El mapa que manejan PSOE y Sumar para que no se pierda ningún voto progresista
En las filas socialistas apuestan por concentrar el voto hacia su partido en territorios que reparten entre dos y siete escaños. La candidatura de Yolanda Díaz se disputa el último escaño con Vox en las provincias que reparten entre cinco y siete.
Madrid-Actualizado a
Comienza la cuenta atrás para las elecciones generales del próximo domingo 23 de julio. Todas las fuerzas políticas tienen sus sondeos internos. Saben dónde tienen más opciones de sacar buenos resultados. El sistema electoral y el reparto de escaños por circunscripciones cobra especial importancia con la actual fragmentación parlamentaria.
En el caso del bloque progresista, tanto PSOE como Sumar han apelado al llamado "voto útil" en diferentes momentos de la campaña. Ninguno de los partidos que lideran Pedro Sánchez y Yolanda Díaz quieren "que se pierdan votos". Es decir, que en alguna circunscripción no sirvan para conseguir un representante en el Congreso.
En las filas socialistas aseguran que sus encuestas internas son positivas y que van al alza. Hace unos días cifraban en seis, siete u ocho diputados los que tenían que arrebatar al bloque de la derecha para poder formar Gobierno. En esta recta final incluso son aún más optimistas.
La dirección de Ferraz señala directamente algunas circunscripciones donde el último escaño estaría, según sus cuentas, en disputa entre el PSOE y la derecha. Son, por ejemplo, Huesca, Cuenca, Lugo o Cantabria. En ellas se reparten tres, cuatro y cinco escaños respectivamente.
En general, el PSOE destaca que la concentración de voto hacia su partido debería darse en las circunscripciones que reparten hasta siete diputados. En muchos territorios lo han dicho explícitamente durante la campaña electoral. Pese a ello, Sánchez sabe, y así lo ha defendido una y otra vez, que para gobernar necesita la fuerza suficiente de Sumar.
Sumar disputa el tercer puesto a Vox
Desde el inicio de la campaña, Sumar tenía más o menos claro en qué provincias iba a librar sus principales batallas. Los de Yolanda Díaz se han marcado el objetivo de disputarle la tercera plaza a Vox y en las últimas semanas han logrado un empate técnico con la ultraderecha en las encuestas que sólo se resolverá en las urnas.
La radiografía de las expectativas electorales de Sumar por territorios se hace, en cierta medida, desde un análisis comparativo con las de Vox. Los de Santiago Abascal muestran en las encuestas un suelo fijo que les da un buen punto de partida; el crecimiento del Partido Popular les podría pasar factura, pero su base les podría permitir aguantar bien el eventual desgaste provocado por una fuga de voto hacia Feijóo.
Vox es competitivo en las provincias pequeñas debido a la buena conexión de su discurso con las zonas más rurales, y se espera que una parte de sus votos salga de conseguir los últimos escaños en los denominados graneros del bipartidismo (una veintena de provincias que concentran poca población pero que reparten alrededor de 60 diputados).
En estos territorios, Sumar también aspira a obtener escaños, pero sus posibilidades son menores que en otros (ni siquiera Unidos Podemos logró penetrar en 2016 en muchas de estas pequeñas circunscripciones, aunque sí que lo hizo en algunas, como Albacete o León). Su batalla estaría centrada, aparte de en las grandes circunscripciones, en las medianas, las que reparten entre cinco y siete escaños.
Estas provincias serían Valladolid, Cantabria, Navarra, Castelló, Jaén, Huelva, Ciudad Real, Gipuzkoa, Girona, Tarragona, Almería, Córdoba, Toledo y Badajoz.
El valor de una eventual victoria de los de Yolanda Díaz en estas provincias tendría un doble efecto positivo para el bloque de la izquierda: por un lado, es un escaño más para la izquierda en su conjunto; por otro, al ser una batalla escaño a escaño con Vox, cualquier diputado que se lleve Sumar es uno que resta a la ultraderecha y al bloque conservador en su conjunto.
Los de Díaz han destacado este "doble valor" del voto a Sumar durante toda la campaña, y la vicepresidenta segunda volvió a insistir en esta cuestión durante el debate electoral del miércoles.
Lograr que no se pierda ningún voto para el bloque progresista (o, mejor dicho, que la mayor parte de los votos se conviertan en escaños y que la división de los sufragios de la izquierda no terminen favoreciendo a la derecha) es una tarea muy complicada, pero ese es, a grandes rasgos, el objetivo de PSOE y Sumar.
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