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El PP fracasa en su intento de reprobar a Gordillo por la ‘expropiación’ a Mercadona

En un debate agrio y plagado de insultos, el Parlamento andaluz rechaza con los votos de PSOE e IU la proposición no de ley para reprobar al alcalde de Marinaleda por su participación en las acciones del SAT en varios supermercados.

ANTONIO AVENDAÑO

No ha habido reprobación pero sí ruido. Mucho ruido. Y bastantes insultos. El Partido Popular no ha querido desaprovechar la oportunidad de echar sal en la herida abierta por el diputado Juan Manuel Sánchez Gordillo en el Gobierno andaluz de coalición del PSOE e Izquierda Unida con su participación en agosto pasado en el asalto a un supermercado de Écija, protagonizado por afiliados del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT).

La acción de Gordillo ha acaparado dos momentos del Pleno de hoy del Parlamento andaluz. El primero con una pregunta oral del PP a la consejera de Fomento, Elena Cortés, que había dicho que “llevarse un carro de comida por valor de 200 euros no se le puede llamar robar cuando se va a dar a los bancos miles de millones de euros”. El segundo momento Gordillo ha sido una proposición no de ley, rechazada por la mayoría de izquierdas, solicitando la reprobación del diputado de IU y alcalde de Marinaleda.

Como era previsible, la consejera Cortés subrayó que con sus palabras no estaba haciendo una valoración “jurídica” del asalto sindical a supermercados, sino simplemente una valoración “política”, y de ahí que hiciera hincapié en comparar esa acción esporádica con un comportamiento del sistema financiero que ha conducido al país al borde del abismo. En su defensa ante los ataques populares la consejera de IU no se quedó manca: 'Si busca incitación al delito mire y busque en la amnistía fiscal que el Gobierno de Rajoy ha aprobado', le espetó al diputado Rafael Salas.

Pero el momento estelar del pleno tendría lugar ya por la tarde, al examinarse la propuesta de reprobación promovida por el PP. En su intervención dirigida a acorralar al “bipartido”, que es como sin demasiado éxito denomina el PP al Gobierno de IU y PSOE, la diputada Esperanza Oña arrancó sin contemplaciones: “Me subo a la tribuna para decir que en nuestra tierra robar es un delito”.

Oña estuvo agria, populista y faltona en su durísima alocución, en la que literalmente acusó entre otras cosas al “socialismo y al comunismo” de bandolerismo, de gamberrismo, de vergüenza, de degeneración política, de complacencia con el delito, de hipocresía y de vender a Andalucía. ¿Y todo para qué? Para “conservar sus sillones”, y para hacerlo además sin tener compasión alguna “del llanto de una cajera”, en alusión a la trabajadora de Mercadona que se enfrentó a los asaltantes al supermercado de Écija. Oña arremetió con especial saña contra el presidente Griñán y el vicepresidente Valderas, a quienes acusó de una tolerancia con Gordillo que daba “la medida de su degeneración política”. ¡”Qué ejemplo para los niños andaluces decirles que robar está bien!”, clamó Oña ante el pleno.

La réplica por parte de IU la dio, con contundencia pero sin insultar, la diputada Lola Quintana, que saludó “la marcha obrera” del SAT, al que atribuyó el mérito de haber abierto ”un debate sobre la pobreza que escuece a la derecha”. Quintana también lanzó severos reproches políticos al Gobierno del PP y se quejó del “exagerado despliegue policial ante la marcha obrera”.

Pero la traca final de los insultos que previamente había encendido Esperanza Oña llegaría de la mano de la socialista Cinta Castillo, que ya desde su arranque estuvo poco afortunada al aludir al “ramalazo bipolar” de la derecha, que en el pasado calificó a Gordillo como el diputado más coherente de IU y ahora pretendía crucificarlo. Castillo hizo balance del rosario de insultos proferidos en algún momento a los andaluces por dirigentes o ministros del Partido Popular, pero ella misma no anduvo muy lejos de aquello que criticaba. Acusó a los populares de injuriar una y otra vez a Andalucía, pero los acusó de “robar a los andaluces”.

Como representante del grupo que había presentado la iniciativa, cerró el debate una encendida Oña que, esta vez con motivo, afeó a Castillo su trivial alusión a una grave enfermedad como el trastorno bipolar, pidió disculpas al público presente en la cámara por “el espectáculo de bajísimo nivel” que estaban ofreciendo sus señorías… de la izquierda y concluyó acusando a Cinta Castillo de “vileza intolerable” y de haber hecho una “intervención miserable”.

La diputada y alcaldesa de Fuengirola volvió a dolerse del mal ejemplo que se estaba dando “a los niños andaluces enseñándoles que robar no tiene consecuencias” y remató reprochando al Partido Comunista su admiración a tiranos como Stalin, Mao y Fidel Castro, frente a un Partido Popular que no tenía nada de qué avergonzarse porque “hemos nacido con la democracia y no tenemos más historia que esa”, lo cual desencadenó, como era previsible, un cierto choteo en la bancada de la izquierda. En la votación no hubo sorpresas: la reprobación a Gordillo se rechazó por 57 votos en contra y 48 a favor.

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