Este artículo se publicó hace 4 años.
La UE permite flexibilidad total en el gasto público para atajar la crisis del coronavirus
Los países europeos podrán saltarse sus compromisos de austeridad con el resto de miembros para “tomar las medidas que sean necesarias” en la lucha contra la crisis del coronavirus. Es la primera vez que se permite tal flexibilidad en las reglas.
Ivo Alho Cabral
Bruselas-Actualizado a
Los ministros de Finanzas de los 27 países de la UE han certificado lo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ya ponía sobre la mesa el pasado viernes: los Gobiernos podrán saltarse los límites al déficit del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) para luchar contra el golpe económico asociado con la expansión del coronavirus.
Es la consecuencia inmediata de la activación de la cláusula general de escape aprobada por los ministros esta tarde en una reunión que ha durado alrededor de dos horas y media, y que se ha vuelto a celebrar por videoconferencia, como está siendo costumbre en las últimas semanas en Europa. La decisión de hoy es histórica, ya que es la primera vez que se permite tal flexibilidad. Ni siquiera durante la Gran Recesión de principios de milenio se consiguió que Bruselas metiera en un cajón su libro de reglas para la contención del gasto.
“La contracción severa que esperamos para este año requiere de una respuesta determinada, ambiciosa y coordinada”, se lee en un comunicado emitido por los ministros europeos al término de la reunión. “Necesitamos actuar de manera decisiva para asegurarnos de que el golpe sea lo más corto y limitado posible, y que no ocasione un daño permanente a nuestras economías”.
Por definición, el levantamiento de la flexibilidad del PEC es temporal, aunque los ministros no han especificado una fecha límite concreta como límite a la manga ancha. Eso sí, las medidas de estímulo que van más allá de las normas habituales tendrán que realizarse de manera “coordinada” y tendrán que ir dirigidas a sectores concretos y tener un carácter temporal, según prosigue ese mismo comunicado.
No es la primera acción de Europa para aparcar las políticas de contención del gasto en tiempos de coronavirus. La decisión de hoy va un paso más allá del margen de gasto del 1% del PIB para medidas de relanzamiento de la economía y de hasta el 10% del PIB para avales que faciliten créditos a empresas en apuros que los Veintisiete acordaron la semana pasada. Con esa manga ancha, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya anunció un “escudo económico y social” de 200.000 millones de euros, 117.000 de ellos públicos, para “no dejar a nadie atrás". Con el margen aprobado ilimitado aprobado hoy, Sánchez tendrá espacio para ir incluso más allá.
El golpe que el coronavirus está asestando a la economía está siendo tal que la propia Comisión Europea prevé una contracción del 1% del PIB de media. “Si asumimos que la crisis sanitaria pudiera llegar a junio o más allá, la caída en la actividad económica en 2020 podría ser comparable a la contracción de 2009, el peor año de la crisis económica financiera”, escribían los técnicos de Bruselas en su comunicación del pasado viernes en la que pedían la activación de la cláusula general de escape ratificada hoy.
Un dulce envenenado
¿Qué ha llevado a los austeros del norte a pasar por el aro de una flexibilización sin precedentes como la anunciada hoy? Los Gobiernos del norte se esperan un ‘mal mayor’ mañana, cuando se reunirán los ministros de Economía de los países del euro.
En esa videoconferencia está sobre la mesa la activación del MEDE, el fondo de rescate europeo creado durante la criss de la deuda, con capacidad para prestar hasta 410.000 millones de euros a las capitales desde una bolsa europea común. Algo que el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ya pidió la semana pasada. De momento no ha encontrado suficientes apoyos pero el endurecimiento de la crisis hace que sea una posibilidad cada vez más plausible.
Otra idea que revolotea sobre el Eurogrupo de mañana, aunque es menos posible, es la de la emisión de coronabonos, que podría ir incluso más allá. Se trataría de la emisión bonos públicos comunes europeos, con el objetivo de que los Estados más expuestos al riesgo se puedan financiar de manera más barata. Una idea que lleva rondando desde los peores tiempos de la crisis, pero a la que siempre se ha opuesto radicalmente la canciller alemana, Angela Merkel.
Que el norte haya aceptado la flexibilidad absoluta del PEC hoy puede ser un dulce envenenado si sirve para que mañana los ministros de esos países no permitan ni actuación del MEDE ni, por supuesto, la emisión coronabonos. Ya lo ha dejado caer esta tarde el ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra en su Twitter. La activación de la cláusula general de escape “debería permitir suficiente espacio a los Estados para hacer lo que sea necesario para combatir el COVID-19 y los efectos en la economía”. Traducción: esto es suficiente, y no aceptaremos más medidas radicales mañana.
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