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La 'cara b' del reparto a domicilio: los accidentes de tráfico se disparan por la presión de las empresas para las entregas

La insuficiencia de las plantillas para cubrir casi 200.000 servicios diarios, factores estresores como los frecuentes cambios de ruta y la ausencia de limitaciones en las horas de conducción degradan las condiciones de trabajo en un sector ya previamente precarizado.

Un repartidor prepara paquetes de ropa en un carrito, en frente de un comercio en la localidad malagueña de Ronda. REUTERS/Jon Nazca
Un repartidor prepara paquetes de ropa en un carrito, en frente de un comercio en la localidad malagueña de Ronda. Jon Nazca / REUTERS

"La siniestralidad está vinculada a la presión a los trabajadores por los tiempos y a la falta de refuerzo de las plantillas. Las empresas quieren dar un servicio inalcanzable con las plantillas que hay y les penalizan si la entrega se hace tarde. Y eso genera estrés y ansiedad y en ocasiones les lleva a asumir riesgos", describe Sara García, secretaria de Acción Sindical y Empleo de USO (Unión Sindical Obrera), una situación cada vez más generalizada en sectores como el transporte y reparto de paquetería, la distribución y el reparto.

Ese cuadro se ha intensificado en los últimos años, especialmente con el aumento de la actividad que ha conllevado para esos sectores la creciente cuota de mercado del comercio electrónico y las entregas a domicilio, una tendencia que se aceleró con los confinamientos por la pandemia.

Según los datos de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), el año pasado se efectuaron en España 70,96 millones de transacciones de comercio electrónico que conllevaban el traslado de objetos y su entrega a domicilio.

Y eso supone una media diaria de 194.000 entregas, que son casi el doble de las 109.000 que se hacían solo cinco años antes, cuando, en 2016, la suma de las compras se quedaba en 39,79 millones de operaciones.

Los accidentes laborales de tráfico se disparan  un 20%

Ese aumento de la actividad de la logística y el reparto, perceptible a simple vista con el trasiego de furgonetas por calles y carreteras, coincide, según indican las estadísticas del Ministerio de Trabajo, con un aumento de la siniestralidad laboral de carácter vial: los 11.743 accidentes con baja por incidentes de circulación registrados de enero a agosto del año pasado se dispararon un 21,4% para llegar a 14.261 en el mismo periodo de este año.

Por ejercicios, los 15.394 de todo 2020 crecían un 28,6% en 2021 para situarse en 19.794, una cifra se verá rebasada con claridad al cierre de este ejercicio si se mantiene el ritmo actual, con el que los registros volverían a los niveles de 2019, cuando la cifra total de accidentes laborales viarios con baja superó con claridad los 21.000.

Son más de medio centenar cada día, 54 por jornada el año pasado y 58 en los primeros ocho meses de este, una cadencia que parece suficiente para disparar algunas alarmas en materia de seguridad laboral y vial.

En este sentido, el Informe Anual de Accidentes de Trabajo que elabora el INSHT (Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo) lleva varias ediciones situando a los siniestros viales como la causa de entre la sexta y la quinta parte de los accidentes laborales mortales.

Se matriculan más de mil furgonetas cada semana

Este es, provisionalmente al faltar el cómputo de cuatro meses, el tercer año de los últimos diez en el que esa tasa cae por debajo del 15%, aunque en realidad esa tendencia responde a un efecto estadístico consecuencia del aumento generalizado de la siniestralidad laboral que reduce el peso de la de origen viario.

De hecho, la suma de los accidentes de tráfico mortales en misión e in itinere, epígrafe que incluye una parte de los que sufren los transportistas cuando se dirigen a su lugar de descanso tras haber efectuado la última carga o descarga, presenta el segundo mayor registro de la década en el año móvil de septiembre de 2021 a agosto de 2022, con, respectivamente, 89 y 134 fallecidos.

Esa siniestralidad laboral de carácter vial se concentra en las furgonetas, cuya flota lleva, según los datos de la DGT (Dirección General de Tráfico), siete años creciendo a un ritmo medio de 48.000 vehículos al año. El promedio de matriculaciones se acercó a las mil semanales en 2021.

Llama la atención cómo en los últimos ocho años la cifra de conductores de furgonetas fallecidos en accidentes de circulación que contabiliza la DGT solo ha sido en una ocasión inferior a la mitad de los trabajadores muertos en siniestros viarios mientras se encontraban en misión.

UPTA reclama instalar tacógrafos en las furgonetas

En tres de esos años superó el 75% y en otros dos el 60%, lo que podría resultar indiciario de la existencia de alguna relación entre ambos registros, mientras, paralelamente, otras estadísticas como las referentes a las causas de los siniestros viarios apuntan a la eventual existencia de algunos patrones de velocidad en la circulación de estos vehículos.

En este sentido, el listado de las 3.191 infracciones de tráfico atribuidas a conductores de furgonetas que se vieron implicadas en accidentes de tráfico el año pasado se ve encabezado por una como no respetar las prioridades de paso (1.146) en la que resultan compatibles tanto la distracción, a menudo causada por el cansancio, como la prisa. Mientras, este segundo factor parece predominar en las que le siguen: no mantener la distancia de seguridad (778), circular con exceso de velocidad (295) y saltarse señales de stop (269), a las que se añaden otras como las infracciones al adelantar (45) y las invasiones del carril de sentido contrario (154).

Organizaciones como UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos) reclaman "una modificación de la normativa aplicable al tacógrafo para regular los tiempos de conducción y descanso de las personas trabajadoras del sector del taxi y del transporte de paquetería" para "proteger la seguridad y salud de los trabajadores, reducir los datos de siniestralidad y establecer los mecanismos necesarios para garantizar la seguridad vial".

"Al igual que está regulado el tiempo de trabajo de los transportistas de mercancías por carretera, tenemos que desarrollar un mecanismo para el resto del sector del transporte de menos tonelaje o de viajeros", señala el presidente de UPTA, Eduardo Abad, que denuncia como en el sector de los repartidores y en otros como la distribución de productos farmacéuticos y de artículos perecederos, se dan "jornadas de trabajo que en la mayoría de los casos superan las 12 horas", a lo que se suma la asunción de tareas de carga y descarga y la cumplimentación de trámites administrativos.

"Una fuente de distracción que genera ansiedad"

"Las notificaciones digitales con instrucciones que reciben de manera constante, a menudo con modificaciones de las instrucciones y las rutas, son también una fuente de distracción y generan ansiedad", señala García, que anota que se trata de "sectores muy complicados en los que se dan muchas situaciones de precariedad".

A los factores señalados se les añaden otros como la frecuente participación en las labores de descarga "por la presión del tiempo", la ausencia de limitaciones a las horas de conducción y el frecuente abuso de la figura del falso autónomo.

"Seguimos teniendo problemas para que las empresas incluyan a los conductores como trabajadores de plantilla y dejen de ser falsos autónomos", lamenta la sindicalista, que critica la escasez de recursos de la Inspección de Trabajo para poner coto a esas irregularidades.

"Es terrible lo que está sucediendo en salud laboral y prevención de riesgos, pero no se ve una reacción de la Administración. Y estamos hablando de la vida de las personas", anota Sara García.

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