Este artículo se publicó hace 4 años.
Emilio Silva: "No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos transformar la idea que tenemos de él"
El presidente de la ARMH repasa cómo fue la primera exhumación científica en España cuando se cumple su 20 aniversario. Critica el Anteproyecto de Ley de Memoria Democrática por "ambivalente y confusa" y exige que el Gobierno abra una oficina en la que se atienda y acompañe a los familiares de las víctimas del franquismo.
Madrid-
El 21 de octubre se cumplen 20 años desde la primera exhumación científica que se realizó en España. Emilio Silva, hoy presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), buscaba a su abuelo en una cuneta en Priaranza del Bierzo (León). Esa excavación marcó un antes y un después respecto a la concepción del franquismo en una España todavía impregnada de olvido. Tiempo después, se sucederían las exhumaciones por todo el territorio del país, se promulgaría una Ley de Memoria Histórica en 2007, y diez años después de aquella experiencia, un 14 de abril de 2010, se interpondría la querella Argentina, la única investigación judicial abierta para dar luz y buscar a los responsables de los crímenes del franquismo.
Silva atiende a Público una mañana fría de otoño. Durante la conversación telefónica, repasa cómo halló a su abuelo, qué avances han logrado desde la ARMH en sus dos décadas de existencia y qué supone la tramitación parlamentaria de la Ley de Memoria Democrática.
¿Cómo encuentra a su abuelo hace 20 años y cuál es el proceso que tiene que seguir para conseguir exhumar su cuerpo?
Yo estaba escribiendo una novela sobre dos exiliados que volvían a España para dinamitar el Valle de los Caídos, ubicada en el pueblo de mi abuelo. Era 1999 y quería ambientarla en sucesos que habían ocurrido en El Bierzo, así que me empecé a entrevistar con un amigo de mi padre, quien me facilitó otros contactos de gente que había vivido por aquel entonces. Fue el 6 de marzo del 2000, me acuerdo porque en las noticias televisaban cómo iba la campaña electoral de las elecciones en las que Aznar ganó por mayoría absoluta, cuando mientras comíamos un hombre que íbamos a ver y que vivía en una aldeíta cerca nos dijo que, por un problema familiar, no iba a poder acudir a la cita, pero que me escribiría todo lo que me quería contar; y probablemente si no le hubiera surgido ese problema no estaríamos hablando tú y yo en este momento.
"Durante este tiempo hemos conseguido ayudar a miles de personas y hemos exhumado 140 fosas comunes"
El tema de mi abuelo apareció en su escrito y me dijo que él sabía dónde estaba enterrado. Preguntando dimos con el sitio aproximado y me puse con un tío mío a averiguar algunas cosas. El 21 de octubre fue el día en que empezamos a hacer catas con una excavadora, y dos días después aparecieron los cuerpos. Así fue cómo se produjo la primera exhumación científica, denominada así por el posterior informe arqueológico de la zona con información de los cadáveres y su identificación genética.
Supuso el inicio de la ARMH. ¿Qué ha conseguido la Asociación durante todo este tiempo? ¿Qué falta por conseguir?
Los comienzos de la ARMH más bien tuvieron que ver con el encuentro que se produjo en el lugar de la exhumación. Al final, la Asociación nace por demanda, porque muchos familiares empiezan a contactar pidiendo ayuda. De ahí salieron algunos de los mayores expertos del momento, como Paco Etxeberria, o el arqueólogo Julio Vidal, que comandó desde la perspectiva técnica la primera exhumación.
Durante este tiempo hemos conseguido ayudar a miles de personas y hemos exhumado 140 fosas comunes. Además, organizamos el mayor acto de exaltación republicana desde la Segunda República, yo creo. En Rivas Vaciamadrid reunimos a 741 octogenarios a los que les agradecimos su lucha antifranquista. En resumidas cuentas, hemos logrado un gran espacio para la memoria que no deja de ser una conversación que ha reabierto la puerta al republicanismo en España porque durante veinte años de democracia todo lo relacionado con la justicia y la reparación estaba enterrado en una cuneta.
"Lo que falta por conseguir es la implicación del Estado, que a día de hoy sigue siendo el gran ausente"
Es un debate acerca del pasado en una conversación que no se detiene, y como siempre, hay quien habla a gritos, quien razona, quien no atiende a razones y quien habla de forma respetuosa. Sin las exhumaciones no existirían las dos leyes sobre memoria histórica ni la querella argentina, además de que hemos conseguido que la ley de amnistía de 1977 se vea como lo que realmente fue y no lo que nos vendieron, porque todas estas leyes están orientadas a la autoamnistía. Fue una forma civil de romper el pacto que la izquierda y la derecha parlamentaria sellaron con aquella ley, y que durante años fue respetado milimétricamente por todas las fuerzas del Congreso.
Lo que falta por conseguir es la implicación del Estado, que a día de hoy sigue siendo el gran ausente. La ley de 2007 se aprobó y ni siquiera el Gobierno que lo hizo la cumplió, y ahora quieren hacer una de Memoria Democrática que sigue manteniendo la impunidad de los franquistas. Sí, los chavales hablarán de Clara Campoamor en los colegios, pero no lo harán de Queipo de Llano que quería violar a mujeres como ella. Vamos a dejar que se hable de los buenos pero no de los malos, lo que es otra forma de impunidad.
Necesitamos una memoria democrática, pero también una antidemocrática, la del fascismo español. Ya hemos visto lo que ha pasado con Largo Caballero, y dudo mucho que el PSOE denuncie judicialmente lo que ha hecho el Ayuntamiento de Madrid. Aquí las únicas víctimas que quedan por reparar son las del franquismo, así que todo ese lenguaje ambivalente, confuso, genérico que utilizan en la ley permita que luego pasen cosas como estas, por eso hay que hacer una ley de memoria antifranquista.
¿La querella argentina podría haber sido posible sin las exhumaciones? ¿Qué nivel de importancia tienen éstas en cuanto a la reparación y la justicia que reivindican los familiares de las víctimas?
En la denuncia que se investiga en Argentina ya hay cerca de 500 querellas de familiares desaparecidos, las últimas de familiares deportados a campos nazis. De hecho, cuando yo dije que mi abuelo era un desaparecido, lo digo influido por la Asociación de defensa de los Derechos Humanos de Argentina, con los que trabé relación. Esa investigación es lo único que está vivo sobre el franquismo a nivel judicial.
"Sin las exhumaciones no habría habido querella en Argentina"
Sin las exhumaciones no habría habido querella en Argentina, pero también son útiles para conseguir que se aceptara lo que había ocurrido en nuestro país, aquello que no se hacía por miedo o vergüenza, que se rompiera esa lógica generada por el franquismo alargada durante la transición en donde parece que las dos Españas se reconciliaron. Por otra parte, aunque las familias han tenido un proceso de aprendizaje, un gran porcentaje de los socios de la ARMH no son familiares, y eso que hemos ayudado a miles de ellos, pero aún existe cierto temor a vincularse con nosotros.
Las víctimas necesitan ser apoyadas, algo que no hace el Estado. Ellas, cuando visitan una exhumación, se siente inmensamente cuidadas al ver el detenimiento con el que los arqueólogos trabajan para encontrar los cadáveres de sus familiares. Son gente mayor con una cultura funeraria muy arraigada al cementerio, así que no tener a sus allegados en él lo sienten como una forma de abandono, como ese deber filial que es enterrar dignamente a tus muertos, y ahora lo estamos consiguiendo.
¿Cuántos cuerpos han recuperado en estos 20 años? ¿Encuentran dificultades por parte de los ayuntamientos a la hora de realizar las excavaciones?
En total, entre todos los colectivos (asociaciones que han surgido en torno a una sola fosa común, otras relacionadas con un único lugar de detención y algunas administraciones públicas) hemos desenterrado a 9.000 represaliados.
Podríamos hacer un libro de tristes anécdotas con lo que nos sucede con las corporaciones municipales. Lo que no entendemos ahora es por qué el Gobierno ha canalizado ayudas para las exhumaciones a través de la Federación de Municipios y Regiones de España, liderada por Abel Caballero, el alcalde de Vigo que intentó evitar por todos los medios retirar una cruz franquista. A mí, que me expliquen cómo va a gestionar la memoria democrática Almeida, que destruye las placas con los nombres de los represaliados del franquismo.
Delegar y que los familiares se tengan que pelear con una corporación municipal, porque muchas no están dispuestas a ayudar en las exhumaciones, es negar la sepultura digna a estos desaparecidos, negar que sea un derecho al dejarlo en manos de los Ayuntamientos.
Parece que en Madrid hay una ofensiva contra la memoria histórica. Lo último ha sido retirar las placas en homenaje a Largo Caballero de su casa natal el día de su cumpleaños. ¿Por qué crees que está sucediendo esto?
No solo pasa en Madrid. No olvidemos que en este país hay gente condenada por grabar una misa franquista dentro de una iglesia. Lo que ha ocurrido en la capital es una acción de la extrema derecha admitida porque no existe una verdadera memoria antifranquista. Que en la ley se especifique genéricamente a las víctimas de la guerra, sin hacer ningún tipo de diferencia, es algo muy lesivo para la cultura democrática.
"Lo importante es que en nuestro país no exista una fundación que defienda violaciones de derechos humanos"
Hace años, el 18 de julio de 2006, la hija de un aviador que se mantuvo leal a la República y es considerado como uno de los primeros asesinados por el bando franquista, publicó una esquela en El País en su recuerdo, denunciando que los culpables nunca habían sido juzgados por ello. A partir de ahí se desató la guerra de las esquelas, como una pata de la guerra cultural en la que estamos. Realmente, no podemos tocar ni cambiar el pasado, pero sí podemos transformar la idea que tenemos de él accediendo a otros relatos ocultados y silenciados, y es ahí donde la derecha se resiste a que la sociedad vea lo que fue el franquismo.
Por eso, la derecha siempre se refiere a la Guerra Civil, porque creen que fue la legitimadora de la dictadura, aquel espíritu del 18 de julio. La democracia que tenemos puede ser muy permisiva y detener antifascistas después de una concentración de neonazis, a titiriteros por hacer parodias, pero no a los que hace un mes y medio dijeron con un megáfono y enseñas falangistas que quizá había que volver a derramar sangre como hicieron en el 36, ahí no pasa nada. Esa es la democracia que tenemos.
¿Qué peligros conlleva este auge de la extrema derecha? ¿Qué supone para la recuperación de la memoria histórica?
Eso dependerá del Gobierno, nosotros vamos a seguir haciendo lo mismo que desde hace 20 años. Sí es verdad que algunos familiares se asustan al ver estas cosas, porque perdura el miedo y la derecha se aprovecha de ello. Es como un ruido de sables de baja intensidad, así que habrá que ver qué hace el Gobierno para que no parezcan todos los actores implicados como iguales.
¿Qué le parece que la Fundación Nacional Francisco Franco amenaze con irse fuera de España si se termina aprobando la ley de Memoria Democrática?
A mí que se vayan o se dejen de ir me da igual. Lo importante es que en nuestro país no exista una fundación que defienda violaciones de derechos humanos, ni legitimando a sus autores ni a quien las estuviera inspirando desde algún sitio. Es un asunto transversal a la democracia. Me da lo mismo que sean franquistas, terroristas o machistas, tendrían que dejar de existir porque no se pueden realzar las violaciones de derechos humanos.
Hay que ser cautos y trazar bien esa gran línea divisoria de lo que entra en el juego democrático y lo que se sale, porque si la ley no es contundente, mañana gobierna alguien apoyado por Vox y podrían llegar a ilegalizar la Fundación Largo Caballero.
¿Cuánto tiempo crees que tendrá que pasar para que en España los luchadores antifascistas dejen de estar en cunetas y fosas comunes?
No me atrevo a hacer una previsión, ni me creo las del Gobierno. Lo que queremos es que el Estado cree una institución que atienda a las familias directamente y no que dé subvenciones a las asociaciones memorialistas para que ellas hagan el trabajo, por eso nos oponemos a este proyecto; que se ponga al servicio de las víctimas del franquismo al igual que hace con las del terrorismo.
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