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Von der Leyen anuncia en Lampedusa el enésimo plan de la UE para frenar la inmigración irregular

En una isla desbordada, con días de más de 6.000 desembarcos, la presidenta de la Comisión Europea trata de mostrar el apoyo de Bruselas al gobierno ultra italiano, incapaz de cumplir su promesa de atajar la "presión migratoria".

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen (izq.), junto a la primera ministra de Italia, Geogia Meloni, duran su comparecencia de este domingo en Lampedusa.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen (izq.), junto a la primera ministra de Italia, Geogia Meloni, duran su comparecencia de este domingo en Lampedusa. Cecilia Fabiano / Lapresse / Europa Press

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado este domingo desde la isla italiana de Lampedusa, epicentro de la crisis migratoria del Mediterráneo, un plan de acción europeo para contener la inmigración irregular y compartir la gestión de los traslados de migrantes llegados a las costas italianas.

"He venido a Lampedusa para decir que la inmigración ilegal es un desafío europeo y requiere una respuesta europea", afirmó Von der Leyen acompañada de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien pidió la asistencia de la líder europea tras la llegada de más de 10.000 migrantes a la isla en apenas tres días.

Las palabras de Von der Leyen no resultan novedosas. Los términos son los mismos que se repiten una y otra vez en Bruselas cuando las llegadas de embarcaciones repuntan o cuando surgen episodios de tensión interna a cuenta de la acogida o el reparto de solicitantes de asilo.

Palabras vacías

La UE lleva orillando un debate serio y profundo sobre un fenómeno ya estructural desde que la crisis de los refugiados de 2015 le explotó en varias fronteras al mismo tiempo. El urgente pacto europeo de Migración y Asilo encara la recta final de la legislatura sin acuerdo y hay quien duda de que salga adelante durante la presidencia española del Consejo de la UE o, incluso, de la sueca, a pesar de que ambos países son más o menos favorables al espíritu del acuerdo y no parecen que busquen posiciones de connfrontación interna.

Desde 2015 ha faltado el consenso en el seno de la UE en varios asuntos migratorios clave, mientras las posturas más beligerantes contra la migración han ganado peso, bien aplicadas por gobiernos ultraderechistas o por progresistas, sin conseguir un efecto de contención ni de mejora de la acogida.

Diez compromisos 

El programa anunciado esta vez consta de diez compromisos, entre ellos un mecanismo de solidaridad para que otros países europeos transfieran migrantes llegados a Lampedusa fuera de Italia. Son medidas que ya se han tratado de aplicar con diferentes nombres y con distinto grado de coerción, aunque nunca han llegado a funcionar como una medida ágil y efectiva. También se quiere actualizar la legislación europea contra el tráfico de personas en un momento en el que los recursos humanos y financieros de la lucha contra las mafias se ha disparado, pero sin que se perciba una efecto real a este lado del Mediterráneo.

Sobre la mesa también está la definición de nuevos corredores humanitarios legales y seguros. Es la principal medida que expertos y ONG llevan un década exigiendo, aunque las cautelas nacionales y europea son extremas, salvo para la acogida masiva de refugiados ucranianos, que ha demostrado que se puede gestionar un éxodo masivo y repentino de una forma notoriamente eficaz si existe realmente una voluntad política.

"Nosotros debemos decidir quien entra en la Unión Europea, no los traficantes", asegura Von der Leyen

Von der Leyen también ha prometido aumentar la vigilancia aérea del Mediterráneo, a través de las agencias europeas como Frontex, y coordinar con los países de origen protocolos para repatriar en condiciones seguras a los migrantes que no reúnan las condiciones de asilo europeas. Una política de deportaciones que se intenta impulsar tanto desde la UE como a nivel nacional en cada país desde hace años, aunque el éxito es escaso por las reticencias de los países de origen y tránsito a readmitir a los expulsados.

"Nosotros debemos decidir quien entra en la Unión Europea, no los traficantes", llegó a pronunciar en su discurso tras visitar el centro de acogida al que llegan a diario decenas de barcazas desde África.

Tres días de infarto

La visita de la mandataria europea ha coincidido con la llegada de más de 1.000 migrantes en las últimas horas a la isla, un número considerable pero lejos de las más de 10.000 que arribaron en tres días a mediados de esta semana.

Esa situación desbordó por completo la capacidad de acogida de la isla, de menos de 6.000 habitantes y cuya extensión es de 20 kilómetros cuadrados, y llevó a la líder del Ejecutivo italiano a reclamar la ayuda de la Unión Europea.

Por ello, Meloni afirmó que no consideraba la asistencia de Von der Leyen a Lampedusa un "acto de solidaridad", sino de "responsabilidad".

"Es una frontera de Italia pero también de Europa. Si alguno en Europa piensa que la crisis global se puede resolver solo dejándonos a los italianos se equivoca", sostuvo la líder ultraderechista flanqueada por la representante europea.

El programa europeo supone un espaldarazo a la estrategia defendida por Meloni desde su toma de posesión hace casi un año: abandonar las disputas sobre el reparto de migrantes entre los países europeos y centrar los esfuerzos en detener las salidas mediante acuerdos con los estados africanos.

La UE y Meloni sellaron el julio un millonario acuerdo con Túnez, principal país de salida de embarcaciones, aunque por el momento solo han trascendido brutales imágenes de persecución y violencia con los migrantes en el país al tiempo que se disparan las salidas.

La lógica es la misma que ya se aplicó con Libia o que España ha seguido con Marruecos. El máximo exponente de esta externalización de fronteras fue el acuerdo con Turquía. En todos los casos, la ayuda financiera para contener los flujos se ha acabado convirtiendo en un mecanismo de presión con finen políticos o económicos en los que la UE o alguno de sus Estados miembro se transformaban en rehenes de países autoritarios que ha acabado abriendo sus fronteras para reglar de migrantes el sur de la UE.

Acuerdos de migración y asilo

Uno de los compromisos más esperados por el Gobierno italiano fue el último de los pronunciados por Von der Leyen, quien instó a acelerar la aplicación del acuerdo migratorio que Bruselas firmó con Túnez el pasado mes de julio y que incluía una ayuda macrofinanciera de más de 1.000 millones de euros a cambio de medidas de contención migratoria.

Minutos antes, las dos líderes recorrieron durante un paseo de apenas dos horas los puntos candentes del drama migratorio de Lampedusa, como el muelle en el que miles de migrantes quedaron varados hace unos días y el centro de acogida de su puerto, gestionado por la Cruz Roja con escasa capacidad para 400 personas.

"Los traficantes son gente sin escrúpulos, engañan a las personas y las ponen a riesgo solo para ganar dinero", denunció Von der Leyen, acompañada también por la comisaria europea para asuntos internos, Ylva Johansson.

Durante su recorrido, una protesta ciudadana interrumpió su paso para expresar su sensación de abandono por parte de Europa y reivindicar más recursos.

Solo en lo que va de año han desembarcado en Italia 127.207 migrantes, casi el doble que los 66.237 del mismo periodo del 2022 y el triple que los de 2021 (42.750), según los últimos datos actualizados por el Ministerio del Interior.

"Aquí está en juego el futuro de Europa, y depende de la capacidad de Europa para afrontar grandes desafíos. La inmigración ilegal es uno de estos desafíos trascendentales. He encontrado una disposición colaborativa en Von der Leyen", sostuvo Meloni.

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