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¿Özil o Iniesta?

En Alemania están convencidos de que Mesut tiene un último pase mejor que el manchego, pero debe corregir su irregularidad

ALFREDO VARONA

En Alemania le adoran y hasta en Turquía, a pesar de que renunciase a su origen otomano para jugar con la selección, también. De hecho, en Devrek, localidad natal de su padre, le han dedicado una calle a Mesut Özil (Gelsenkirchen, 1988), un futbolista de extremos. Sus adeptos tratan de convencerle de que puede ser tan decisivo como Iniesta. Incluso, en algún diario alemán se ha escrito, sin miedo a perder la credibilidad, que Özil tiene un último pase mejor. Pero quizá la única realidad, a día de hoy, es que Özil, aparte de ser cuatro años más joven, sólo posee algo mejor que Iniesta: la pierna zurda. El resto de su biografía está lejos. No tiene esa regularidad y, acusado de jugador genial, hay momentos en los que siempre desaparece. Lleva dos temporadas en Madrid y no es fácil de corregir.

Su padre Mustafa es su principal crítico. 'Siempre es sincero conmigo', señala Mesut Ozil (1988). 'Cuando no juego bien, es el primero que me lo dice'. Así que en los tres primeros partidos de esta temporada, Mustafa tiene mucho que reprochar a Mesut, entre otras cosas el gol a puerta vacía que falló en Getafe. Quizá sólo sea una jugada puntual, pero el resto del balance de Özil, en este inicio, se aleja del futbolista al que Mourinho llamó en el verano de 2010 para que viniese al Madrid. 'Tuvimos una conversación por teléfono en la que me dijo que me quería a toda costa en el equipo'. Su precio fue de quince millones de euros y, claramente, está por debajo de lo que Özil ya ha dado al Madrid. El problema es que cuando se habla de él se hace casi de un héroe, destinado a ser el capitán de la selección alemana. Por eso molesta que se borre con tanta facilidad. Iniesta nunca fue así, independientemente de la categoría de los partidos. Ni siquiera Messi, porque no hay que olvidar que, en su época del Werder Bremen, a Mesut le comparaban con Messi.

Özil: 'A mí me educaron para mantener los pies en el suelo en cualquier situación de la vida' Özil, sin embargo, no entra en esas comparaciones. 'A mí me educaron para mantener los pies en el suelo en cualquier situación de la vida'. Nunca se separa del niño que aprendió a jugar al fútbol, junto a su hermano Mutlu, en ‘la jaula de los monos', un feo parque de Gelsenkirchen rodeado de un alambrada. La diferencia es que hoy Mutlu juega en una Liga regional y Mesut lo hace en el Madrid. Por eso tiene una vida de lujo que, por ejemplo, le permite comprar todos los zapatos que le gustan. 'Me fascinan los zapatos', explica. 'En casa tengo una habitación sólo para ellos'. Y todo eso forma parte de una felicidad que, si no se acompaña con lo que sucede en el campo, siempre será incompleta. 'Lo que quiero, por encima de todo, es rendir bien y entregarme al máximo para que el entrenador vuelva a confiar en mí'.

Su carácter es alemán y acompaña esa idea. De hecho, Özil se declara 'un gran admirador de Angela Merkel', una mujer que quizá se parezca demasiado a Mourinho: difícilmente acepta los puntos débiles de los demás. Y Özil ha empezado la temporada sin la pasión que en los buenos tiempos acompaña a su pierna izquierda. Su fútbol no ha desnivelado nada. Y en eso tampoco se parece a Iniesta, que marcó una diferencia tremenda en el partido de ida de la Supercopa. Así que la comparación, quieran o no en Alemania, aún es prematura. Pero si se trata de recortar distancias Özil tiene una oportunidad para empezar esta noche..., si Mourinho respeta su lugar en el equipo titular.

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