El 60% del dinero de las familias va a pagar su vivienda y alimentación básica
El 16,8% de las familias se sitúan por debajo del umbral de la pobreza, según un informe publicado por Cáritas y la fundación Foessa.
Efe,Público
Las familias que residen en nuestro país dedican en torno al 63% de sus ingresos de media a gastos básicos de alimentación y la vivienda. Este es uno de los resultados del análisis Ingresos y gastos: una ecuación que condiciona nuestra calidad de vida, llevado a cabo por Cáritas y la fundación Foessa. El estudio, que se ha publicado este martes, pone de manifiesto la situación de precariedad a la que un gran número de hogares hace frente a diario.
Según el informe, el 16,8% de las familias está por debajo del umbral de la pobreza severa cuando ya han pagado los gastos del hogar y de necesidades básicas. Es por esto que una de las soluciones a las que recurre esta parte de la población es a intentar subarrendar las habitaciones de su casa (1,2 millones de hogares lo hacen) o vivir en lugares que no les aportan seguridad, como pisos compartidos, sin contrato o en peligro de desahucio.
Además, el número de familias que viven en hogares que no cumplen con las condiciones mínimas dignas ha experimentado “un preocupante aumento”: el porcentaje de viviendas en esta situación ha pasado del 25% en 2018, al 30% en 2021.
Los hogares más pobres priorizan su supervivencia
El estudio se basa en los datos resultantes de restar los gastos a los ingresos de los que dispone una persona. La cifra que se consigue es un medidor de la calidad de vida de las personas y, además, sirve para comparar y clasificar a la población española según sus niveles de bienestar económico.
Uno de los resultados del análisis indica que las familias con menos ingresos invierten más en alimentación y hogar que aquellas con más facilidades económicas. Las últimas dedican a estas cuestiones cuatro de cada diez euros, mientras que las que tienen más dificultades se gastan seis de cada diez. Estas cifras son un indicador de que para las familias con pocos recursos resulta casi imposible destinar dinero a otros ámbitos como el ocio y el tiempo libre: priorizan su supervivencia.
Desde 2015, el precio de las viviendas ha aumentado en un 51% y, en concreto, las que son nuevas han experimentado un ascenso en sus precios del 74%. Por ello, el estudio indica que “la idea de ser propietario ya no es tan predominante entre las generaciones más jóvenes”.
Además, a pesar de que ya en 2023 existen muchos hogares que se mantienen con más de un sueldo, esto parece no ser suficiente. La cantidad de dinero bruto anual que debe dedicarse a las viviendas es cada vez más alta.
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