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Sara Socas. Imagen cedida por Madrid Urban Fest
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Sara Socas: «Las batallas de ‘freestyle’ en España son para irse a la cama y luego, al psicólogo»

Este fin de semana, Madrid galopa al ritmo de las generaciones Millenial, Zeta y Alpha. La tercera edición del Urban Fest trae este sábado al Centro Cultural Pilar Miró de Villa de Vallecas a esta rapera tinerfeña. Ella fue la primera mujer que logró llegar a los playoff de ascenso en el Campeonato de Freestyle en España (FMS) y, desde entonces, nada ha frenado su ascenso. Ahora inicia una nueva etapa tras la presentación en Argentina de su álbum ‘TFN-MAD’.

Aurora Muñoz

Este 2023 ha sido el año de poner las cartas sobre la mesa para Sara Socas. Han pasado casi cuatro años desde que la tinerfeña hizo historia junto a Erika Dos Santos al convertirse en las dos únicas mujeres participantes en la Batalla de Gallos de Red Bull. No habían transcurrido ni seis meses desde aquel debut cuando, armada con la palabra, subió al escenario de la Beatle League en Otumba (Ciudad de México) y allí la lucha dialéctica adquirió a otro nivel. De nuevo, era la única mujer participante y, en un careo brutal frente al rapero Rapder, utilizó su réplica para denunciar los feminicidios en México: «¿Hablan de violadas durante la noche? /Ahora entiendo porque las chicas no se sienten seguras/ Porque las mantenéis calladas y mudas/ Decís que las queréis, pero luego os la suda / Habláis de feminismo y nunca les dais ayuda».

El momento más álgido se produce a partir del minuto 6:20, cuando su contrincante lanzara un dardo envenenado: «La culpa no es dónde estabas, el violador soy yo», cantó. Socas no podía dar crédito al respaldo que tuvieron aquellas palabras entre el público y la rabia le empoderó: «Las hermosas están en tu país, / entonces, ¿por qué coño las estáis dejando morir? / Solo las valoráis por la belleza / No os fijáis en lo que hay dentro de su cabeza y las tratáis como si fuera la milanesa», le espetó.

El enfrentamiento fue inmortalizado en vídeo, el contador de visitas empezó a correr y no tardó en viralizarse. Sara se hizo trending topic y una avalancha de nuevos seguidores llegaron a sus perfiles públicos, pero… ¿Era eso el éxito? La fama, seguro que sí. En 2020, fue elegida para ir como reserva a la Final Internacional de Red Bull Batalla de los gallos de ese año y solo un año después, participó en la Liga Nacional de Freestyle (FMS) de España. Hito tras hito, no ha dejado de hacer rimas contra el machismo y alcanzó la gloria con el equipo que alzó a España, por primera vez en la historia, en campeona del mundo en la God Level de 2021.

Ella rompió el techo de cristal en el freestyle, pero en el camino se partió. Sus rivales aprovechaban cualquier circunstancia para referirse al tamaño de sus pechos y, aunque este tipo de envites son habituales en el formato, la situación empezó a bordear la misoginia. La canaria estaba cansada de luchar contra la hipersexualización en las batallas de gallos y evidenciar la necesidad de que los asaltos fuesen más allá de ese exceso de testosterona.

El año pasado, en las finales del Campeonato de Freestyle en España (FMS), donde se disputaban los playoff de ascenso, Socas perdió contra Mounts y se despidió entre lágrimas con un discurso desgarrador: «Apoyad al que os gusta, pero no hatéeis al que no os gusta». No se quedó ahí. «Les aseguro que cuando vas a batallar y te juegas un playoff, y ves que hay comentarios con 500 me gustas diciendo ‘por favor, Mounts, méale en la puta cara’, es super duro. Así que, ¡ole mi coño! Porque, aunque yo lo iba a dejar igualmente porque es un ambiente supertóxico, no me vale la pena monetariamente y por mí le pueden follar a todo el panorama, bro. Menos a los que de verdad apoyan el freestyle», prosiguió.

Las batallas tienen como asignatura pendiente abordar la masculinidad desde una perspectiva sana, pero mientras ese momento llega, la tinerfeña no va a quedarse cruzada de brazos. Ni ella ni toda una generación de mujeres que han encontrado en la música un vehículo para el cambio. Ahora, Socas ha dado un salto en su carrera con el lanzamiento de un álbum en solitario, titulado TFN MAD. El título responde al trayecto Tenerife Norte-Madrid, ese que ha emprendido tantas veces desde que llegó a la capital con 18 años para estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual. Fue entonces cuando empezó a rapear y a escuchar batallas.

Mucho ha llovido desde entonces y este trabajo musical rompe con todo lo anterior. Lo inauguró con una gira, que comenzó en Estados Unidos con paradas en Los Ángeles y Miami. Hace pocos días, Socas se encontraba en Buenos Aires (Argentina) para presentar en La Trastienda todo su nuevo repertorio, que incluye sonidos que hasta entonces no estábamos acostumbrados a escuchar en su discografía. Sus seguidores ya han podido escuchar Fockit, una colaboración con la artista argentina Marilina Bertoldi donde se cruzan géneros como el rock, rap, funk y hasta electrónica. No es el único adelanto que ya podemos disfrutar. También ha destapado ya All Star y Siente, junto a los sevillanos SFDK.

 

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Este sábado pondrá el broche de oro al cartel de la tercera edición de Madrid Urban Fest, un festival dedicado a un arco que se expande desde el hip hop hasta el reguetón, con representaciones del urbano latino, drill, trap, afro-beat y dembow. No podría haber un marco mejor para el renacimiento de Socas, que reivindica su identidad fuera de los circuitos de la competición. A pocas horas de subirse al escenario, nos atiende por teléfono mientras cuida de su perro Mango, que quizás sea lo más importante para la artista junto a sus seres queridos y la música. En esta compañía, debatimos sobre machismo, rimas y cultura urbana.

Este sábado tienes una cita con Madrid. ¿Cómo ves la escena de la capital?

¡Fuerte siempre! A Madrid llegan muchos artistas buscando su sueño. Todos hemos oído historias de gente que se viene aquí para estudiar o por trabajo y después, surge todo esto de dedicarse a la música. Yo me formé en la Universidad Carlos III y ahí estaban también, por ejemplo, Irenegarry y Omar Ayuso. Conozco mucha gente que no ha nacido en la capital, pero desarrolla su carrera en este lugar. Es una cuestión de oportunidades, pero hay mucho talento en otras comunidades que a lo mejor no suenan tanto.

El festival arrancó con un homenaje a Gata Cattana [rapera cordobesa fallecida a los 25 años en 2017, por una complicación cardiaca]. ¿Qué ha significado para ti su legado? 

Cuando yo empecé en esto, tenía mucho interés en buscar a otras tías que rapearan y obvio, veía muchos ejemplos en Estados Unidos, pero por aquí no encontraba tantos. A la Mala Rodríguez sí que la conocía de hacía muchos más años, quizá era la más famosa, pero cuando descubrí a la Gata, me encantó. Su disco Banzai [2017] hablaba de muchos temas que conectaban conmigo, me parecía brutal que hubiera una tía que estuviera haciendo aquello y quería conocerla, ser rapera como ella. Miré en Internet y vi que había fallecido. Fue como una puñalada en el corazón. Juro que pensé: «Aunque lo consiga y llegue lejos, nunca voy a poder colaborar con esta mujer, ni voy a poder verla en un concierto». Me dolió un montón, porque era como si a un chiquillo al que le gusta el fútbol, le descubres a Messi y ya no está.

Este fin de semana llegas directa desde Argentina, una tierra que confiesas que te ha inspirado por el movimiento que encabezan Duki o Trueno. Incluso han llegado a compararte en esta nueva fase con Nicki Nicole, que se ha declarado admiradora de tu trabajo. ¿Cómo te han recibido allí?

Había tres factores de riesgo a la hora de actuar allí. El primero es que era mi primer concierto con banda, cantando mis propias canciones; el segundo, que muchos eran temas inéditos y el tercero, que se trataba de otro país y puede dar cierto vértigo. Me gustó mucho encontrarme con un público muy atento y que lo vivía. Argentina está ahora mismo bastante en la mierda económicamente y el hecho de que la gente escoja uno de mis conciertos es como un regalito.

@playz @nicki.nicole #nickinicole #playz #sarasocas #freestyle #freestyler @sarasocas.oficial ♬ sonido original – Playz

Este viaje a Latinoamérica se inscribe en la gira de lanzamiento de este proyecto que te ha llevado a dar el salto de la improvisación al main­stream. ¿Qué nos puedes adelantar?

Este disco me gusta. Si no fuera así, estaría jodida [RISAS], pero creo que tiene algo interesante. Es un paso más. Viene con cuatro colaboraciones, de las que ya se conoce una, con Marilina y otra, con SFDK. Queda por destapar otro par y os puedo decir que son muy significativas. En una de esas canciones me acompaña un rapero muy mítico, old school, y en la otra, una chica de Canarias que tiene colaboraciones con gente muy importante y es una chavala con la que yo comencé en las batallas de gallos. Solo hay que googlear un poco para salir de dudas [RISAS].

Cuando todavía estaba planificando este álbum, me parecía que había que dar cabida a eso que a veces se pierde en España del ‘yo subo y tú subes’. Es bonito apostar por el talento de aquí. Una de las cosas que ha pasado en Argentina es que los compañeros se han juntado entre ellos y así se han hecho fuertes. No pasa mágicamente. El hecho de que haya triunfado gente como Duki o Tiago, que vienen del freestyle, tiene mucho que ver con que son amigos y hacen colaboraciones entre ellos. Eso falta aquí y quiero hacer algo por cambiarlo.

Sé que se ha comentado mucho el cambio de sonido, pero yo siempre he escuchado todo tipo de música y me frustraba mucho verme limitada a hacer un disco de puro rap, porque tampoco me siento identificada al 100% con eso, ni me gusta que me quieran encasillar ahí. Hay bastante variedad, incluso rapeando, ¿eh?

Tienes en tu palmarés éxitos como haber sido parte del equipo que convirtió a España, por primera vez en la historia, en campeona del mundo en la God Level y sin embargo, en el primer single de esta nueva etapa, All Star, dices qué nadie apostó por tí. ¿Has sufrido el síndrome de la impostora en este camino hacia la fama?

¡Muchísimo! Por una parte, tengo que reconocer que soy una persona súper rayada. Tengo una faceta muy divertida, pero de puertas para adentro suelo darles muchas vueltas a las cosas. Si a eso le sumas una exposición pública brutal y el juicio que experimentamos todos los que nos dedicamos a lo artístico, era inevitable. Al margen de eso, hay otro punto clave. El mundo del freestyle tiene un público bastante hostil. Los que nos escuchan son de «hoy te amo» y «mañana te odio». Es una audiencia que yo comparo bastante con los fanáticos del fútbol. Son muy apasionados y eso los lleva a criticar un día a los jugadores de su propio equipo o pedir que cesen a su entrenador, pero a lo mejor, al día siguiente, alguno marca un gol y se olvidan de todo lo anterior. Por eso entiendo que hay que relativizar.

Todo sucedió muy rápido todo. El vídeo de la batalla en México se hizo viral y de repente, me encontré con muchísimos más seguidores. Me llamaban para programas constantemente y yo acababa de empezar. Me sentía muy segura. Sentía que ayer estaba en la Red Bull por primera vez y, de un día para otro, la gente espera algo de mí que yo no sabía ni siquiera si era lo mismo que yo quería. Con el tiempo, he ido descubriendo que lo importante es ir construyendo lo que tú quieres ser. Si tienes control sobre eso, te subes al escenario de otra forma. Siempre va a haber gente a favor y gente en contra, pero lo fundamental para vencer al síndrome del impostor es aferrarte a tu proyecto y, sobre todo, creer en ti misma.

Aquella batalla de 2019 contra Rapder te hizo conocida a nivel internacional por defender letras dominadas por los valores feministas, pero ¿en algún momento te has arrepentido de aquel momento?

Ese año, me llegó una notificación de El País donde se destacaba ese vídeo del periódico como el más compartido en redes en todo 2019 y yo solo podía pensar: «¿No habrán pasado cosas políticas de muchísima más importancia que esto? Estaba harta de ver mi maldito careto, con los pelos de loca y la sudadera de Reebok manchada. Le tenía bastante tirria a esa batalla porque no paraban de preguntarme sobre aquello y yo sentía que tenía que demostrar que no soy solo ese momento.

La música también puede ser política y abrir la mente a un sector de la ciudadanía que no se interesa por lo que pasa en las cámaras de representación. ¿Eres consciente de lo importante que fue ese momento?

Desde hace un año y pico, sí. Me he dado cuenta de que en todo este tiempo habré mejorado mucho rapeando, escribiendo letras o incluso vocalmente, pero nada será más genuino y auténtico que ese instante. Ahora intentando volver a reencontrarme con esa Sara, porque lo importante de aquello fue la valentía. Es inevitable volverlo a ver y pensar: «Dije esto y no lo rapee» o «Aquí podría haber hecho una tima mejor», pero lo que de verdad cuenta es que hay que estar loca del coño para decir eso en otro país, para hablar de feminicidios en México, sin ir más lejos.

Entonces, Latinoamérica estaba viviendo un momento súper fuerte para el movimiento feminista. El año anterior se había popularizado en Argentina el pañuelo verde como un símbolo de la lucha por el derecho al aborto, Chile se unió a las marchas… Era un tema que estaba echando fuego y mi rabia llegó en el lugar y el tiempo adecuados.

 

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Eso no te ha librado de recibir toneladas de odio en las redes sociales y faltas de respeto por ser mujer. ¿Te pesó eso para dejar en un segundo plano el freestlyle?

He descubierto que muchas críticas que me he comido son pura ideología, al final y al cabo. Si no me escondo, si digo públicamente que soy roja, súper feminista o lesbiana, habrá un sector de la población que me considere una puta mierda, solo por eso. Así que todos esos comentarios en los que juzgan mi talento o el apoyo que recibo de manera hiriente porque no pienso como ellos, ya no me importan tanto. Es más, los abrazo.

Esta es una escena en la que no hay prácticamente mujeres y al final, lo distinto siempre llama la atención. Al margen de eso, no creo que el machaque venga tanto por ser mujer, sino por ser feminista. Si rapeas, pero no enfrentas a los chicos de esa manera, quizás no te caiga tanto. Les tienes que encajar en el rol que tienen en la cabeza. Siempre habrá cuatro idiotas que sean machistas empedernidos, pero el hate no se produce porque hayas entrado en su mundo, sino por hacerlo y decirles lo que está mal.

España es el país más duro del freestyle, con México a la zaga. En las batallas se dicen algunas cosas tan dolorosas que son para irse a la cama y luego, al psicólogo. Eso pasa en un país en el que, en paralelo, estamos conquistando avances sociales muy importantes. Con Zapatero, fuimos pioneros con la ley del matrimonio igualitario en 2005, por ejemplo, pero se nota el rollito cuñado que tenemos interiorizado.

Rebeca Lane también se ha enfrentado a la violencia machista en su carrera musical y nos decía hace unos meses en una entrevista que hace falta una voluntad política estatal para acabar con esta deriva, ¿tú crees que en nuestro país tenemos las herramientas para conseguirlo?

Hasta ahora, parecía que existía una conciencia social en la población, pero el hecho de que hayan aumentado las agresiones sexuales entre chavales jóvenes, creo que es un mal síntoma, algo para llevarnos las manos a la cabeza y rayarnos muchísimo. De pronto, han aparecido partidos políticos cuyo plan es no hacer nada con respecto a eso, incluso han llegado a negarlo y atacar la ley de contra la violencia de género. Eso nos demuestra que hay muchas cosas que van para atrás, pero es verdad que a veces los avances sociales llegan por presión social y se cambian las cosas a nivel legislativo.

Lo que están haciendo las futbolistas de la Selección es un ejemplo, en todos los sentidos. No me gusta que se diga que su apoyo a una compañera y no haber aceptado un beso sin consentimiento han quitado el foco sobre su victoria, porque no es verdad. Nadie se olvida de que son campeonas del mundo. Se ha enterado todo el país, pero además están cambiando el sistema. Podrían haber esquivado la polémica y centrarse en su triunfo, pero cada uno de sus actos demuestra que las imágenes que hemos visto son la punta del iceberg. Ojalá esto sirva para que haya cambios y arrasen con toda la mierda que hay debajo en el fútbol, en el freestyle y en tantos otros sitios hacia donde no miramos.

 

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A raíz del caso Rubiales estamos viendo como un sector del país se ha echado encima de Jenni Hermoso y la acusan de falso feminismo, como si nuestras reivindicaciones tuvieran que limitarse a que las mujeres no lleven burka. Si nos salimos de ahí, le dan la vuelta a la tortilla y nos ridiculizan. De repente, parece que esa gente ha cogido la banderita de la libertad de expresión y creen que eso les da derecho a decir cualquier cosa, ya sea machista, racista u homófoba. Cuando veo a algunos naturalizando la falta de consentimiento pienso: «Mira, hermano: no entendiste nada».

Te hemos visto en el primer capítulo de la serie documental Keep Walking con Dani Martín, así que terminemos abriendo senderos: ¿Te atreverías a volcar tus letras en un libro?

Ahora mismo estoy absolutamente volcada en el disco. Tengo mucho respeto a la lectura y si escribiera un libro, tendría que estar muy segura. Me parece que se publican biografías sin mucho sentido. Si me llegase la oportunidad, me gustaría que fuera una novela, algo que no tenga nada que ver conmigo. Igual mi inventaría hasta otro alias, estaría guapísimo. [RISAS]