Desde el inicio de la invasión del régimen de Vladímir Putin contra Ucrania, la Unión Europea se ha dividido en dos grandes bloques: los países que sienten más cerca la amenaza expansionista rusa, tanto por motivos geográficos como históricos y culturales; y los Estados miembros que, como España, Italia, Francia o Portugal, lo miran más a lo lejos y no sientan que suponga un peligro tan inmediato para su seguridad. Aunque las dos partes y el global del bloque europeo se han volcado desde un primer momento con Kiev, durante estos más de tres años y medio de guerra ha habido tensiones entre los países del club comunitario más belicistas con Putin y los que optan por un tono más moderado.

La división de la Unión Europea en la guerra de Ucrania no es grave ni paralizadora, como pasa con el genocidio de Gaza, pero sí que genera tensiones y es un viejo debate que vuelve a la arena política europea de vez en cuando, como este miércoles. Las incesantes violaciones del espacio aéreo por parte del Kremlin ha provocado otra subida de tono por parte de los dirigentes de los países del este y nórdicos en la cumbre europea que se celebra en Copenhague, y que vuelvan a pedir que los estados del sur incrementen más y más de prisa su gasto militar y sus aportaciones en materia de defensa, especialmente al flanco este.

La más clara en este sentido ha sido la anfitriona de la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, la primera ministra danesa, la socialdemócrata Mette Frederiksen. "Hay que verlo desde una perspectiva europea y necesitamos una respuesta contundente", ha respondido cuando le han preguntado sobre las reticencias de algunos países, como España e Italia, al gran rearme del bloque comunitario. "Espero que todo el mundo reconozca ahora que hay una guerra híbrida y que un día afecta a Polonia, otro día a Dinamarca y la semana que viene será probablemente en otro lugar", ha añadido.

Las palabras de Frederiksen, que al ser de la familia socialdemócrata mantiene una buena relación con Pedro Sánchez, no han sido una excepción. Aunque quizás con un tono más relajado, dirigentes de los países más cercanos a Rusia, como Finlandia o Estonia, también ha insistido en la necesidad de una mayor implicación en materia militar a escala comunitaria de los países del sur.

Sánchez es una de las voces más críticas con el rearme de la UE y fue el único líder que se opuso (al menos de cara a la galería) a comprometerse con gastarse en el futuro un 5% del producto interior bruto (PIB) español en defensa, tal y como impuso Donald Trump en la OTAN. Sin embargo, este miércoles no ha entrado al trapo y fuentes de Moncloa se limitan a insistir que España es un país solidario con el resto de socios y con la seguridad del global del bloque europeo.

En cambio, la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, ha ido más al choque abiertamente y ha reivindicado que ya destinan recursos a defender las fronteras del flanco sur del continente, sobre todo para el control migratorio. Además, como también es habitual en otros países del sur, ha hecho un llamamiento a la calma después de las violaciones del espacio aéreo europeo por parte de Putin.

Un muro de drones al flanco este

La polémica ha sido provocada también en parte por la iniciativa impulsada por Bruselas y la mayoría de los países del flanco este de la Unión Europea, menos Eslovaquia y Hungría, que son los dos Estados miembros más prorrusos del club. Se trata de una medida en la que participan solo una parte de los países, sobre todo los afectados durante los últimos días por los drones rusos, y los del sur no participarían tan directamente. Por este motivo, los dirigentes nórdicos y del este piden a los del sur que se impliquen más y destinen más recursos al flanco este y al rearme en general.

Sin embargo, algunos países, como Alemania o Francia, ya han anunciado que ayudarán a los Estados miembros del flanco este con el envío de equipos de detección e intercepción de drones. Además, en la propuesta del rearme que Von der Leyen presentó formalmente a los dirigentes de los Estados miembros quiere crear unos grupos o coaliciones de países para diferentes iniciativas. Es decir, que cada grupo de ejércitos se encargue o sea más experto en algunos campos de la defensa, como podría ser el de los drones. De esta manera, los países del sur podrían acabar contribuyendo con otras iniciativas a la seguridad global de la Unión Europea, aunque no participen tan activamente en el muro de drones.