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Gordon Brown gana el pulso al Ejército británico

Los militares mantienen la necesidad de usar bombas de dispersión 

LOURDES GÓMEZ

El primer ministro británico, Gordon Brown, declaró ayer el veto absoluto en la utilización de las bombas de racimo para sentar ejemplo en el resto de los países que negocian en Dublín (Irlanda) un tratado internacional sobre el uso y almacenamiento de este armamento cruel con los civiles.

'Después de intensas discusiones, hemos decidido prohibir las bombas de racimo para ayudar a resolver los obstáculos de la negociación y poder alcanzar un acuerdo internacional', dijo por la tarde el premier laborista. 'Es un gran avance para hacer que el mundo sea un espacio más seguro', añadió Brown.

Con su decisión unilateral, Brown rompió filas con los altos mandos del Ejército británico. De acuerdo con la prensa londinense, Defensa se oponía a la línea defendida por Downing Street y los ministerios de Exterior y Desarrollo Internacional respecto al futuro de sus arsenales de bombas de racimo. Las fuerzas armadas almacenan dos variantes de esta munición: artillería M85, de fabricación israelí y desplegada durante la invasión de Irak en 2003; y las M73 que forman parte del sistema armamentista de los helicópteros británicos Apache.

El diario The Guardian informaba ayer que el ministerio de Defensa peleó con Downing Street para conservar dichos arsenales dado que han contribuido 'directamente' a salvar muchas vidas de soldados británicos.

Brown tomó el liderazgo internacional al señalar ayer que 'hemos decidido que pondremos todas nuestras modalidades de bombas de racimo fuera de servicio'. Su portavoz describió la medida como 'un importante paso' para alcanzar un resolución satisfactoria en Dublín. El Foreign Office confirmó, por su parte, que aún queda flecos por resolver, entre ellos, el peliagudo tema de las operaciones bélicas conjuntas entre países firmantes y no firmantes del tratado como EEUU.

Pero el primer ministro expresó su confianza de que la acción de Londres cambiará el curso de las negociaciones que comenzaron hace diez días en la capital irlandesa con representantes de 109 países. 'Confío en que otros estados nos sigan en esta acción', dijo Brown en Downing Street.

El Reino Unido ilegalizará sus arsenales de bombas de racimo pero, según sugería ayer la BBC, el acuerdo negociado en Dublín no impedirá a otros países desarrollar futuras generaciones de armamento basado en esta destructiva tecnología. Tampoco se ha aclarado, de momento, qué pasará con los arsenales de racimo que el Ejército estadounidense almacena en sus bases militares de Reino Unido.

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