudir al público con su mensaje importando también el cómo lo cuenta. Por eso se alzó en la pasada edición con dos Globos de Oro, incluido Drama, y por eso atesora cuatro nominaciones a los Emmy.

Esta segunda temporada, que puede verse ya en Canal + Series en VOS cada jueves a partir de las 23.35 horas, constará de dos capítulos más que la primera, hasta llegar a los doce. Anoche se emitió el tercero en el que, por cierto, se explica de donde viene el nombre de fsociety.

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