Europa se conjura en Moldavia para aislar a Rusia en el continente
La Comunidad Política Europa se reúne por segunda vez con las únicas ausencias de Vaticano, Rusia y Bielorrusia. El próximo encuentro tendrá lugar en Granada en octubre.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
Repensar Europa más allá de la UE. Encontrar un anclaje continental geopolítico y unido. Y, sobre todo, escenificar la soledad de Rusia en el continente. Es el triple objetivo de la Comunidad Política Europea (CPE), el proyecto que el presidente francés Emmanuel Macron invocó hace un año y que reunirá a 47 líderes de Estado y de Gobierno europeos este jueves en Moldavia. Solo faltarán a la cita el Vaticano, Rusia y Bielorrusia.
Un total de 27 líderes de la UE y 20 de países extracomunitarios más los presidentes de las instituciones europeas se darán cita por segunda vez en medio año en torno a la bautizada como Comunidad Política Europea. El objetivo es el mismo que el esbozado en el primer encuentro de Praga el octubre pasado: mostrar unidad frente a Rusia. A la cita de la capital checa se les unen en esta ocasión Andorra, San Marino y Mónaco.
La tercera reunión se celebrará el próximo octubre en Granada y la siguiente en el Reino Unido. El foro nace con la ambición de depositar el germen para crear una entidad de cooperación entre países del continente desde una visión práctica y humilde: disminuyendo distancias en materias como movilidad y seguridad y ampliando la cooperación en otros como energía y conectividad.
Pero la entidad, todavía embrionaria, no tiene de momento grandes pretensiones. No cuenta con un calendario fijo, un presupuesto o una jerarquía organizativa. De la cita no saldrán grandes acuerdos o decisiones. Ni siquiera hay conclusiones. El formato divide a los países por mesas de trabajo en las que pueden debatir de modo informal.
Pero su simbolismo trasciende todo ello: el objetivo es enseñar músculo frente a Rusia. Mostrarle en sus fronteras desde Georgia hasta Finlandia su aislamiento continental. Es probable que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, participe de forma presencial. "Creo que uno de los principales mensajes viene ya dado por el lugar. Estaremos en Moldavia y ello debe verse desde un ángulo geopolítico. Si te sientas en Moscú y ves a 47 países reuniéndose en tu vecindad inmediata, eso ya me parece un mensaje destacable, incluso aunque no se produzcan grandes decisiones", resumen fuentes europeas.
El lugar del encuentro no es baladí. Moldavia, la capital de Europa este jueves, cuenta con un conflicto congelado en el este, en la región de Transnistria donde se encuentran estacionados 1.500 soldados rusos. De hecho, uno de los mensajes que han mantenido los europeos para defender ese apoyo inquebrantable a Kiev es que si Ucrania cae, los próximos podrían ser países como Georgia o Moldavia, el país más pobre de Europa y con caldo de cultivo para la desestabilización.
La guerra de Ucrania ha supuesto un cambio tectónico para la arquitectura de seguridad europea. Ucrania, Georgia y Moldavia solicitaron inmediatamente después de la invasión rusa su entrada en la UE. Los países europeos han redoblado desde entonces su inversión en seguridad y defensa. El proyecto europeo ha enviado por primera vez armas a un país en guerra. El Viejo Continente está sufriendo una metamorfosis con epicentro en contener la amenaza de Rusia. Con este escenario de fondo, el año pasado, Macron aseguró en el Pleno de Estrasburgo que "la UE, teniendo en cuenta su nivel de integración, no puede ser a corto plazo el único modelo de estructurar el continente europeo". Y así comenzó a brotar la idea de esta nueva comunidad.
Las sombras
Tres son las manchas principales que persiguen a este proyecto. En primer lugar, muchos críticos han deslizado la idea de que la comunidad política europea es un premio de consolación para los países orientales y los balcánicos que son candidatos a formar parte de la UE pero que cuentan con un calendario poco claro al respecto. Por ello, los líderes comunitarios insisten desde el primer encuentro en Praga en que no se trata de una ventana sustituta de la puerta de entrada a la UE. Un mensaje que busca apaciguar los ánimos de los países que tocan el timbre de Bruselas.
También planea de fondo el hecho de que en el continente ya existen muchos organismos de base continental. Como la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) o el Consejo de Europa. "En su naturaleza son diferentes. La gran diferencia es que la EPC trata cuestiones geopolíticas y el Consejo de Europa está centrado en valores", defienden fuentes europeas.
Está también la arteria de hasta qué punto se puede aislar radicalmente a Rusia, el país más grande no solo del continente sino del mundo. Habrá un futuro sin la guerra, al menos como la conocemos hoy en día, y lo habrá también sin Vladimir Putin en el poder. Este aislamiento total tendrá que reconfigurarse en algún momento con el vecino oriental.
Contexto geopolítico
A la cita llegan países con muchos problemas fronterizos y diplomáticos abiertos. La gran incógnita es si aparecerá el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, recientemente reelegido para gobernar el país otros cinco años. El turco continúa bloqueando la entrada de Suecia en la OTAN y con el conflicto enquistado de Chipre.
Armenia y Azerbaiyán arriban a Chisinau con el deterioro de la situación en Nagorno-Karabakh, que ha dejado en los últimos dos meses más de 40 fallecidos marcando la peor primavera en el conflicto desde 2020. Y Serbia y Kosovo llegan con la violencia desatada en el norte de Kosovo, una situación que ha obligado a las fuerzas de la OTAN a desplegar a 700 soldados para restaurar la calma. Serbia, por su parte, se sienta crecientemente más cómoda con Moscú.
Con este escenario caliente de fondo, el valor añadido de la cita en Moldavia será lo que ocurra entre bastidores en las reuniones bilaterales. El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, esperan reunirse con el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, y el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, tan solo una semana después de que Putin acogiese a ambos en el Kremlin. Y Pedro Sánchez podría verse con el británico Rishi Sunak para tratar la cuestión de Gibraltar.
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