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Hacienda ingresa por tabaco el doble que hace 25 años con la mitad del consumo

Las ventas en estancos y bares caen de 4.000 a 2.000 millones de cajetillas anuales mientras el precio de los cigarrillos se triplica y la recaudación tributaria pasa de 3.700 a 7.000 millones de euros por ejercicio.

La recaudación tributaria por la venta de tabaco se acerca al coste que según varios estudios genera su consumo al sistema sanitario
La recaudación tributaria por la venta de tabaco se acerca al coste que según varios estudios genera su consumo al sistema sanitario. Pixabay (CCO).

Uno de cada tres ciudadanos (el 32%) fuma tabaco de manera regular, y un volumen ligeramente superior (35,5%) lo hace de manera esporádica. Eso supone un buen negocio para la Hacienda estatal y una pesada carga para el sistema sanitario. Este último soporta un gasto de cerca de 8.000 millones de euros anuales (básicamente asumido por las comunidades autónomas), mientras que la primera ingresa más de 7.000 en las arcas estatales.

El tabaco se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos de la Agencia Tributaria, solo superada, además de por los tres grandes impuestos (IRPF, IVA y sociedades), por los que gravan los hidrocarburos (12.000 millones) y con una aportación que quintuplica a la del alcohol (1.300), según indican los informes de recaudación del año pasado.

Esa pujanza del impuesto especial sobre las labores de tabaco, que no acaba de enmascarar los rasgos de hipocresía que conlleva el boyante tratamiento tributario de uno de los principales factores de deterioro de la salud pública, ha sido enorme en los últimos 25 años. En este tiempo, se ha duplicado la recaudación del impuesto mientras el consumo caía a la mitad, tal y como indican los datos de la propia Agencia Tributaria, actualizados esta misma semana.

Entre 25 años, el consumo cayó de 4.428 millones de cajetillas a 2.081, mientras la recaudación crecía de 3.680 a 6.682

Entre 1998 y 2022, el consumo de tabaco cayó de 4.428 millones de cajetillas a 2.081, tres puntos por debajo de la mitad, mientras la recaudación neta por el impuesto especial crecía de 3.680 a 6.682, con un pico de 7.423 en 2010.

Ese récord de recaudación se produjo, paradójicamente, en pleno declive del consumo y por tres factores fundamentales: la crisis posterior al estallido de la burbuja inmobiliaria, unas subidas de precios del 40% en dos años y, también, las campañas de información sobre los nocivos efectos del tabaco.

La recaudación de este año puede acabar cerca de esa cifra histórica, ya que los 5.598 millones de los diez primeros meses arrojan, sin incluir los 441 de Navarra y Euskadi, una proyección de 6.717 para el cierre del ejercicio, aunque el ritmo de los ingresos está creciendo de manera notable como consecuencia del encarecimiento del género.

"Los niveles de la recaudación alcanzados estaban entre los mayores de los últimos años", y "en octubre se volvieron a superar. Las subidas adicionales de precios en las principales marcas de cigarrillos en septiembre explican la mejora", señala el Informe de Recaudación Tributaria de octubre.

Además, este recoge un "fuerte aumento de los ingresos en el Impuesto sobre Labores del Tabaco, que crecieron un 13,5%" ese mes, cuando hasta entonces se reflejaba una caída de 0,4 puntos.

"El Impuesto devengado sobre Labores del Tabaco creció un 5,1% el tercer trimestre (-0,1% en el año), mejorando de forma notable los registros de los trimestres precedentes gracias a la recuperación del consumo de cajetillas y a un nuevo incremento de los precios", añade el informe.

El tabaco se encarece cuatro veces más que el coste de vida

La descripción de lo ocurrido con el consumo de tabaco, sus precios y su reflejo en la recaudación no deja de ser un reflejo del tratamiento que han tenido históricamente tanto sus tasaciones, que se publican en el BOE por tratarse de un género estanco, como de su tratamiento fiscal.

El precio medio de cajetilla se ha triplicado, mientras que la presión fiscal se ha elevado en siete puntos y medio

En este sentido, en esos 25 años el precio medio de la cajetilla se ha triplicado, al pasar la media de 1,55 euros en enero de 1998 a los 4,90 de septiembre de 2023, mientras que el gravamen se multiplicó por 3,5, de 90 céntimos por paquete a 3,22, con lo que la presión fiscal se elevaba en siete puntos y medio, del 58% del precio de venta al público al 65,7%.

En ese cuarto de siglo, y teniendo en cuenta tanto los dos años y medio de crisis inflacionista actuales como el episodio de 2008 y los de 2011-2012, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación acumulada ha sido del 80,1%, lo que indica que las subidas del tabaco y de su gravamen prácticamente han cuadruplicado las del coste de la vida.

Ese tratamiento fiscal es lo que ha permitido que se den al mismo tiempo la caída del consumo y la mejora de la recaudación y que, paralelamente, el valor del tabaco vendido en España aumentara de 5.967 millones de euros en 1998 a 7.984 (+33,8%) en el último año móvil (octubre de 2022-septiembre de 2023) cuando el volumen de las compras se reducía en 53 puntos en ese mismo periodo.

Cambios en los hábitos de consumo

Esas políticas de precios y la adopción de medidas para reducir el consumo han tenido un doble efecto, en el que se combinan una merma de la demanda con una variación de esta.

La última edición del Informe Edades del Plan Nacional Sobre Drogas indica que tras el cambio de legislación de 2006, que incluyó entre otras medidas la prohibición de fumar en locales de acceso público y en centros de trabajo, "se ha venido produciendo una contracción de las ventas globales de cigarrillos, así como de la tasa de cigarrillos vendidos por habitante". "Pero, por otro lado, también vinieron incrementándose las ventas de las otras labores de tabaco" como cigarros, picadura de liar y picadura de pipa, todos ellos más baratos.

Eso, añade, "indicaría la existencia de un cierto desplazamiento de los hábitos de consumo de una parte de los fumadores de cigarrillos hacia el consumo de las otras labores del tabaco", aunque todo apunta a que esos cambios "han cesado".

Las estimaciones que realiza el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) a partir de los datos del Ministerio de Hacienda y el Comisionado para el Mercado de Tabacos indican que entre 2005 y 2021 los cigarrillos perdieron prácticamente diez puntos de cuota de mercado, al pasar del 94,1% al 84,3%, mientras la picadura de liar ganaba casi ocho (1,7% a 9,6%), la de pipa cerca de dos (0,1% a 2,2%) y los cigarros, los puros y similares, se dejaban dos décimas (4,2% a 4%).

Aumenta la factura sanitaria pese a la merma del consumo

Esa política de precios y esa presión fiscal sobre el tabaco, que llega a absorber el 80% del precio en algunos casos y, según la multinacional tabaquera hispanofrancesa Altadis, sigue sin llegar a cubrir los elevados gastos que el tabaquismo provoca en el sistema sanitario y en otros ámbitos de la sociedad.

Eso sucede debido a que al impuesto especial se le suma el IVA como ocurre con la energía, y de las presiones de las que quedan eximidos los cigarrillos electrónicos.

Las cinco principales enfermedades derivadas del tabaquismo suponen 7.695 millones de euros

El último informe del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo sobre esos impactos cifra en 7.695 millones de euros anuales el coste que generan las cinco principales enfermedades derivadas del consumo de tabaco (epoc, asma, patologías coronarias y cerebrovasculares y cáncer de pulmón), a lo que se añade otra factura de 8.781 para las empresas, 292,5 por bajas, 6.720 por pausas y 1.768,5 por necesidades adicionales de limpieza y de conservación.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en ocho millones el número de personas que cada año mueren en el mundo como consecuencia del consumo de tabaco, si bien uno de cada seis (1,3 millones) serían "no fumadores que están expuestos al humo ajeno" o fumadores pasivos.

"El tabaco mata hasta a la mitad de las personas que lo consumen y no lo dejan", sostiene esta institución, que considera que "los impuestos al tabaco son el medio más costoeficaz de reducir el consumo de tabaco, sobre todo entre los jóvenes y los grupos de bajos ingresos".

Según sus estimaciones, una subida del precio del 10% "reduce el consumo de tabaco en aproximadamente un 4% en los países de ingresos altos, y en cerca de un 5% en los de ingresos medianos y bajos". Sin embargo, "aun así, los impuestos elevados al tabaco rara vez se aplican. Solo 41 países, que representan el 12% de la población mundial, han introducido impuestos a los productos de tabaco que equivalen a por lo menos el 75% del precio de venta al por menor".

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