En sus manos está el PSOE del futuro. La materia gris del partido para los próximos años. Por eso José Luis Rodríguez Zapatero le sacó del Gobierno. Jesús Caldera (Béjar, Salamanca, 1957) defiende el reto “apasionante” de los socialistas: “seguir acompañando a los ciudadanos”.

¿Con qué mimbres se construye el nuevo PSOE?

Zapatero ha insistido en “pisar el acelerador del cambio”. Se trata de ocuparnos de las personas, de la atención a los desfavorecidos, del desarrollo sostenible... Porque los que lo tienen todo no necesitan ni gobiernos ni partidos. ¡Los que padecen dificultades sí que quieren que estemos aquí! Me ha parecido hermoso el canto a la solidaridad del presidente frente a los gritos de insolidaridad de otros. El PSOE debe seguir buscando acompañar a la sociedad española. Zapatero ha proclamado que el PSOE es “de izquierdas, sin disfraces”.

¿Eso significa que se centró?

Éste es el foro para esas declaraciones, pero el Gobierno, sin duda, es de izquierdas, dialogante, que fomenta la cohesión donde otros ponen conflicto, como ahora con el castellano. Son valores progresistas, que no van contra nadie. Pero en la ponencia marco y en el programa no se decía ni palabra de abrir el debate de la eutanasia. O del voto inmigrante.

¿Por qué se ha decidido dar el paso?

La sociedad madura. Pide avances. Garantías en la interrupción voluntaria del embarazo, en la muerte digna o en la libertad de creencias. El espacio público es de todos. Y esa ponencia marco estaba diseñada para favorecer...

¿Provocar el debate, incluso? ¿Animar a las bases?

Sí, también. Se quieren plantear riesgos y oportunidades, porque no podemos seguir con los mismos parámetros que tenemos ahora. Hablamos de cambio del modelo de producción, de la desigualdad, el hambre, el reparto de los recursos... Eso hay que corregirlo. Son desafíos mundiales, y no sólo el terrorismo, como sostienen los neoliberales.

¿El congreso tiene metas diferentes a las del programa electoral?

Hace reflexiones estratégicas, pero no hay razón para que contravenga al programa con el que concurrimos a las elecciones. El congreso lo desarrolla, lo amplía. El límite no es contradecir, sino avanzar.

¿Será posible el montaje de la macrofundación que le pidió Zapatero?

Si los delegados lo aprueban, habrá finalmente una macrofundación de referencia del socialismo en la que se integren, con personalidad propia y con su función social, todas las que existen actualmente.