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Un resquicio al diálogo se abre paso en medio de la amenaza nuclear rusa y el avance de la guerra
La guerra ha obligado a 368.000 personas a abandonar Ucrania, según ACNUR. Las partes han acordado reunirse en la frontera de Bielorrusia y Moscú responde a las sanciones internacionales con la activación de sus fuerzas nucleares disuasorias.
Pablo González / Alejandro Tena
Przemysl (Polonia) / Madrid-Actualizado a
En Kiev no hay un sólo alma. Las autoridades han decretado un toque de queda que se extenderá hasta la mañana del lunes y las calles se han adentrado en una calma intermitente, con silencios y ráfagas de disparo entre rusos, que siguen sin hacerse con la capital, y ucranianos, cuyas filas se han visto reforzadas por civiles armados con fusiles y cócteles molotov.
Pero la guerra no se concentra en Kiev. De hecho, la batalla por la capital permanece en un segundo plano, pues los esfuerzos de Moscú están puestos en algunos enclaves que lindan con Crimea y con los que se pretenden abrir corredores hacia el este para conectar con el Donbás y hacia el oeste. En las últimas 24 horas, los rusos, según su Ministerio de Defensa, han conseguido bloquear la ciudad de Jersón, donde han acontecido batallas cruentas desde el viernes. Estas informaciones también apuntan a que Berdyansk ha caído en manos rusas, lo que abriría las puertas de Mariúpol, una de las urbes más importantes para que las columnas militares puedan conectarse con Donetsk y Lugansk.
En el noreste, las tropas ucranianas resisten la ofensiva de Rusia para hacerse con Járkov, un enclave que permite abrirse camino hacia el Donbás. En este punto, los soldados y las milicias armadas llevan resistiendo más de dos días a pesar de que Moscú ha intensificado los ataques y ha logrado entrar en la ciudad. El Servicio Estatal de Comunicaciones Especiales y Protección de la Información de Ucrania, no obstante, informa de que sus tropas han acabado con uno de los blindados rusos.
Durante este domingo, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha hecho un llamamiento para que los ciudadanos extranjeros se presenten voluntariamente a filas y se unan a la lucha "codo a codo con los ucranianos" por "la defensa de la seguridad en Europa y en el mundo". Por el momento, no hay constancia de tropas internacionales, pero sí parece haber un incremento de ciudadanos ucranianos en el extranjero que tratan de regresar para combatir en primera línea.
En la frontera polaca se puede ver el contraste de quienes cruzan hacia la zona segura con sus maletas y enseres y aquellos que pretenden volver a la zona de conflicto. En la estación de Przemysl, uno de los enclaves de paso, centenares de ucranianos acuden a la llamada a filas de Zelenski. La mayoría hombres, aunque también mujeres, regresan de otros países de Europa donde trabajaban y tenían su vida asentada, según ha constatado Público. Los trenes que llegan a este punto desde Ucrania no sólo vuelven a Kiev cargados de futuros e inexpertos soldados, también lo hacen a rebosar de ayuda humanitaria y durante todo el día se han visto hileras de personas que se pasan en cadena suministros –medicamentos, botas, sacos de dormir, cajas de agua y comida– desde fuera de la estación hasta el interior de los vagones.
Un primer acercamiento
Mientras la guerra sigue su curso, las dos partes del conflicto han abierto una pequeña grieta para la diplomacia. El sábado la posibilidad de un acercamiento quedó dinamitada después de que Moscú acusara a Zelenski de haber rechazado el diálogo y éste dijese que el jefe del Kremlin estaba tratando de llevar el diálogo hacia un callejón sin salida. Pero este domingo algo ha cambiado y los dos gobiernos han anunciado que se reunirán en la frontera bielorrusa.
Ucrania había rechazado varias veces esta opción, ya que los bielorrusos son aliados de Putin, y, de hecho, han permitido que las tropas rusas se asentaran en su territorio para traspasar la frontera y tomar Chernóbil durante el primer día de guerra. Zelenski ha hablado con Alexander Lukashenko, el líder de Bielorrusia y le ha exigido que no haya rastro de armamento ni personal militar en la frontera como condición a reunirse con las autoridades de Moscú. "No quiero cohetes, aviones y helicópteros", ha dicho el presidente ucraniano en un vídeo difundido a través de Facebook.
"Lukashenko me ha propuesto que las delegaciones rusas y ucranias se reúnan en el río Pripiat. Os confieso que no creo demasiado en el resultado de esta reunión, pero debe ocurrir. Para que la población ucraniana no tenga ninguna duda de que yo, como presidente, no intenté detener la guerra cuando tuvimos, aunque pequeña, una oportunidad de hacerlo", ha informado.
Putin activa su fuerza nuclear en respuesta a las sanciones
La noche del sábado terminó con una decisión importante. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, anunciaba que iba a proponer congelar todos los activos del Banco Central Ruso y excluir a las entidades bancarias más importantes del país del sistema financiero SWIFT, lo que impediría que pudieran realizar transacciones internacionales. Además, la Unión Europea ha propuesto cerrar definitivamente todo el espacio aéreo y vetar la emisión de Russia Today (RT) y Sputnik, al considerarlos medios propagandísticos de Moscú.
El Kremlin no ha tardado en mover ficha. Vladimir Putin, tras considerar las sanciones internacionales como "medidas ilegítimas", ha informado de que se activarán las fuerzas nucleares "en modo especial de combate". Además, el presidente ha considerado que los mandatarios de la OTAN están realizando "declaraciones agresivas" contra Rusia y ha apelado a trasladar "las fuerzas de disuasión" a un régimen de servicio especial. El concepto de "fuerzas de disuasión" quiere decir en términos bélicos que, en caso de ataque, Moscú se reserva la opción de utilizar toda su fuerza armamentística, incluido su arsenal nuclear. Es una medida de presión que busca inmovilizar a las fuerzas de la OTAN y de la UE e impedir su entrada en territorio ucraniano.
Al otro lado del Atlántico, EEUU ha calificado el anuncio de Putin como un intento de "justificar mayores agresiones" y le ha acusado de "fabricar amenazas". Jen Psaki, portavoz de la Casa Blanca, ha cargado contra Moscú en una entrevista para la cadena ABC. "Es un patrón que hemos visto por parte de Putin a lo largo de este conflicto", ha remarcado. "En ningún momento Rusia ha estado bajo la amenaza de la OTAN o bajo la amenaza de Ucrania. Todo esto es un patrón del presidente Putin".
La crisis humanitaria se agrava
La guerra sigue dejando un éxodo de refugiados hacia las fronteras del oeste de Ucrania. Según los últimos datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), desde el 24 de febrero hasta la mañana de este domingo, al menos 367.893 personas abandonaron el país hacia Europa y otras 125.000 habrían migrado hacia la Federación Rusa desde Donetsk y Luhansk, al este del país.
Polonia se ha convertido en el mayor receptor de refugiados, donde han llegado 156.300 personas. En esos pasos fronterizos, el frío empieza a dejar su huella, ya que la nieve no ha cesado en las últimas horas, lo que dificulta la espera en las largas colas para entrar al país. A Polonia le siguen de lejos Hungría, con 71.158 migrantes; Rumanía, con 43.184; Moldavia, con 41.525; Eslovaquia, con 17.648; y Bielorrusia y Letonia, que han recibido 263 y 163 personas, respectivamente. Además, unos 37.600 refugiados habrían huido de la guerra a otros países europeos más alejados del conflicto.
ACNUR advierte de que estas cifras aumentan cada hora que pasa y las Naciones Unidas (ONU) ya han denunciado que, si la guerra prosigue, las cifras de refugiados ucranianos podrían elevarse hasta los 5 millones. Ante estos flujos migratorios, la Unión Europea ha informado este domingo que dará protección temporal a todas las personas que arriben de Ucrania en su huída de la guerra.
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