Entrevista a Bibiana Aído"El Ministerio de Igualdad fue un objetivo solo por existir"
María José Pintor / Marisa Kohan
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Bibiana Aído acepta hablar con Público diez días después de que el Tribunal Constitucional rechaza el recurso del PP y avala en su totalidad la ley de plazos del aborto. Eso sí, se ha resuelto doce años después. La primera ministra de Igualdad de España, que sufrió feroces críticas y ataques, evita en esta entrevista compararse con Irene Montero. Reconoce que, "a pesar de los insultos, ataques y bajezas, mereció la pena por lo mucho que ganamos las mujeres con las normas y políticas que se aprobaron e implementaron durante el gobierno Zapatero". Y, con mucha tranquilidad y poco rencor, recuerda que "el Ministerio de Igualdad fue un objetivo solo por existir".
Usted fue la ministra más joven del Gobierno a cargo de un ministerio recién creado. ¿Qué recuerda de esa época?
Recuerdo un equipo joven, ilusionado, con vocación de servicio público y ganas de cambiar las cosas, pero siempre remando contra la marea. Había una voluntad política decidida por parte del presidente Zapatero, pero tuvimos que enfrentar muchas resistencias. Recuerdo esas primeras semanas trabajando en el edificio de la calle Alcalá sin muebles, sin tecnología, rodeados de cajas, definiendo la hoja de ruta que íbamos a seguir y recibiendo una enorme presión para dar respuesta a las problemáticas en los primeros 100 días. Los ataques eran virulentos. Éramos objetivo solo por existir. La mera creación del ministerio irritó mucho al patriarcado y a todos sus portavoces.
¿Y con esa presión fue posible avanzar?
Hoy miro ese periodo desde la calma y la tranquilidad del deber cumplido, y con satisfacción por los objetivos alcanzados a pesar de los obstáculos. Fue una época de avances, de transformaciones, de apertura de caminos.
Las críticas y el acoso fueron constantes contra usted. ¿Se marchó de España por ello?
Cuando se toma una decisión de calado en tu vida personal y profesional, son muchos los factores que evalúas y tienes en cuenta. Lo que fue más determinante para mi decisión de marcharme fue que tenía un proyecto ilusionante para seguir contribuyendo en el avance de los derechos de las mujeres y la mejora de las condiciones de vida de mujeres y niñas desde otras instancias. Empecé en ONU Mujeres hace 13 años cuando la organización estaba dando sus primeros pasos y pude acompañar a la primera Directora Ejecutiva, Michelle Bachelet, en este proceso. Más tarde ejercí como asesora para América Latina y el Caribe, posteriormente como Representante de la organización en Ecuador y ahora en Colombia. Para mi como feminista y defensora de derechos es un honor formar parte de la organización de las Naciones Unidas, que tiene el mandato de promover la igualdad de género y el empoderamiento de las Mujeres.
¿Cómo ve a España desde la distancia?
Veo un país con una democracia madura, con un presidente valiente que está tomando medidas avanzadas, poniendo a la gente en el centro, que cuenta con reconocimiento internacional y con enorme relevancia e influencia en la agenda política europea y global. También veo un país en el que hay cada vez más encanallamiento y polarización en la vida política, aunque esto no es exclusivo de España.
¿Qué opina de la ley del 'solo sí es sí''?
Es un avance que se haya incorporado el consentimiento al ordenamiento jurídico, que el énfasis esté en el consentimiento y no en el uso de la fuerza para definir y abordar la violencia sexual, así como todas las medidas que la ley incorpora en el ámbito de la intervención social y la protección asistencial a favor de las víctimas. En la esfera penal, es obvio que ha tenido efectos indeseados y que hay que hacer ajustes.
En su etapa de ministra ¿se sintió arropada por el movimiento feminista?
Entonces no había un movimiento feminista tan masivo y diverso como el que tenemos ahora. Pero sí tuve una relación fluida y permanente con las principales organizaciones feministas del país. Y conté con el apoyo y acompañamiento de feministas muy respetadas en mi equipo, en el Gobierno, en el partido y fuera de él. Después pusimos en marcha el Consejo de participación de la mujer como órgano colegiado de consulta y asesoramiento y como espacio articulador de la política pública con la sociedad civil. El feminismo y las feministas guiaron nuestra acción.
El Tribunal Constitucional le ha dado ahora la razón con la ley de plazos del aborto. Después de tantos ataques y críticas, parece que el tiempo pone a cada uno en su sitio...
Años más tarde sí hubo un respaldo masivo a las políticas que pusimos en marcha, cuando se trató de cambiar la ley del aborto, las mujeres se articularon, se movilizaron, salieron los trenes de la libertad y ahí empezó otra historia. Creo que ese fue un punto de inflexión importante para el feminismo en España.
¿Cree que hay un paralelismo entre lo que vivió y lo que viven ahora algunas ministras como Irene Montero?
La exposición pública forma parte de la vida política. Lo que sucede es que en el caso de las mujeres, esa exposición está cargada de estereotipos de género. Según datos de la Unión Interparlamentaria, el 80% de las parlamentarias a nivel global ha sufrido alguna forma de violencia física, sexual o psicológica. Estas evidencias hablan de la dimensión del problema. Y si además de ser mujer, eres joven y trabajas en temas de igualdad de género, la resistencias son aún más fuertes. El patriarcado se revuelve y activa su maquinaria con más inquina.
En cada ley feminista que se debate en el Congreso se la nombra. ¿Sirve de alguna forma de reparación?
Me siento agradecida y tranquila. Aunque aquel periodo fue duro, siempre me enfoqué en lo positivo. Y a pesar de los insultos, ataques y bajezas, mereció la pena por lo mucho que ganamos las mujeres con las normas y políticas que se aprobaron e implementaron durante el Gobierno Zapatero. Fue un privilegio poder contribuir al avance de los derechos de las mujeres en España, crear el primer Ministerio de Igualdad y avanzar en política pública.
Estamos cerca de celebrar otro 8M y el feminismo volverá a salir dividido a la calle. ¿Cómo ve al feminismo en nuestro país hoy?
Por una parte, muy activo, empoderado, revitalizado. Pero, por otro lado, me preocupa la división. Los derechos de las mujeres nunca están plenamente consolidados, como hemos visto en USA con el fin de Roe Vs wade, invalidando el derecho al aborto 50 años después. Nuestros derechos no deberían ser negociables, pero vemos ofensivas recurrentes contra ellos. No se puede bajar la guardia y hay que encontrar los puntos de unión entre las diferencias. Somos diversas pero no podemos estar dispersas. Solo juntas somos más fuertes. Hace falta más voluntad de diálogo.
¿Estaría dispuesta a volver a la política española? ¿Ha recibido alguna oferta?
No está dentro de mis planes actuales, y mi partido lo sabe y lo respeta.
¿Cuál es su función en los temas de Igualdad de la ONU?
Actualmente soy la representante de ONU Mujeres en Colombia. Nuestras principales áreas de trabajo en el país están centradas en la agenda de mujeres, paz y seguridad, con un foco especial en el rol de las mujeres como constructoras de paz y en la protección de las mujeres defensoras de derechos humanos; en prevención y eliminación de violencia de género; en empoderamiento económico y generación de medios de vida; en promover la participación política de mujeres; con un enfoque interseccional teniendo en cuenta las distintas realidades de mujeres rurales, afro, indígenas, migrantes, con discapacidad. Se trata de no dejar a nadie atrás.
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