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Barones del PP critican la estrategia de Génova de inflar la victoria en Galicia y ven nerviosismo en Feijóo

Mientras Feijóo intenta convertir las elecciones gallegas en un punto de inflexión, el Gobierno busca aislarlas del tablero estatal.

Alberto Núñez Feijóo
Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Rueda, a su llegada a una reunión del Comité Ejecutivo Nacional, en la sede del Partido Popular. Gabriel Luengas / Europa Press

"Esta victoria es la mayor prueba de confianza que nos han dado los españoles en el momento más importante de la democracia". Es la lectura en clave estatal que ha hecho este martes el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, de la victoria de Alfonso Rueda en Galicia. Dijo también que "los españoles primeros que han votado", en referencia a los gallegos, "han castigado a Sánchez y han premiado al PP" y que "la forma de hacer política" del PSOE ha sido "derrotada".

Pero el análisis de sus barones territoriales no es exactamente el mismo. "Eso ya pasó el 28 de mayo", apunta un presidente autonómico del PP. "En Galicia tienen una base electoral muy grande y muy estable y es lo que ha pasado", razona otro. "No cambia nada, pero nos da ánimos a nosotros y se lo quita al PSOE", señala un tercero.

Por bloques, la diferencia de votos entre conservadores y progresistas en Galicia ha sido mínima. Además, el gran beneficiado del batacazo del PSdeG ha sido el BNG de Ana Pontón, no el PP.

Así, fuentes populares con mando en plaza alertan del riesgo de sobredimensionar los resultados del 18 de febrero para generar un clima proclive a un cambio de ciclo político que, señalan, "no va a llegar". A pesar de que en la dirección nacional del PP hay voces que hablan ya de un posible adelanto electoral, ninguno de los barones consultados por este medio contempla ese escenario.

El triunfalismo en Génova es total. Incluso excesivo para algunos barones del PP que llevan dos días presenciando cómo Feijóo trata de hacer suya la mayoría absoluta cosechada por Rueda. Si bien en la noche electoral del domingo guardó silencio, el lunes Feijóo viajó a Galicia para participar en la Junta Directiva del PPdeG, la primera alfombra roja para Rueda tras el éxito del 18 de febrero, y fue él quien tuvo la última palabra. "Galicia ha mandado un mensaje al resto de España", subrayó. "Se quedó a gusto", dice un alto dirigente del PP gallego.

Solo un día después, todo estaba preparado para que un Rueda exultante, convertido en barón de pleno de derecho, se dejase vitorear por el Comité Ejecutivo Nacional del PP. Como sucedió con Juan Manuel Moreno Bonilla cuando consiguió la mayoría absoluta en junio de 2022, o con el resto de presidentes que ganaron el 28 de mayo, dirigentes del partido se organizaron para recibir a Rueda en la entrada de Génova. Entre ellos, un Feijóo que en pocas ocasiones había mostrado tanta euforia.

"Tendría que haberle dejado ese momento y el de ayer a Rueda", coinciden, en conversación con Público, dos altos dirigentes populares. Recuerdan además que cuando Moreno Bonilla se hizo con la absoluta en Andalucía —una gesta sin parangón para el PP en el gran feudo socialista— Feijóo le dejó el podio andaluz libre. El gallego acababa de aterrizar en Madrid con el mantra de que no se inmiscuiría en los territorios. Pero el escenario es muy diferente desde entonces y Feijóo sostiene su liderazgo precisamente sobre todo el poder territorial que ha acumulado el PP en los últimos dos años.

Con todo, ha sorprendido a algunos dirigentes de peso el alarde de liderazgo que ha hecho este martes durante su intervención en el Comité Ejecutivo Nacional. "Si querían que las elecciones gallegas fuesen un plebiscito sobre mi liderazgo, ahí lo tienen", aseguró.

Más allá de que, en el que ha sido su primer examen ante las urnas, Rueda no solo ha logrado mejor resultado que la primera vez que se presentó Feijóo, sino más votos de los que este cosechó en 2020; este golpe en la mesa del actual presidente del PP, junto a la euforia indisimulada de los últimos días, es, según fuentes populares, un síntoma claro de nerviosismo.

El Gobierno intenta aislar los resultados

El PSOE, al contrario que el PP, se ha centrado en las 48 horas posteriores a la jornada electoral en tratar de que el resultado no traspase las fronteras gallegas en ningún sentido. En primer lugar, para aislar al Gobierno y al PSOE de cualquier daño, y, en segundo para aislar a Feijóo y a Génova del rédito que pudieran sacar del 18F. La portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, trasladó este martes el mensaje de que nada había cambiado con la reválida de la mayoría absoluta de los conservadores: "Pedro Sánchez sigue siendo el presidente y Feijóo sigue estando en la oposición; eso no ha cambiado y no va a cambiar".

También quiso alejar la portavoz cualquier lectura que conectase de alguna manera la victoria electoral del PP en Galicia con las elecciones generales de julio en las que, pese a ganar en votos y escaños, Feijóo fue derrotado por Sánchez y su capacidad de aglutinar una mayoría en torno a su investidura en el Congreso de los Diputados. "Esto no es una segunda vuelta de nada", defendió Alegría, en referencia al 23J.

El lunes, Sánchez trasladó a la ejecutiva de su partido la necesidad de construir liderazgos territoriales fuertes que trasciendan a la marca PSOE. En el partido son conscientes de que la generación de Puig, Lambán, Page o Vara está al final de su ciclo y de que, a día de hoy, no hay un relevo para el fuerte sistema de baronías que los socialistas han tenido en las últimas décadas, informa Alexis Romero.

Lo cierto es que la victoria del PP en las municipales y autonómicas del pasado año encendió alarmas en el PSOE que apuntaron a su retroceso en los territorios. La inercia continúa tras los comicios gallegos y podría seguir haciéndolo en las europeas, creen en el PP, donde la sensación mayoritaria es que no habrá adelanto electoral.

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