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El "código ético" de la Casa Real garantiza la opacidad del viaje de Juan Carlos I

La normativa vigente solo obliga a informar sobre los regalos "institucionales", mientras que los definidos como "personales" quedan a salvo de cualquier publicación. Su calificación en una categoría u otra depende de La Zarzuela, que ya advirtió que el actual periplo del emérito tiene carácter "privado". Se dificulta así saber quiénes pagan su estancia en el extranjero.

Juan Carlos I con el rey saudí EFE
Juan Carlos I junto al entonces príncipe y ahora rey Salmán en una visita realizada a Arabia Saudí en 2014. EFE

El cóctel de afecto y desprendida generosidad que Juan Carlos I despierta más allá de España podrá seguir guardado bajo llave. Las normas vigentes a día de hoy en la Familia Real en torno a los regalos que reciben sus miembros –entre los cuales se encuentra el emérito– permiten que los obsequios "no institucionales" continúen en el anonimato, lo que facilita que ciertos detalles sobre su estadía en el exterior se mantengan en secreto.

"Hay un ecosistema de silencios", resume a Público el sociólogo y profesor de la Universidad Pública de Navarra Ricardo Feliú. Unos silencios que cuentan, además, con la bendición de la propia "normativa sobre regalos a favor de los miembros de la Familia Real" que Felipe VI implementó a partir de enero de 2015, seis meses después de jurar como rey.

Hasta entonces, Juan Carlos I había otorgado un secretismo absoluto en torno a los obsequios recibidos durante 39 años de reinado. Felipe VI revisó esa política e instaló, como principio general, que "los miembros de la Familia Real no aceptarán para sí regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni aceptarán favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones".

Del mismo modo, se establecía que "los miembros de la Familia Real no podrán aceptar regalos que por su alto valor económico, finalidad o interés comercial o publicitario, o por la propia naturaleza del obsequio, puedan comprometer la dignidad de las funciones institucionales que tengan o sean atribuidas".

La normativa fijó dos categorías: por un lado, los regalos "institucionales", ofrecidos principalmente por "autoridades de un Estado extranjero" en viajes o visitas oficiales, y los de carácter "personal", que básicamente serán "aquellos que no puedan incluirse en la categoría de regalos institucionales".

El texto dejó sentado que "los regalos de carácter personal se podrán aceptar cuando no superen los usos sociales o de cortesía", aunque no estableció el criterio exacto para determinarlo. Precisamente, Feliú advierte sobre la "discrecionalidad" que existe a la hora de decidir por parte de La Zarzuela "qué regalos son institucionales o personales". "Lo deja todo planteado con una ambigüedad tal que permite hacer diferentes lecturas", afirma.

Con estos datos a la vista, Público solicitó información a la Casa Real sobre las posibles vulneraciones a la normativa de la Casa Real que podría implicar el pago de la estancia de Juan Carlos I en el exterior por parte de terceros, ya sean representantes públicos o empresarios. De momento no ha habido respuesta.

Lo decide La Zarzuela

En ese contexto, este periódico ha tenido acceso a un expediente del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno de julio de 2017 en el que se analizó, precisamente, el asunto de los regalos que recibe la Familia Real. En dicho documento, dirigido a estudiar una demanda de información solicitada por un particular en el marco de la Ley de Transparencia, se detalla que la valoración de un regalo "como institucional o personal" queda en manos de una comisión "bajo la presidencia del Secretario General de la Casa de Su Majestad el Rey", cargo que hoy ocupa el General de la Guardia Civil Domingo Martínez Palomo.

Los obsequios de carácter institucional son publicados desde 2015 en la página web de la Casa Real, mientras que aquellos calificados como "personales" se mantienen en secreto. "Esto es especialmente espinoso cuando la monarquía es una institución que radica en una familia y en la cual la frontera entre la dimensión institucional y familiar es bastante porosa", afirma Feliú.

En esa línea, el investigador navarro considera que resultará imposible conocer detalles sobre los gastos de Juan Carlos I en el extranjero, así como el carácter de las invitaciones que reciba por parte de sus anfitriones. Según distintas informaciones, la habitación del lujoso hotel donde se habría alojado en Abu Dabi tiene un coste de 11.000 euros la noche.

La normativa de la Casa Real garantiza que un regalo "no institucional" de ese tipo quedaría fuera de cualquier control o difusión. Hay, además, otro motivo a favor de la opacidad: técnicamente, Juan Carlos I no realiza actividades institucionales desde junio de 2019. De hecho, La Zarzuela ya ha argumentado que su viaje actual –sobre el cual no ha proporcionado información oficial– tiene carácter "privado".

El Consejo de Transparencia ya dejó claro en 2017 que solo se ofrecía información sobre los regalos calificados como "institucionales", cuyo destino queda en manos de la comisión de la Casa Real que actualmente preside Martínez Palomo. En concreto, allí se determina si los objetos recibidos son incorporados a Patrimonio Nacional o donados "a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general".

Regalos para el emérito

De acuerdo a los listados publicados por Casa Real, entre 2015 y 2019 Juan Carlos I recibió en su calidad de emérito un total de 33 regalos. Entre los obsequios recibidos a lo largo de ese tiempo figuran cinco realizados por los regímenes de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU), países que encabezan los ataques contra Yemen. 

En enero de 2015, el ministro de Asuntos Exteriores de EAU le regaló un "portarretrato con fotografía dedicada", mientras que en mayo de 2016, con ocasión de un viaje del emérito a Arabia Saudí para asistir a una conferencia sobre el fallecido monarca Faisal, recibió una "medalla conmemorativa y dos libros" sobre el extinto líder de manos del actual jefe de la Casa Real de ese país, Salman Bin Abdulaziz.

Las excelentes relaciones entre el monarca y la dictadura saudí volvieron a coger formato de regalo en mayo de 2017, cuando Sultán Bin Salmán, presidente de la Comisión de Turismo y Patrimonio Nacional de Arabia Saudí, le obsequió una "daga artesanal típica".

El último regalo oficial de ese régimen llegó el 13 de abril de 2018, cuando el príncipe heredero y ministro de Defensa, Mohamed Bin Salmán, regaló al emérito un "conjunto de gemelos, reloj, anillo y pluma estilográfica" con ocasión de la visita oficial realizada entonces por el alto mando saudí. Felipe VI recibió el mismo regalo que su padre, aunque con un rosario musulmán añadido.

El príncipe y ministro también regaló sendos conjuntos de "gargantilla, pulsera, pendientes y anillo" a las reinas Letizia y Sofía. Todos esos objetos fueron entregados posteriormente por la Casa Real a Patrimonio Nacional.

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