Como si fueran gremlins, los colchoneros se están multiplicando según se aproximan las dos finales que el Atlético tiene por delante Liga Europa, ante el Fulham, el 12 de mayo, y Copa del Rey, frente al Sevilla, el 19. Tras muchos años de letargo, 24 sin jugar una final europea, 13 sin una española, los aficionados rojiblancos presumen de equipo. Ya no se esconden. Todos quieren acompañar al Atlético y semejante afán está provocando que las oficinas del Calderón estén desbordadas ante la petición de entradas.

'Está habiendo mucha más demanda de la que esperábamos. Los teléfonos no paran de sonar. Si tuviéramos 40.000 entradas para Hamburgo y 80.000 para Barcelona, se vendían seguro. Incluso bastantes más...', decían ayer asombrados desde las oficinas de atención al socio que el Atlético tiene en el estadio. 'Si ya fuimos 30.000 a la final de la Recopa en Lyon, pues imagínese, entre los veteranos y las nuevas generaciones...'.

La demanda supera con creces a la oferta. El Atlético sólo dispondrá de 12.381 localidades de las 49.171 que tiene el estadio Nordbank Arena de Hamburgo. A partir de hoy, el club saca a la venta las 10. 526 entradas ('Se agotaran en horas', pronostican) que ha decidido destinar a sus abonados, con prioridad para los más antiguos. Los niños han sido penalizados en el reparto.

'Lo que hay es lo que hay', se defiende Enrique Cerezo, el presidente. 'Tratamos de repartir de forma equitativa las localidades que la UEFA nos ha dado. Siempre salen aficionados del Atlético por todos los lados. Es normal, las estadísticas dicen que cuando un equipo gana, esas generaciones se hacen de esos equipos. El Atlético ahora mismo puede ser el equipo del año en España. Ganar dos títulos sólo lo podemos hacer nosotros. Y soy egoísta, quiero los dos'.