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PP y Ciudadanos Arrimadas y Casado zanjan sin autocrítica sus derrotas electorales en Cataluña

La vida sigue igual para Inés Arrimadas y Pablo Casado, pese a los resultados de las elecciones catalanas. Ni dimiten, ni cambian sus equipos directivos ni su estrategia: el fracaso del 14F no ha sido su culpa, vienen a decir.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. EFE
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. EFE.

La vida sigue igual para Inés Arrimadas y Pablo Casado, pese a los resultados de las elecciones catalanas. Ni dimiten, ni cambian sus equipos directivos ni su estrategia: no ha sido su culpa, vienen a decir. La culpa es de la alta abstención, es decir de los electores que se quedaron en casa, y de la pandemia. Tampoco reconocen los errores que les han llevado a ser penúltima y última fuerza en Cataluña respectivamente. Al menos no públicamente.

El presidente del Partido Popular y su homóloga en Ciudadanos fueron duramente derrotados la noche del 14 de febrero; en el caso del PP catalán la formación sufrió otra debacle histórica: pasó de cuatro a tres diputados —de 135 que se reparten—, al mismo tiempo que Vox irrumpía en el Parlament como cuarta fuerza, con el doble de votos y el triple de escaños. La candidatura de Alejandro Fernández no logró, siquiera, hacerse con grupo propio.

Pero el golpe más duro lo recibió Ciudadanos, que pasó de 36 a 6 escaños, perdiendo veinte puntos y casi un millón de votos respecto a los comicios de 2017. Ciudadanos certificaba así una caída en desgracia que comenzó con las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019 —cuando perdieron 2,5 millones de votos en apenas seis meses—, tras las cuales su presidente, Albert Rivera, tuvo que dimitir, acompañado de su núcleo más cercano.

Pese al terrible resultado —su competidor en la derecha, Vox, suma más escaños y casi la misma cantidad de votos que ambas formaciones juntas—, ni la dirección del PP ni la de Cs asumen sus responsabilidades mediante ceses o dimisiones, como así han pedido desde dentro de ambos partidos, de forma más clara en el caso de Ciudadanos. Casado y Arrimadas seguirán en el cargo —nadie había pedido expresamente su salida— y no introducirán cambios en su dirección ni en su hoja de ruta. Ambos respiran tranquilos: hasta finales de 2022 no tendrán que vérselas de nuevo con las urnas.

Casado culpa al Gobierno, a Bárcenas  y a los medios

Es más, ninguno de los dos se siente responsable de lo ocurrido en Cataluña y se escuda en causas externas para justificar la debacle. En el caso del líder popular, que ha protagonizado una intervención telemática —sin preguntas— frente a los barones de su partido, ha culpado al Gobierno de Pedro Sánchez, a los medios y al tesorero del PP, Luis Bárcenas, del descalabro. "Nunca antes se había visto tal despliegue de ataques en plena campaña electoral y la tergiversación de nuestras declaraciones, ni la implicación de la Fiscalía General del Estado, el CIS y los medios públicos al servicio de un partido", ha señalado.

Obviando cualquier asomo de autocrítica por el hundimiento del PP, el conservador ha dicho que se vieron atrapados "en la tormenta perfecta" porque el escrito que Bárcenas envió a la Fiscalía Anticorrupción antes de comenzar el juicio de la Caja B ha ocupado "ocho días" en la campaña electoral. "Un tema pasado que nada tiene que ver con esta dirección ni con el candidato", ha proseguido. "No es una táctica nueva, pues ya la sufrimos en las campañas de abril y noviembre, con otros casos que ocuparon titulares en contra de nuestros intereses y de nuestras responsabilidades".

En un intento de apartar el foco del mal resultado y de las presiones de algunas voces que solicitaban cambios en la cúpula directiva, anunció que el PP dejará la sede de Génova 13 para desvincularse de la corrupción. "No debemos seguir en esta sede, cuya reforma está siendo investigada en los tribunales"; "No podemos seguir pagando facturas de cuestiones que ni conocemos"; "Esta dirección nacional no va a volver a dar explicaciones sobre ninguna cuestión pasada que corresponda a una acción personal que no haya sido en beneficio del partido", han sido algunas de sus frases.

Lo cierto es que, según ha podido saber Público, dentro de la formación conservadora se acumulan las dudas, se extiende el pesimismo y la decepción, y muchos dudan ya de que Casado llegue a ser presidente del Gobierno si la estrategia no varía. Pero Casado ha ignorado a aquellos que piden una "estrategia clara" frente a Vox. "Casado está convencido de que por los errores y el cansancio de la gente Pedro Sánchez acabará por no ser propuesta y el será la alternativa. Pero eso se ve cada vez más remoto", señala una voz del PP.

Arrimadas y la 'herencia recibida' de Rivera

Ciudadanos vive la mayor crisis interna de su historia, con un partido debilitado políticamente y completamente dividido en dos a nivel interno. El domingo, tras conocerse la magnitud de la debacle en Cataluña, la formación que dirige Inés Arrimadas convocó una reunión urgente del Comité Ejecutivo en la sede del partido en Madrid para analizar los resultados este lunes. Algunos dirigentes que acudieron a la cita, como el valenciano Toni Cantó y el andaluz Juan Marín, pidieron la dimisión del director de campaña y 'hombre fuerte' de Arrimadas, Carlos Cuadrado. Pero Arrimadas se negó: "Aquí no sobra nadie", les dijo.

Este lunes la presidenta de Ciudadanos -en una comparecida ante la prensa- ha asegurado que tras la reunión se siente "más reforzada que nunca, con más fuerzas y con más convencimiento de que hay que tirar para adelante". Arrimadas ha señalado a la 'herencia recibida' de Rivera como el principal motivo de su debacle electoral. A su entender, no es algo que se haya producido en los últimos meses o en los quince días de la campaña electoral y tampoco se va a recuperar en unas semanas, sino que llevará tiempo.

Sobre la posibilidad de modificar la estrategia de Cs, como han propuesto algunos integrantes de la Ejecutiva, la presidenta ha dicho que, desde que está en el cargo, lo que le guía a la hora de tomar decisiones es "hacer lo correcto", aunque tampoco se plantea que entren nuevas voces en el órgano de dirección.

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