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Reyes Maroto, la ministra discreta que facilitó la salida al conflicto del metal

El pasado jueves cogió el teléfono, hizo que se sentaran a negociar juntos UGT y CCOO, diseñó líneas de consenso y medió hasta el final para el acuerdo. Tomó la iniciativa de intervenir por su propia cuenta, aunque informó a Pedro Sánchez.

La ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, durante su entrevista con Público' FERNANDO SÁNCHEZ
La ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, durante una entrevista con 'Público' FERNANDO SÁNCHEZ.

La ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto, no está entre las más valoradas del Gobierno, ni siquiera entre las más conocidas, más bien está en la tabla media/baja del Ejecutivo en ambos parámetros, según el CIS, aunque lleva al frente de esta cartera desde 2018. En la última crisis de Gobierno estaba en todas las quinielas para salir del Consejo de Ministros pero, finalmente, el presidente, Pedro Sánchez, siguió confiando en ella.

Pero a Maroto el CIS le preocupa poco. Como buena castellana recia se preocupa más por hacer que por aparentar y, sobre todo, tiene un alto concepto de la responsabilidad institucional que ocupa y a ello dedica todo su tiempo.
Por ello, el jueves pasado decidió coger las riendas e intervenir en el conflicto de los trabajadores del metal en Cádiz.

Maroto no tenía competencias para actuar y, aunque su equipo había hecho tímidos intentos de intermediación y, sobre todo, para obtener información en torno a las negociaciones, decidió que tenía que involucrarse personalmente. Tampoco se lo mandó el presidente del Gobierno, pero sí le informó que iba a intervenir.

Ese jueves, levantó el teléfono y habló con los implicados directamente en el conflicto en Cádiz, pero también con los responsables de UGT y CCOO en la Federación de Industria. Su primer objetivo es que ambos sindicatos se sentaran juntos a negociar.

Su segundo objetivo, conseguir que la patronal tampoco se levantara de la mesa o retrasara las negociaciones para agotar a los huelguistas. Y, por último, su tercer objetivo fue que todas las partes se reunieran el pasado lunes para volver a intentar buscar un acuerdo.

Tenía tres objetivos; que negociaran juntos UGT y CCOO, que no se levantara la patronal y que siguiera el diálogo

Volviendo en coche de un acto en Jaén el pasado sábado, siguió con su propósito. Estuvo las casi tres horas del trayecto al teléfono hablando con todas las partes. Finalmente, los consiguió sentar y, sobre todo, diseñar líneas de consenso y acercamiento entre las partes.

No es que ofreciera nada a los interlocutores, no tenía competencias en este sentido, pero sí planteó propuestas intermedias que acercaran el consenso entre ambas partes. Y ahí las dejó, encima de la mesa.

Hubo reunión el lunes, y también el martes. Y el preacuerdo finalmente se alcanzó el pasado miércoles entre los sindicatos y la patronal. Maroto lo celebró con un simple tuit donde elogiaba el fin del conflicto. No habló de su mediación, que luego se conoció por el reconocimiento expreso que le hicieron los sindicatos, ni de propuestas concretas. Sólo aplaudió el fin del problema.

No es nueva la actuación de Maroto en estos conflictos. Lo ha hecho en más de una ocasión y ha apagado varios conflictos industriales en esta materia. Ha mediado hasta en los acuerdos de los ERTE, impulsó la puesta la fabricación de mascarilla en España en los primeros meses de la pandemia, ha buscado financiación para empresas en crisis y hasta ha ido a dialogar en manifestaciones contra el Gobierno. Eso sí, todo... con mucha discreción.

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