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Ione Belarra toma las riendas de Podemos mientras Yolanda Díaz define su papel en la recomposición de la izquierda
La renovación en el liderazgo de la formación morada marca el inicio de una nueva etapa. Las miradas se girarán ahora hacia Yolanda Díaz, quien se marca sus propios tiempos para decidir sobre su liderazgo del espacio de Unidas Podemos, aunque trabaja para
La IV Asamblea Ciudadana de Podemos, que concluía este domingo, no generaba expectación por la disputa interna, pues estaba claro que solo tenía posibilidades el proyecto liderado por la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, proclamada secretaria general con cerca del 90% de los votos. Lo relevante del cuarto cónclave morado era lo que supone en la propia historia de la formación y para la reconfiguración de las izquierdas. Llega un cambio de etapa, atrás quedan los siete años liderados por Pablo Iglesias, se aproximan nuevos retos a afrontar, además, formando parte del Gobierno del Estado.
Belarra ha amarrado el timón, queda por ver hacia dónde dirige el barco. En su primer discurso como líder morada, ha querido resaltar las dos cualidades que imprimían su candidatura: la feminización y la descentralización territorial o la voluntad de "desmadrileñizar" Podemos. También se ha referido a la necesidad de mejorar la implantación territorial con la vista puesta en las municipales y autonómicas del 2023, y vistos los resultados de la última hornada de comicios territoriales, la nueva dirección tiene tarea a realizar en este sentido.
Llama la atención, por otro lado, las repetidas menciones en su intervención a la necesidad de compartir camino junto al resto de fuerzas que conforman Unidas Podemos (IU, En Comú Podem, Galicia En Comú, Alianza Verde) y junto a aquellas formaciones territoriales que forman parte de la "dirección de Estado" progresista y la mayoría de la investidura (ERC, EH-Bildu, PNV...) del Congreso. Es precisamente la debilidad demostrada en lo territorial uno de los motivos por los que Podemos necesita de otras formaciones para que se den mayorías progresistas en las instituciones.
A nadie se le escapa que la nueva etapa de Podemos estará determinada por la bicefalia que pueden conformar la propia Belarra junto a la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, liderando el espacio de Unidas Podemos. Una relación que todavía está por diseñar. Sin embargo, una vez concluida la asamblea morada es inevitable que las miradas giren hacia Díaz, quien fue sugerida por Iglesias como la próxima candidata a la Presidencia del Gobierno de Unidas Podemos. Hasta ahora, la gallega ha evitado asumir el reto explícitamente, es más, el pasado 2 de junio, en una entrevista radiofónica en RAC1, declaraba: "En mi mente no está hoy ser candidata".
La vicepresidenta quiere marcar sus tiempos. Desde que el pasado 15 de marzo Pablo Iglesias anunciara su salida del Gobierno, Díaz empezó a asumir el liderazgo de los ministros de Unidas Podemos en el Ejecutivo y la coordinación con el grupo parlamentario. Sin embargo, la dimisión como secretario general de Podemos de Iglesias tras las elecciones de la Comunidad de Madrid del 4 de mayo precipitó todo. Los liderazgos del partido y del espacio político (asumidos ambos de forma incontestable hasta ahora por Iglesias) quedaban descabezados. Podemos convocaba una asamblea de urgencia, la que ha alzado a Belarra al liderazgo este fin de semana. Queda por ver cómo se reconfigura el espacio de la izquierda al PSOE y hasta qué punto Díaz asume intentar liderarlo.
La vicepresidenta no forma parte de Podemos, tampoco de IU y, aunque conserva el carnet del PCE, no participa de su dirección. Además, siempre ha mostrado en público poco entusiasmo por las internas de los partidos políticos y sus procesos. Pero Díaz ha empezado a moverse también en este sentido, marcándose ella misma el ritmo y los tiempos. Reivindica la feminización de la política en general: menos ruido, rebajar la tensión en medios y redes sociales, acompasar los tiempos y los procesos a las reflexiones personales, frenar la aceleración constante de la vida política.
Díaz trabaja en este sentido y hacia este horizonte: ensanchar el espacio político, mostrar atención más allá de las siglas de partidos, recuperar aquellos elementos que se han ido disgregando de lo que se conoció como "espacio del cambio". Es su forma de hacer, reminiscencias de AGE, la primera confluencia de izquierdas gallega que posteriormente daría lugar a las mareas e inspiraría diversas confluencias.
En este sentido, han sido vistosos los distintos encuentros que ha mantenido con Ada Colau. Vicepresidenta y alcaldesa de Barcelona han difundido a bombo y platillo su buena relación en redes sociales durante las últimas semanas. También llama la atención la reunión mantenida el pasado viernes con ministros verdes europeos para coordinarse en materias de empleo. Díaz mira más allá del espacio tradicional de la izquierda y, como los comunes, se lanzan a ocupar el espacio verde, un espacio político que está de moda y en continuo crecimiento. Belarra también ha hecho guiños verdes en su primera intervención como líder de Podemos.
Breve recorrido por las izquierdas
Si Díaz decide lanzarse a la piscina de intentar liderar las izquierdas y construir una candidatura amplia, primero analizará qué agua hay en la misma. En el Estado español, el espectro de las izquierdas no se puede entender sin el ascenso de las fuerzas soberanistas e independentistas de izquierdas de distintos territorios en el último ciclo electoral. BNG en Galicia, EH Bildu en Euskadi o ERC (también CUP) en Catalunya son el mejor ejemplo de ello. Es impensable una coalición electoral o confluencia entre el espacio de Unidas Podemos y estas fuerzas cuyo horizonte está en la construcción de repúblicas, de estados propios.
Sin embargo, la propia Belarra, en su discurso en la IV Asamblea de Podemos, ha otorgado a estas formaciones la cualidad de "dirección de Estado" (siguiendo la estela de Iglesias). Estas fuerzas políticas han asumido participar de la política estatal facilitando, manteniendo e influyendo en el Gobierno de coalición. Díaz, por su parte, en su quehacer cotidiano, trabaja para cuidar, desde el Gobierno, a la mayoría parlamentaria de la investidura. Se dibuja, así, un horizonte de colaboración para los próximos años. Rivales en los distintos comicios, las diversas izquierdas reconocen la necesidad de cooperar y trabajar conjuntamente en las instituciones y lo ponen en práctica. Soberanistas e izquierdas estatales tienen camino compartido por delante.
La disputa por el espacio verde está de plena actualidad. Y de ello tienen parte de culpa los buenos resultados de Más Madrid en los comicios del pasado 4 de mayo. Él partido de Mónica García se consolida como líder de la oposición en la Asamblea de Vallecas, también en el Ayuntamiento de la capital. Ante esto, Íñigo Errejón no ha dudado en reivindicar el espacio del ecologismo político como propio. Más País, coaligado con Equo, aspira a tener influencia en el Partido Verde Europeo y relaciones con los verdes de otros países. Frente a esto, desde el seno de Unidas Podemos oponen Alianza Verde, la marca impulsada por Juantxo López de Uralde, tal y como adelantó Público. Esto es una evidencia de que la unidad, por este flanco, no está encima de la mesa. Unidas Podemos se prepara para dar la batalla ecologista a Errejón.
Más allá de la disputa verde, el espacio de las izquierdas integra otra división también de ámbito territorial. Entre la opción de una fuerza estatal, como Unidas Podemos, y las fuerzas soberanistas independentistas, se van conformando otras alternativas regionales y alianzas de carácter confederal. Esto tiene su reflejo en el grupo en el Senado de la Izquierda Confederal. Es el conglomerado que conforman Más Madrid, Compromís, la fuerza andalucista de Teresa Rodríguez, MES, Chunta Aragonesista... Partidos políticos que se referencian en sus respectivos territorios pero que no dudan en buscar alianzas para compartir hoja de ruta en la política estatal o europea.
Este espacio (una parte de él concurrió a las generales de 2019 bajo el paraguas de Más País obteniendo un pésimo resultado), se va consolidando. ¿Hasta qué punto un liderazgo como el de Yolanda Díaz en Unidas Podemos puede suponer un acercamiento a algunas de estas fuerzas políticas? Eso está por ver y seguro que la relación entre Unidas Podemos y estas izquierdas territoriales es foco de especulaciones y disputas en los próximos meses.
Así, la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, de Compromís, ya ha mostrado públicamente su admiración por Díaz. Sin embargo, el partido mayoritario en la coalición Compromís no es el de Oltra (Iniciativa del Poble Valencià), sino el Bloc Nacionalista Valencià. El Bloc celebra su octavo congreso el 26 y 27 de este mes de junio con una apuesta por la renovación. Sin embargo, desde el Bloc tienen claro que sus alianzas no pasan por compartir proyecto con Unidas Podemos, una fuerza de ámbito estatal, sino con formaciones políticas territoriales.
Las relaciones entre las izquierdas son siempre dinámicas y complejas. Los debates sobre la reconstrucción de la izquierda para el nuevo ciclo político son una realidad y los distintos actores se irán posicionando. Lo que es evidente es que la llegada a la Secretaría General de Podemos de Belarra y la posibilidad de que Díaz dé el paso para liderar e intentar ampliar el espacio de Unidas Podemos abre una nueva etapa. Un nuevo periodo que influirá en la reconfiguración del tablero político.
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