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Entrevista a Thomas Porcher Thomas Porcher: "No hay que contraponer el sector público con el privado, sino comprender que ambos son indispensables"

Entrevistamos al economista francés Thomas Porcher, autor del libro 'Les délaissés' (Los olvidados) en que analiza cómo las clases medias y trabajadoras pueden superar sus diferencias e impulsar un modelo social más justo y ecológico.

Thomas Porcher
Thomas Porcher

Una caída de la economía mundial del 3%. El microscópico coronavirus hará retroceder este año un 8% el PIB en España. En el conjunto de la zona euro, la bajada será del 7%, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI). La pandemia provocará seguramente la mayor recesión desde 1929. Cuando aún resultan palpables las consecuencias del crack de 2008, se asoma otra crisis económica y el riesgo de que los de abajo paguen la peor parte de la factura.

¿Qué sectores afrontarán el mayor impacto? ¿Cuáles serán las clases sociales más perjudicadas? ¿Esta crisis representa una ventana de oportunidad para acabar con la hegemonía neoliberal? "Los más modestos asumirán el coste más alto. La mayoría de los millones de personas despedidas serán obreros y profesionales precarios", advierte a Público Thomas Porcher (Drancy, 1977), profesor en la Paris School of Business y miembro del colectivo keynesiano Les Économistes Atterrés.

Tras haber logrado hace dos años un gran éxito comercial con el libro Traité d’économie hérétique (Tratado de economía herética), este economista francés, asiduo de los platós de televisión y radio, publicó a finales de febrero Les délaissés (Los abandonados). Pocas semanas después más de dos mil millones de personas se encontrarían confinadas en los cinco continentes. La crisis sanitaria desembocará en una recesión mundial en que la tesis del último libro de Porcher aún resulta más pertinente: ¿cómo los perdedores de la globalización neoliberal pueden superar sus diferencias internas y cambiar el sistema para que defienda sus intereses? Al contrario de lo sucedido en la última década tras la Gran Recesión, ¿las mayorías sociales dejarán de ser los más perjudicadas por esta nueva crisis?

La crisis sanitaria evidencia el fracaso del neoliberalismo

Las crisis sanitaria y económica por la covid-19 han demostrado que "los partidarios de la ortodoxia liberal se equivocaron en todos los aspectos", asegura Porcher en una extensa entrevista telefónica. Durante décadas, "promovieron importantes recortes del gasto público para reducir el déficit y esto debilitó el estado del bienestar. Lo que contribuyó a la poca preparación de numerosos países europeos ante la pandemia", recuerda este economista comprometido con la izquierda y que se opone al neoliberalismo.

Esta austeridad deterioró la sanidad pública en España o Italia, pero también en Francia: "En los últimos quince años, se suprimieron 70.000 camas en los hospitales públicos franceses. En 2018, en pleno mandato de Emmanuel Macron, se redujo el gasto destinado a los hospitales en 1.000 millones". Después de más de una década de recortes, "nos encontramos que tenemos peores hospitales públicos, pero tampoco habrá un superávit presupuestario. El déficit aumentará ahora de forma considerable con la intervención de los gobiernos para rescatar la economía", sostiene.

"Estamos obligados a apoyar la actividad aumentando los déficits públicos. Si es necesario, este debería superar el 10%", defiende Porcher sobre la necesidad de adoptar políticas contracíclicas. Para frenar la recesión, los ejecutivos europeos pusieron en cuarentena el dogma de la austeridad. Alemania ha previsto movilizar al menos unos 140 mil millones de euros. El Parlamento francés debatía este viernes una nueva versión de los presupuestos que incluye un plan especial de 110 mil millones. En el caso de España, la respuesta por ahora ha sido más tímida y las medidas anunciadas suman en torno a 40 mil millones, según el informe de esta semana del FMI .

Como ya sucedió en 2008, los neoliberales dejaron en el armario su toga de abogados de la no intervención y apuestan por un rescate estatal de la economía. El mismo Macron elogia ahora el Estado providencia y parafrasea los jours heureux (días felices) del Consejo de la Resistencia. ¿Estamos ante el retorno de una nueva hegemonía socialdemócrata?

"Desconfío mucho de este tipo de discursos", afirma Porcher, "aún me acuerdo de un bello discurso que hizo Nicolas Sarkozy a finales de septiembre de 2008 tras la crisis financiera en que decía que se había terminado la ley del libre mercado y que hacía falta cambiar el funcionamiento de la economía. Pero esto no evitó que casi diez años después la mayoría de los medios presentaran a Macron como un candidato moderno y reformista cuando este repetía la misma retórica neoliberal de siempre, al asegurar que no le gustaba el modelo social francés, que hacía falta flexibilizar el mercado laboral y que los jóvenes tenían que desear ser millonarios".

De la lucha de clases a “la guerra entre pobres”

Con la Gran Recesión, "una de las peores crisis del capital financiero no impidió que se reforzara la lógica neoliberal". "Temo que durante esta crisis se apoye la actividad para que la economía vuelva a crecer, pero que dentro de unos años nos encontremos con la misma lógica que en 2010 y que se diga que los déficits y las deudas son demasiado elevadas y que se deben de aplicar nuevos recortes", explica.

En concreto, se muestra muy escéptico con el rol de la Unión Europea: "Ahora han suspendido los tratados europeos que regían la austeridad. Pero nada les impide que vuelvan a aplicarlos con más fuerza dentro de unos años. Y entonces se exija a los gobiernos nacionales que recortan miles de puestos de funcionarios o se reduzca el gasto destinado a la sanidad". Partidario antaño de las tesis reformistas para impulsar "otra Europa" más social y democrática, duda ahora que "la respuesta sea europea". Y considera que "no se deberán seguir con ingenuidad las recomendaciones que vengan de Bruselas".

De hecho, Porcher lamenta que la gente tiende a olvidar demasiado deprisa. "Las crisis siempre golpean a los más modestos. Pero esta vez hace falta que no caigan en la trampa de creer que su situación se debe a la inmigración", defiende. Según recuerda este economista, nacido en el departamento de Seine-Saint-Denis, al norte de la región parisina —una de las zonas más pobres del país, con un elevado porcentaje de población de origen extranjero—, "cuando surge el debate de si hay un número excesivo de inmigrantes, siempre recuerdo que en Francia aumentó en 1,5 millones el número de parados entre 2008 y 2017. ¿Qué provocó esto? La crisis económica de 2008 y la mala gestión que se hizo de ella en Europa".

Según describe en Les délaissés, antes la lucha de clases era vertical, se focalizaba entre el patrón capitalista y los trabajadores. En cambio, ahora sigue una lógica horizontal, ya que se produce sobre todo "una guerra entre pobres". "La extrema derecha confronta a los inmigrantes con los trabajadores nacionales, mientras que los partidos liberales oponen a los parados con los que trabajan o los funcionarios con los empleados del sector privado", asegura. Una división de las clases populares que tiene como objetivo "mostrar que las oposiciones se encuentran en otro espacio que no sea el modelo económico".

Reconciliar industria y ecología

Sin embargo, en su último libro explica que tanto los campesinos, habitantes de las "banlieues", chalecos amarillos y buena parte de las clases medias comparten el hecho de verse perjudicadas por el actual modelo económico, formado, según él, por la tríada globalización, financiarización y austeridad. "Existe una minoría de la población que acapara actualmente una parte demasiado grande de las riquezas producidas", lamenta Porcher, quien considera que "se habla demasiado poco de economía, porque se parte de la premisa de que solo hay una forma de entenderla, cuando en realidad hay distintas visiones económicas".

De la misma forma que el 10% de los más ricos, "son capaces de encontrar a aquellos dirigentes que defenderán sus intereses. Las mayorías sociales deben superar sus divisiones internas y organizarse para que salgan elegidos aquellos que impulsen otro modelo económico que las beneficie", defiende Porcher. "La disputa es sobre todo política y esto los poderosos lo han comprendido perfectamente", añade este economista que en el pasado colaboró con los verdes, el candidato socialista Benoît Hamon en las presidenciales de 2017 y a finales de 2018 contribuyó en la creación de Place Publique, un nuevo movimiento de izquierdas que abandonó después de que decidiera presentarse en coalición con los socialistas franceses en las europeas.

En lugar del modelo actual, reivindica un nuevo sistema focalizado en garantizar a cada país el aprovisionamiento de bienes esenciales, la lucha contra el cambio climático y permitir a las clases más modestas que tengan un trabajo, irse de vacaciones y una pensión de jubilación digna. Para ello, propone que se potencie los servicios públicos: "Unos buenos servicios públicos que permitan a la gente que esté bien educada, disponga de una atención sanitaria de calidad e infraestructuras avanzadas también benefician al sector privado. No hay que contraponer público y privado, sino comprender que ambos son indispensables".

"En las últimas décadas, la mayoría de gobiernos europeos apostaron por la misma estrategia: flexibilizar el mercado laboral y revender buena parte de las empresas públicas al sector privado", explica Porcher, quien lamenta que la mayoría de Estados occidentales no dispongan de una visión a largo plazo, como sucedía con la Francia gaullista o incluso en Estados Unidos entre 1950 y 1970. Una capacidad de planificar la economía que permitiría "reconciliar industria y ecología" y que los países europeos "fueran punteros en numerosos sectores de futuro y destinados a una causa noble, como la lucha contra el cambio climático".

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