MADRID.- La chapuza legal que se inició con la abdicación de Juan Carlos I en favor de su hijo, Felipe VI, hace ahora un año, parece que continúa. Si entonces se promulgó una ley orgánica en escasos días y se aprobó un aforamiento retroactivo del rey abdicado, reinas e infanta ante el Supremo, ahora llega otra vuelta de tuerca: la retirada por Felipe VI de un título vitalicio concedido a su hermana por el rey anterior.

Si Cristina de Borbón optara por recurrir la decisión de su hermano, abriría un melón de lo más polémico. ¿En qué se ha basado Felipe de Borbón para retirarle el título? No existe amparo legal, en realidad.

Los títulos de nobleza pertenecientes a la casa real los otorga el titular de la corona, según establece artículo 6 del Real Decreto 1368/1987 en el que se basa ahora Felipe VI para retirarle el título de duquesa a su hermana. Ahora bien, ese mismo artículo proclama que dichos títulos tienen carácter "graciable, personal y vitalicio" (sic).

El Boletín Oficial del Estado publica este viernes el Real Decreto 470/2015, de 11 de junio, que revoca el título de duquesa de Palma a Cristina de Borbón amparándose en ese artículo 6, aunque nada dice del carácter vitalicio del título.

Por si fuera poco, el Real Decreto por el que el rey Juan Carlos I concedió el título de duquesa de Palma a su hija (1502/1997, de 26 de septiembre) establece claramente que el título de duquesa de Palma de Mallorca tiene "carácter vitalicio". (Su marido, Iñaki Urdangarín, no es duque pero usa el título con fines sociales y de negocios).

Otra opción es que Felipe VI hubiera optado por retirar el título a su hermana por "indignidad", ya sea de forma temporal o definitiva. Pero para ello tendría que haberse basado en un decreto franquista y preconstitucional de 4 de junio de 1948. También hay sentencias del Tribunal Supremo que amparan una retirada temporal o definitiva por indignidad de un título... Y que fueron dictadas en 1963 y 1965.

La chapuza 'exprés' de la abdicación trajo consigo un país con cuatro reyes: los reinantes y los eméritos. Ahora, en la misma línea, llegan los títulos graciables, vitalicios... y revocables.