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Yolanda Díaz coge las riendas de una izquierda en transición

La vicepresidenta segunda del Gobierno lanza este sábado su candidatura a las elecciones generales en un acto en el que se espera un enorme apoyo de la izquierda política y social, pero en el que no estarán los dirigentes de Podemos.

Yolanda Díaz
Yolanda Díaz, en la presentación de 'Sumar', en julio de 2022. Zipi Aragón / EFE

Cuando a Yolanda Díaz se le encargó la tarea de asumir el liderazgo de la izquierda española y de ser candidata a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales su respuesta distó mucho de ser un 'sí' rotundo. Las personas que la conocen bien sabían que el proceso de toma de decisión iba a ser largo y que la incógnita sobre su futuro político no se resolvería hasta el final.

Uno de sus amigos más cercanos, el exsenador José García Buitrón (que falleció en septiembre), expresó hace casi dos años una reflexión sobre este asunto: "Cuando a ella la posicionan como candidata de Unidas Podemos a mí me dio la sensación de que no iba a ser bien recibido por ella desde el punto de vista de la designación; eso le repatea y, cómo no, le acaba generando dudas. Entonces la clave es ¿Cómo resuelve la duda esta mujer? ¿Cómo resuelve ella misma ese debate que está teniendo? Yo creo que lo tiene resuelto, que va a decir que sí porque es una persona comprometida". Sin embargo, Buitrón también alertó de que si en el proceso se encontraba con muchas complicaciones, "le puede pegar una patada al caldero".

El momento ha llegado y Díaz no le ha pegado la patada al caldero. La apuesta del exsenador se ha cumplido, y este domingo está previsto que la ministra de Trabajo desvele su futuro político y anuncie que optará a ser candidata a presidenta del Gobierno en las próximas elecciones generales.

Hace nueve meses que la vicepresidenta se subió a un escenario en Matadero Madrid y comenzó un viaje que, en parte, terminará en el polideportivo Magariños (en la misma ciudad). En este tiempo, Diaz y su equipo han recorrido más de 20.000 kilómetros y han protagonizado actos en 20 ciudades distintas para dar sentido al denominado proceso de escucha que pusieron en marcha para reconectar a la ciudadanía con la política.

En Sumar tienen claro que el proyecto no acaba con la definición de una opción electoral, sino que va mucho más allá de las generales y que tiene la intención de servir de utilidad durante la próxima década. Pero también tienen claro que el de las elecciones es un factor fundamental en un contexto de batalla política entre un bloque progresista y un bloque conquistado en lo cultural de manera amplia por la extrema derecha.

Díaz candidata y líder de la izquierda

La definición de la Yolanda Díaz candidata es también la asunción de su figura como líder de una izquierda que se encuentra inmersa en un proceso de transición. Como el resto de elementos del proceso, el liderazgo de la izquierda también es algo que la vicepresidenta ha ido tomando a pequeños sorbos y con aparentes dudas. Ampliar sus horizontes más allá del Ministerio de Trabajo, primero, y del Gobierno de coalición, después, le ha acarreado una serie de dificultades que tienen que ver con eso de "meterse en política". 

Díaz pasó de centrarse en un proceso de escucha que reivindicaba lejos de las batallas partidistas y de la organicidad, a sentarse a negociar (desde enero) con las formaciones políticas de la denominada izquierda transformadora para articular una confluencia. De los encuentros con sectores, colectivos sociales y expertos se llegó a las negociaciones sobre listas electorales, candidaturas, siglas y programas.

Del proceso de escucha la dirigente gallega se lleva 19 libretas (según destacan en Sumar) llenas de apuntes para construir y articular un "nuevo contrato social para el siglo XXI", su primera promesa (no electoral). El balance de lo que se lleva de la negociación con los partidos todavía está por resolver pero, de momento, saca en claro la reconstrucción de los puentes que se dinamitaron en los últimos años entre distintas organizaciones y la promesa de una unidad futura, pero también su alejamiento de la que en los últimos tiempos ha sido la principal fuerza de la izquierda transformadora: Podemos.

Se prevé que alrededor de una quincena de organizaciones (y sus militancias), los principales sindicatos del país, colectivos sociales y dos de las grandes familias de la izquierda europea (los Verdes y el Partido de la Izquierda Europea) arropen a Díaz ante miles de personas. Y también se prevé la ausencia de los principales dirigentes de Podemos, después de que la formación morada y Sumar no alcanzaran un acuerdo para las elecciones generales antes del acto (condición que los de Belarra pusieron para asistir al mismo).

Este sábado, el partido reunió a su Consejo Ciudadano Estatal (un cónclave previsto para preparar las elecciones municipales y autonómicas, y agendado antes de conocer que el acto de la vicepresidenta tendría lugar el domingo). Allí tuvo lugar un debate en el que estaban presentes algunos de los coordinadores autonómicos, que en menos de dos meses acuden a las urnas; un debate en el que, entre otras cosas, se trataba de atisbar una respuesta sobre el eventual coste de no acudir al acto de Díaz cuando la vicepresidenta no tiene previsto hacer una intensa campaña por las fuerzas y coaliciones de la izquierda transformadora (salvo en algunos casos).

Un revulsivo electoral para el 28M

Por un lado, no acudir al acto supone perder la oportunidad de engancharse al revulsivo electoral que potencialmente despliega la vicepresidenta entre el electorado más progresista; sobre todo si se tiene en cuenta que sí estarán presentes los candidatos de otras opciones que compiten con Podemos en mayo (como Más Madrid o Compromís, entre otros).

Por otro, el hecho de que Díaz no tenga previsto volcarse de lleno en la campaña (entre otros factores, precisamente por el asunto de la competencia del 28M entre fuerzas que aspiran a ir juntas a las generales bajo su liderazgo) convierte el lanzamiento de su candidatura en una suerte de primer (y en algunos casos único) acto preelectoral con la vicepresidenta como figura destacada.

Los principales dirigentes de Podemos y de Izquierda Unida (que también reunió este sábado a su Coordinadora Federal para analizar el recorrido desde el despegue de Sumar hasta el 28M) hicieron sendos llamamientos; Alberto Garzón a Ione Belarra, para que acudiera al acto y cerrase el círculo de la unidad de la izquierda en torno a Díaz, más allá de una negociación para confluir en las generales que no terminará, en principio, hasta el verano.

E Ione Belarra a Yolanda Díaz, para que asumiera la condición de celebrar primarias abiertas pactadas en una negociación bilateral entre Podemos y Sumar (sin la concurrencia del resto de partidos que aspiran a formar parte de la coalición para las generales). También le pidió hacer campaña "juntas" por Unidas Podemos en municipales y autonómicas ante la presencia de algunos de los coordinadores territoriales de su partido (y la mirada atenta de todos los demás, aunque no estuvieran en el Consejo), algo que la formación morada no le pedía a la vicepresidenta desde hace meses.

En cualquier caso, si este sábado pasa a la historia por algo no será por un acuerdo de última hora y sobre la bocina entre Díaz y Belarra; ni siquiera por un último intento. A última hora de la tarde ninguna de las partes estaba de acuerdo ni siquiera respecto a quién le tocaba descolgar el teléfono para llamar a la otra. Al final, que el sábado no sea una jornada histórica le da al domingo la oportunidad de brillar.

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