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Desinformación Pequeña guía para que no te la cuelen en las campañas electorales que vienen

La dependencia de los ciudadanos con las redes sociales hace que éstas se coloquen en un lugar prominente a la hora de elaborar y distribuir mensajes para convencer. Los partidos lo saben. Seamos conscientes, evitemos engaños y bulos.

Ilustración: markrademaker | PIXABAY (CC0)

Prepárese para ser objeto de un temporal de propaganda, mensajes electoralistas, datos cuestionables, desinformación, mensajes interesados e intentos de manipulación. Entramos en periodo preelectoral de dos jornadas —28 de abril las generales y 26 de mayo europeas, autonómicas (menos Andalucía, Catalunya, País Vasco y Galicia) y municipales— que van a ser claves para el próximo e incierto mapa político.

Por ello, quizá sea una buena idea armarse de paciencia y de herramientas para no dejarse engañar por seductores mensajes electoralistas.

Hace unos días, en su despedida a consecuencia del cierre de los informativos de Cuatro, el periodista Javier Ruiz apelaba al sentido crítico de los espectadores. "Vienen tiempos cruciales en este país, todas las elecciones lo son", decía Ruiz a cámara, en un emotivo mensaje de adiós. "Sigan buscando información".

Los políticos quieren nuestra atención porque quieren nuestro voto. Y los partidos despliegan todas sus estrategias para que sus mensajes lleguen, calen y convenzan. Hoy por hoy, la desinformación, los bulos y la facilidad con la que se distribuyen es motivo de investigación académica —disparada tras el escándalo de Cambridge Analytica y Facebook— y las primeras conclusiones son inquietantes.

Asimismo, la dependencia de los ciudadanos con las redes sociales hacen que éstas se coloquen en un lugar prominente a la hora de elaborar y distribuir mensajes para convencer. Lo saben casi todo sobre nosotros. Por eso, esta pequeña guía puede servir para intentar esquivar el ruido y la desinformación, de modo que podamos ejercer nuestro derecho al voto de forma libre e informada.

Información y propaganda

¿Cómo distinguir lo relevante? Para Eva Moya, analista de inteligencia experta en redes sociales, la clave se encuentra en la apariencia última de los mensajes. "Muy básicamente, la información suele ser descriptiva y, además, no busca entretener; mientras, la propaganda persigue generar una acción y suele ser tremendamente emocional, busca entretener y por eso entra", comenta en una conversación telefónica con Público. "La propaganda intenta que actúes sin que te dé tiempo a pensar a fondo, para que la reenvíes rápidamente", estima.

Para esta experta, la propaganda suele estar diseñada además para provocar una respuesta emocional fuerte, como el odio o el miedo. Asimismo, señala que "la información, al ser descriptiva, te da los elementos para que uno saque sus propias conclusiones, mientras que la propaganda de da la conclusión ya hecha".

"Todo lo que nos va a llegar a nuestro móvil va a ser, como poco, información sesgada"

Ahora que las herramientas digitales permiten modificar imágenes y vídeos, generar contenidos verosímiles y modificar el reflejo digital de la realidad, lo ideal sería que los ciudadanos desconfiasen de entrada de todo lo que reciban a través de redes sociales y mensajes al móvil. "Por un lado, habría que acudir a las fuentes originales, que en este caso serían los programas electorales de los partidos, porque ahí están las propuestas reales, no lo que nos quieren vender", sugiere Yolanda Quintana, portavoz de la Plataforma para la Defensa de la Libertad de Información (PDLI).

Desde la PDLI recuerdan que toda la garantía jurídica que existe en España del derecho y la libertad de información (del artículo 20 de la Constitución) va vinculada a la participación política de los ciudadanos, de modo que la libertad de información puede condicionar nuestra libertad política. Informarse bien de cara a las elecciones siempre es crucial, por tanto: "Hay que ser respetuosos no sólo con la letra sino con el espíritu de las normas y la Constitución, y este tipo de prácticas a veces se salta todo esto por completo".

La propaganda electoral brindará al ciudadano verdades incompletas, verdades a medias o incluso falsedades, alerta Quintana. "Hay que ser conscientes de que todo lo que nos va a llegar a nuestro móvil va a ser, como poco, información sesgada, bien de origen o bien por nuestros filtros sociales", destaca, por lo que en periodo electoral recomienda hacer uso de herramientas de verificación de información, como los medios especializados en cazar bulos (Maldita, Newtral...) o aquéllos que aporten transparencia en sus procesos (como la Fundación CivioPúblico con la herramienta TJTool).

Mensajes 'a medida'

No es algo nuevo, aunque sí polémico desde que saltase el escándalo de Cambridge Analytica, que usó datos de millones de usuarios de Facebook para afinar mensajes políticos a favor de Trump en las presidenciales de EEUU de 2016. Nadie dio su consentimiento para el uso de sus datos con esa finalidad. En España, la reforma de la Ley Orgánica de Protección de Datos introdujo un capítulo de derechos digitales entre los que aparecía, vía reforma electoral, una habilitación para que los partidos políticos pudiesen recabar opiniones políticas de los ciudadanos a partir de datos obtenidos de internet, de modo que pudiesen ofrecer propaganda electoral más 'efectiva'.

"Para mí, el principal riesgo es que parece que nos están encerrando en una burbuja informativa hecha a medida, en la que sólo elegimos aquello que queremos y nos gusta", afirma Eva Moya. "Al descartar todo lo demás, lo que pierde es el pensamiento crítico que nos permite elegir a quién votar en función de lo que de verdad esperamos para nuestro país", agrega, "ya que sólo veremos en nuestras pantallas aquellos mensajes que refuerzan nuestros prejuicios".

"El principal riesgo es que parece que nos están encerrando en una burbuja informativa"

Yolanda Quintana considera que "por culpa de esa información a medida, la ciudadanía nunca va a tener un panorama completo de las ofertas electorales de los diferentes partidos, sino las propuestas parciales que encajen en determinado electorado en función de sus preferencias y su actividad digital, de toda ella". "Los partidos van a poder saber qué tipo de mensajes te van a movilizar o desmovilizar según lo que opines en redes sociales, las compras que hagas, los medios que lees...", afirma Quintana, que alerta: "Sólo vas a recibir ese tipo de mensajes que, en el mejor de los casos serán, además, verdades a medias".

Si bien desde la Agencia Española de Protección de Datos han insistido una y otra vez en que no se va a permitir a los partidos realizar perfilados políticos de los ciudadanos (algo que, en realidad, sería inconstitucional de entrada), todo ciudadano puede solicitar partido a partido expresamente que no cree bases de datos con opiniones políticas. Y siempre queda lo más sencillo: huir de los mensajes demasiado contundentes, simplistas o emotivos.

Ojo a WhastApp

Si existe un riesgo de que los partidos nos hagan mensajes personalizados en función de nuestros gustos, preferencias y opiniones, otra vía incluso más peligrosa la forman los servicios de mensajería en el móvil, especialmente WhatsApp. La desinformación, los bulos y los mensajes broncos no contrastados o directamente falsos campan a sus anchas por ahí. Además, lo hacen de forma invisible para terceros de modo que no nos enteramos hasta que nuestros contactos nos lo reenvían, y es prácticamente imposible rastrear su origen.

"Básicamente, el problema con WhatsApp es que, a diferencia de las redes sociales en abierto en donde siempre puede venir otros usuario a decir que algo es mentira, al tratarse de conversaciones privadas, de tú a tú, no tienes a nadie que te pueda avisar de que algo no es cierto", comenta a Público Clara Jiménez, cofundadora de Maldita, uno de los sitios de referencia en España en la lucha contra la desinformación.

"Al tratarse de conversaciones privadas, de tú a tú, no tienes a nadie que te pueda avisar de que algo no es cierto"

Eva Moya recuerda además que el uso de WhatsApp en España es muy importante porque es muy intensivo. "WhatsApp tiene ahora la fuerza de 'vinculación' entre sus usuarios ('engagement') que inicialmente tenía Facebook", apunta esta experta, al resaltar que los vínculos con los miembros coincide con la agenda de teléfono: tus amigos de verdad, tu familia... "Es tremendo el poder de viralización de este canal, por la ansiedad que tenemos por compartirlo todo y captar atención", afirma, y recomienda no lanzarse a reenviar memes, chistes o informaciones sin contrastar. "Ojalá la gente que recibe este tipo de mensajes respirase hondo al menos tres veces antes de pensar en reenviarlo", bromea.

En Maldita han desarrollado un interesante recurso contra esa desinformación que salta de móvil en móvil, contra esas cadenas virales de mentiras con apariencia de verdad que a veces familiares y amigos nos reenvían sin pensar, escandalizados: facilitan un número de teléfono para que cualquiera les reevíe posibles bulos detectados en sus cuentas de WhatsApp. "Nosotros, en esa lucha contra los bulos, pedimos a los seguidores es que además de enviarnos mensajes para que contrastemos su veracidad, una vez que les damos la respuesta sean ellos quienes reenvíen esa verificación a sus grupos de WhatsApp, porque ellos son unos prescriptores mucho más potentes que nosotros", comenta Jiménez.

La clave es romper las cadenas de mensajes: si a su teléfono le llega algo muy llamativo con apariencia de noticia, una foto escabrosa o un vídeo inverosímil, pregúntese por su origen, de dónde sale. Si no lo tiene claro, probablemente sea mentira o un intento de manipulación. Evite reenviarlo: no colabore con la difusión de los bulos.

Qué se vota

En las elecciones generales votamos a los representantes de los ciudadanos en el Parlamento. Para el Congreso de los Diputados, se votan listas cerradas y bloqueadas de candidatos y son éstos los que eligen mediante votación al presidente del Gobierno propuesto formalmente por el Rey. Es decir, lo que vota uno ahí es una lista de un partido determinado, y no al presidente del Gobierno ni a sus ministros.

En el Senado, las candidaturas son individuales a efectos de votación y escrutinio, por lo que se pueden elegir a candidatos de diferentes fuerzas políticas. No se olvide del Senado, por favor. Una mayoría de oposición en esa cámara garantiza que muchos de los proyectos legislativos puedan quedar atascados allí, como ha sucedido en esta última y breve legislatura.

En las autonómicas se eligen los diputados de cada cámara autonómica mediante listas cerradas de cada uno de los partidos, que luego votarán al presidente de la comunidad correspondiente. En las municipales se eligen a los concejales y éstos, al alcalde. En las europeas se eligen a los representantes de España en la Eurocámara también mediante listas cerradas: se vota la lista que propone cada partido.

Siempre: programa, programa, programa

Deberíamos dedicar unos minutos a leer los programas electorales de cada una de las formaciones políticas a las que nos gustaría votar. Hay que leerlos con sentido crítico. Algunas partes son técnicas, otras son más ideológicas y otras directamente brindis al sol destinados a convencer a los que dudan o a los que votan golpes de efecto. Al poner esas promesas por escrito, los partidos realizan un compromiso público de actuación cuuyo cumplimiento, más adelante, podremos exigir también de forma pública.

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