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Perfil del candidato del PP Javier de Andrés y los viejos rockeros

El candidato del PP a lehendakari es un fiel defensor de la "libertad" que propaga Ayuso, de la bajada de impuestos y un enemigo de los subsidios sociales, que denomina como "paguitas". 

El candidato del PP vasco a las elecciones autonómicas, Javier de Andrés, a su llegada a un Congreso territorial extraordinario del su partido, a 4 de noviembre de 2023.
El candidato del PP vasco a las elecciones autonómicas, Javier de Andrés, a su llegada a un Congreso territorial extraordinario del su partido, a 4 de noviembre de 2023. Iñaki Berasaluce / Europa Press

Vamos a aceptarlo de una vez por todas: Javier de Andrés es un rockstar de la política alavesa, el nuevo frontman de un PP vasco que en sus tiempos gloriosos llenaba estadios y vendía vinilos a troche y moche. ¿Quién no recuerda los ecos de aquella fiebre pepera, la barba proverbial de Jaime Mayor Oreja, el dedo veloz de Carlos Iturgaiz, el rostro sonrosado de Ramón Rabanera?

Es verdad que la banda ha perdido tirón en los últimos años, pero también es cierto que aún conserva una acérrima legión de fans. En esta deriva reciente de autotune y traperos yogurines, el PP vasco apuesta por el rock & roll de siempre. Los viejos rockeros nunca mueren.

De Andrés fue candidato a la Diputación en tres ocasiones y llegó a convertirse en el hombre más votado del lugar, el más aplaudido y coreado. Hasta terminó sentándose en el trono foral cuando sus adversarios no supieron lidiar con las alianzas poselectorales.

En aquellas épocas, Gasteiz tuvo como alcalde a Alfonso Alonso y también a Javier Maroto. El himno de los populares, un hit seductor y pegadizo, sonaba a todo trapo en las radios alavesas, naní, naní, naninonaní. Pero los gustos musicales de los patateros –gentilicio cordial del territorio– han cambiado desde entonces. Ahora el Sociómetro y las encuestas de EiTB sitúan a EH Bildu como número uno del Billboard en Araba.

De Andrés no se resigna a abandonar los escenarios, sino que vuelve a la carga con los grandes estribillos, los clásicos más cantables de ayer y de hoy, esos que la afición le reclama al final de los conciertos. Pero con novedosos arreglos musicales.

Antes de ceder la presidencia del partido, Iturgaiz prometía combatir a Sánchez y su "corte de proetarras, independentistas catalanes y vascos y comunistas". Ahora, bajo la impronta del ayusismo, De Andrés promete defender la "libertad". Para abonar menos impuestos, admite a renglón seguido. Y contra la "paguita" de los subsidios sociales. Así se habla, apostilla Núñez Feijóo, aunque no suene "políticamente correcto".

Hace unas semanas, De Andrés viajó a Madrid para que Díaz Ayuso lo presentara en sociedad como candidato a lehendakari. La presidentísima, que vive de los votos madrileños y no de los vascos, se desmelenó contra Sánchez entre divagaciones tremendistas para advertir que ETA acaricia ya el sueño de la independencia, la anexión de Navarra y un gobierno de ultraizquierda.

De Andrés trató de templar gaitas y habló de liberalismo, desempleo y competencias autonómicas. La prensa derechista se rasca la cabeza y le interpela, pero hombre, Javier, que el PNV está hablando más de ETA que usted. Y De Andrés cambia la letra: eso está ya muy trillado, yo tengo que cantar temas nuevos.

¿Contra quién se juega las alubias el PP vasco? En primer lugar contra Pradales, que nos ha sorprendido con una virtuosa mano derecha en los solos de guitarra. No os fieis, dice De Andrés, pues el PNV está interpretando el repertorio de Podemos y el día después de las votaciones hará una colabo con Otxandiano. Pero el PP sabe que su punto fuerte es Araba, donde los votos tienen un poder decisivo y donde existe una vieja geneaología conservadora que parte de Unidad Alavesa, hace escala en UPyD y desemboca en Vox. El partido de Santiago Abascal, que siempre fue una banda tributo al PP pero sin salero, pierde su escaño alavés en los sondeos de EiTB. Y De Andrés se frota las manos.

Dicen que De Andrés se lamenta de los subsidios porque está lejos de necesitarlos. De hecho, su declaración de bienes exhibe tres viviendas en propiedad y dos Jaguar en el garaje. Por una cuestión de decoro, una estrella de rock no debería pasearse en Twingo. Pero De Andrés posee además un as debajo de la manga.

Porque si el PNV y el PSE no suman mayoría, ¿quién les apañará las reformas fiscales como en tantas otras ocasiones? ¿Quién impedirá que suenen las melodías de EH Bildu en la Diputación de Gipuzkoa o el Ayuntamiento de Gasteiz? ¿Quién será el enlace con el Gobierno español el día que Feijóo triunfe? Y es que De Andrés no piensa dejar de seguir tocando. Aunque sea de telonero.

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