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LABORAL CORONAVIRUS

Personal sanitario: precariedad en primera línea de lucha

Auxiliares, celadores, trabajadores de residencias de ancianos, estudiantes de enfermería... Son también parte de los profesionales que atienden a enfermos de covid-19 en condiciones laborales muy justas. "Yo no vivo, sobrevivo", cuenta una de ellas.

El sistema sanitario, contra las cuerdas
Entre los trabajadores precarios se encuentran empleados del sector sanitario que, sin ser médicos o enfermeras, también sostienen el sistema sanitario y ayudan a reducir el número de muertes y de contagios en nuestro país.

El pasado lunes 30 de marzo, el periodista Iñaki Gabilondo habló de la paradoja de los trabajadores precarios: "Los de los trabajos más precarios, los primeros que pierden su empleo, ahora forman parte de la selección de lo esencial", explicó. Se refería a cajeras, reponedores, repartidores, personal de limpieza… esos trabajadores que cobran el salario mínimo o poco más y que ahora salen cada día de sus casas para que el mundo pueda seguir girando.

Entre "los últimos de la fila" también se encuentran trabajadores y trabajadoras del sector sanitario que, sin ser médicos o enfermeras, también sostienen el sistema sanitario y ayudan a reducir el número de muertes y de contagios en nuestro país.

Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería

Amanda es técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y trabaja en un hospital público de la Comunidad de Madrid. Lleva desde hace 15 años trabajando en el mismo hospital y explica que la situación es insostenible.

"A nosotros nos dieron una bata que utilizamos cada día. Cuando acabamos la jornada la rociamos con agua y lejía y la dejamos colgada para que la utilice la persona que releva nuestro turno", cuenta.

"En nuestro hospital hay plantas que no tienen camas articuladas. Hicimos lo que pudimos, utilizando materiales viejos y cosas que sobraban de otras plantas", explica.

"Cuando yo llego a mi casa, me meto en la ducha y me lavo con un estropajo de cocina. Aunque me escueza todo el cuerpo, yo froto para intentar eliminar el virus y así poder trabajar otro día más", añade.

"La gente se muere, se muere sola y tú solo quieres cogerles de la mano y acompañarles en sus últimos momentos, pero no puedes hacerlo porque tienes otros 30 pacientes a los que tienes que atender", cuenta entre lágrimas.

"Esos pacientes, esas personas también son parte de nuestra vida. Son las únicas con las que hablamos. Son las únicas que vemos cada día y es durísimo ver que vas a llevarles la comida o a lavarles y que están tan mal, que seguramente no les vuelvas a ver más".

"Yo cobro 1.080 euros al mes (sumando trienios) y gasto 150 euros en gasolina porque no puedo permitirme vivir en Madrid ciudad. Yo no vivo, sobrevivo. Y ahora he pedido el turno de noche porque son turnos más largos y trabajas menos días. Así son menos viajes en coche, lo que supone una compra más al mes", finaliza.

Celadores

Antonio trabaja en el Hospital de León. Es celador y lleva doce años trabajando en el mismo lugar. Ahora, con la emergencia del coronavirus, es uno de los muchos rostros que pueden encontrarse los enfermos de coronavirus en la región.

Con cuatro trienios, el plus por horarios rotativos, y el dinero extra que se ha sacado por trabajar noches y festivos, su nómina del mes marzo ha sido de 1.200 euros.

"Yo ya llevo varios años en el hospital y puedo llegar a ganar unos 1.200 euros al mes sumando pluses, pero los celadores y las celadoras que llevan uno o dos años están ganando unos 1.000 euros netos al mes", explica el trabajador a Público.

"A mí me sale a cuenta trabajar noches, festivos y tener un turno rotatorio porque a final de mes tu salario es de unos 150/200 euros al mes. Te puedes imaginar en cuánto se me quedaría el salario si no trabajo fines de semana y festivos", añade.

Según cuenta Antonio, en el Hospital de León todavía no hay una gran saturación, pero los equipos de protección son algo escasos.

"Hace unos días llegaron mascarillas FFP2, pero tenemos que utilizarlas durante varios días, cuando lo normal es usarlas durante una jornada laboral y después deshacerse de ellas", cuenta.

"En nuestro hospital también se están utilizando bolsas de basura como equipo de protección individual. Encima de las bolsas de basura nos ponemos unas batas finas de color verde a modo de sujeción", añade.

Trabajadoras de residencias de ancianos

Aina trabaja en una residencia del sur de Madrid y actualmente hace turnos de siete días y dos de descanso. Explica que en las residencias los trabajadores están desbordados y que el miedo entre el personal es elevado debido a la falta de material.

"Lo que sale en las noticias de la falta de material es totalmente real. Aquí hay mucho miedo porque faltan equipos. Nosotras trabajamos como podemos e intentamos ayudar a todos los ancianos, pero de verdad que está siendo muy difícil", explica.

"A mí, a final de mes, me llega una nómina de 900 euros. Un dinero con el que es muy difícil vivir. Tengo compañeras en otras residencias y el personal se está marchando porque, entre el poco material que llega y el salario, no compensa trabajar aquí", finaliza.

Desde hace unos días, las páginas de búsqueda de empleo están llenas de ofertas para trabajar en residencias tanto de auxiliar, como en limpieza y los sueldos que ofrecen son similares a lo que cobra Aina.

Estudiantes de enfermería

El pasado 15 de marzo, el Ministerio de Sanidad lanzó una orden en la que se especificaba que se podrían empezar a contratar estudiantes de último año tanto de Medicina como de Enfermería ante la falta de recursos humanos que está generando la emergencia de la covid-19. El requisito era que estos estudiantes debían llevar a cabo una labor de apoyo ya que no se encuentran colegiados ni tienen la experiencia necesaria para realizar labores más complejas.

El día 19 de marzo, el ministro anunció la contratación 50.000 personas entre residentes MIR, médicos y enfermeras sin plaza, retirados o estudiantes de último año de ambas carreras.

La realidad es que, aunque en algunos hospitales los estudiantes están realizando labores de apoyo, en otros están trabajando como si fuesen personal con experiencia.

"Algunos estudiantes han tenido que dejarlo porque se han visto saturados. Es cierto que en algunos hospitales les están tratando muy bien, pero en otros están llevando a cabo labores que no deberían hacer", explican desde la Asociación Madrileña de Enfermería.

Esta misma asociación ha denunciado a través de un comunicado de prensa que con esta medida puede ser un "cheque en blanco para lanzar de forma descontrolada a profesionales sanitarios sin experiencia a servicios y unidades de cuidados críticos de COVID-19".

"Estos estudiantes están ganando unos 900 euros brutos al mes por una jornada de 37 horas y media", añaden.

Recortes en la sanidad pública y ERTEs en la sanidad privada

El pasado 29 de marzo se conoció que la Junta de Andalucía, en plena crisis sanitaria por la covid-19, había decidido recortar el salario del personal de enfermería de Urgencias del Distrito Sanitario de Sevilla suprimiendo el concepto retributivo que percibían por trabajar las noches y los días festivos.

El día 26 de marzo, el diario Cinco Días adelantaba que la sanidad privada prevé un ERTE para 28.000 empleados. De hecho, el sector ya ha comenzado a reducir temporalmente a profesionales que actualmente no trabajan en primera línea frente a la covid-19.

Para la patronal Alianza de la Sanidad Privada Española las pérdidas de seguros privados y los traslados a hospitales derivados de la sanidad pública conllevan el riesgo de quiebra para 325 centros. Ya hay hospitales que alegan que esta crisis ha hecho que haya pérdidas de actividad superiores a un 60%.

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