Este artículo se publicó hace 2 años.
La tensión entre Irán e Israel aumenta tras el ataque en Erbil
Teherán acusa a Tel Aviv de intentar sabotear una planta nuclear. Ambos países mantienen un conflicto encubierto. El Gobierno israelí se opone al acuerdo nuclear que Irán negocia con Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia y China.
La tensión entre Irán e Israel ha aumentado en las últimas horas tras el ataque con misiles en Erbil, capital de la región autónoma del Kurdistán. La Guardia Revolucionaria iraní reivindicó la autoría de la acción, que tendría como objetivo un supuesto centro del servicio de la inteligencia exterior israelí.
Ambos países mantienen desde hace tiempo una guerra encubierta que incluye ciberataques, supuestos asesinatos de científicos nucleares iraníes y sabotajes a barcos. Uno de los últimos episodios es el ataque en Erbil, que no causó víctimas, según las autoridades estadounidenses, que en un principio anunciaron que su consulado y el aeropuerto de la localidad habían sido atacados.
Como respuesta a ello, ahora Israel habría intentado sabotear una de las plantas nucleares más importantes de Irán, según Teherán. La Guardia Revolucionaria anunció este lunes que ha frustrado un intento de sabotaje contra la planta subterránea de Fordow antes de que fuese llevado a cabo, informó la televisión estatal iraní.
Un empleado que trabajaba en la sección de centrifugadoras del tipo IR-6 de Fordow iba a sabotear la central, según la Guardia Revolucionaría citada por los medios estatales. Ese empleado junto con "una red reclutada por el régimen sionista" fueron arrestados antes de llevar a cabo el sabotaje, planeado para antes del año nuevo iraní, Nowruz, que se celebra el 21 de este mes. Las autoridades iraníes no ofrecieron más detalles del intento de sabotaje, ni de cuándo sucedió ni de las personas implicadas en el mismo.
En numerosas ocasiones, Teherán ha acusado en el pasado a Tel Aviv de sabotear sus instalaciones atómicas y de asesinar a científicos nucleares en su territorio. En uno de los casos más recientes la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, en el centro de Irán, sufrió un apagón que dañó cientos de centrifugadoras y fue calificado por Teherán como "terrorismo nuclear" en abril del año pasado. Irán respondió con el anuncio de que iba a comenzar a enriquecer uranio a una pureza del 60%, muy por encima del 3,67% permitido en el acuerdo nuclear de 2015.
Irán está inmerso en negociaciones para salvar el pacto firmado hace siete años con Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia y China. Estados Unidos participa de manera indirecta, ya que su anterior presidente, Donald Trump, se retiró unilateralmente del acuerdo en 2018 y reimpuso las sanciones a Teherán.
Tras 11 meses de duras negociaciones todo parecía indicar que estaba cerrado el acuerdo que limita el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones. Parecía que las conversaciones se interrumpieron cuando Rusia pidió a principios de mes garantías por escrito de que la relaciones comerciales y militares con Teherán no se verán afectadas por las sanciones impuestas a Moscú por la invasión de Ucrania que lanzó el 24 de febrero.
Esas peticiones provocaron la protesta del resto de integrantes en las negociaciones con Irán. Este martes, sin embargo, el ministro de Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, ha asegurado que las conversaciones se encuentran en su recta final.
Irán hasta ahora sigue culpando a Estados Unidos de que no se haya cerrado el acuerdo por "la falta de decisiones políticas" en Washington. Israel se opuso en 2015 al pacto y ahora está de nuevo en contra de un nuevo acuerdo nuclear.
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