El grupo con mayor índice de mortalidad por la covid-19 es el de los ancianos, que son las personas más vulnerables a los efectos de este virus. Ante esta situación, en pleno pico de la pandemia, el Hospital del Sureste denegó el ingreso a una anciana de una residencia, según denuncia su familia.

Se trata del caso de Emilia, de 86 años, y de su esposo Juan, de 82. Su familia ha denunciado públicamente que este hospital, situado en la localidad madrileña de Arganda del Rey, denegó el ingreso y hasta un respirador a la mujer procedente de una residencia de Rivas-Vaciamadrid.

Según explicó el hospital, el rechazó se debía a su edad y al grado de dependencia, pero según ha relatado la hija de ambos, su padre enfermó con síntomas del virus el 19 de marzo. Una ambulancia le trasladó al hospital del Henares y una vez allí le realizaron todas las pruebas oportunas durante seis horas, acabando ingresado. Dos días después comenzó a manifestar síntomas Emilia. Pero entonces, según la denunciante, el hospital ya no aceptaba traslados desde la residencia.

La familia de la fallecida no tiene quejas del trato de este geriátrico, pero sí del hospital que le corresponde, el del Sureste. El día 24 de marzo un responsable de dicho centro llamó a la familia para comunicarle la intención de dar de alta a la pareja a pesar de que la residencia les había comunicado que no aceptaban de vuelta a enfermos de coronavirus.

La hija de ambos ha explicado que: "Entonces me fui para allí y la llevé en mi coche al hospital. Cuando llegué allí me dijeron que mi madre no tenía derecho a un respirador porque era mayor de 70 años y por sus patologías. Solo le hicieron una radiografía de tórax y no le pusieron ni una vía. Le dieron una gafas con oxígeno y la mandaron a un box. A mí me echaron a las dos horas; el hospital era un caos", según ha explicado en declaraciones para Europa Press.

Después, de llamar a varias puertas su familia consiguió a través del alcalde de Rivas, Pedro del Cura, que los ancianos continuaran en el hospital una semana más. Pero finalmente, fueron dados de alta el día 30 de marzo, "a pesar de que no estaban del todo bien y sin ponerse en contacto con la familia".

Tres días después, Emilia volvió a tener síntomas por lo que intentaron trasladarla de nuevo sin éxito al hospital en cuestión. Pero finalmente, después de suministrarle varias dosis de morfina, la anciana murió en la madrugada del 3 de abril.

"Yo ya no podía llevarla de nuevo en mi coche al hospital porque dependía constantemente de una bombona de oxígeno y podía morirse en el camino", lamenta su hija. La anciana fue incinerada en la madrugada del 14 de abril en el tanatorio de San Fernando de Henares.

Doblegar la enfermedad

Juan, en cambio, logró doblegar a la enfermedad aunque el hecho de ver morir a su mujer y no poderse despedirse de ella le afectó psicológicamente y amenazó con quitarse la vida. Por ello, la familia decidió trasladarle a su casa, donde se ha recuperado totalmente de la enfermedad.

Rechazo en los hospitales

Sus familiares no tuvieron en ningún momento miedo de contraer la enfermedad por tenerle en su casa. "Me daba igual. Ya había perdido a mi madre y no quería perderle también a él. Se ha recuperado y a finales de abril dio negativo de coronavirus", asegura la denunciante, que se va a poner en contacto con la Plataforma de Afectados por la Pandemia para que llegue a los tribunales este y otros casos similares de denegación de hospitalización de usuarios de residencias en el pico de la pandemia.

Esta plataforma ya ha presentado una demanda judicial contra el Hospital Infanta Cristina de Parla por los supuestos delitos de homicidio imprudente y de omisión del deber de socorro, tras hacerse público un documento del 25 de marzo, en el que se daban órdenes rechazar a ancianos con síntomas de coronavirus, y que aparecen plasmadas en el informe de alta de Urgencias de una paciente, cuyo ingreso fue rechazado. Este es uno más de los casos que han estado sufriendo cientos de familias durante los últimos meses debido a la pandemia de coronavirus.