Entrevista a Mohamed Badaoui, activista a punto de ser deportado"Si soy peligroso, ¿por qué no me han expulsado en diez años?"
Jairo Vargas Martín
Madrid-Actualizado a
Mohamed Said Badaoui atiende al teléfono desde el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zona Franca, en Barcelona. Allí lleva recluido una semana, a la espera de que se ejecute su expulsión a Marruecos tras ser detenido la pasada semana por la Policía. No le acusan de ningún delito, tan solo de estar radicalizado y de ser un peligro para la seguridad nacional, aunque lleva 30 años en Catalunya, los últimos de ellos, como presidente de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Comunidad Musulmana (Adedcom). Denuncia falta de pruebas, indefensión y una maniobra para negarle la nacionalidad española.
¿Hay alguna novedad sobre su expulsión?
No. Hemos recurrido para ver si el juez de Reus cambia de opinión y puedo salir del CIE. Sobre la expulsión aún no hay respuesta de la Audiencia Nacional.
¿Cómo fue su detención? Estuvo varios días incomunicado.
Me detuvo la Policía Nacional el martes 18 de octubre cerca de mi casa. Me llevaron a Barcelona y al día siguiente, a Madrid junto a Amarouch Azbir, detenido el mismo día en Vilanova i la Geltrú. Nos dejaron llamar al abogado para notificar la detención, pero durante el traslado, en ningún momento avisaron a nuestro abogado ni a las familias ni nos dejaron llamar para avisar. Cuando llegamos a Madrid, pasamos la noche en una comisaría y al día siguiente por la mañana nos llevaron al aeropuerto. No sé qué pasó, a última hora se echaron para atrás por un supuesto error informático.
"Creo que la presión social y política detuvo la expulsión"
La Policía llegó a comunicarle a nuestro abogado que habíamos sido expulsados del país, que habíamos cogido el avión en la T4 de Barajas. Pero a las seis de la tarde nos vinieron a buscar y nos quedamos sorprendidos de que los mismos policías que nos llevaron de Barcelona a Madrid nos fueran a devolver a Catalunya. El jueves pasamos la noche en Barcelona y el viernes por la mañana nos llevaron al juzgado de guardia, a mí al de Reus y a mi compañero al de Vilanova i la Geltrú. Lo único que ha llevado a detener la expulsión creemos que ha sido la presión social y política que ha desatado esta situación.
La Policía hace acusaciones muy graves. Radicalismo, adoctrinamiento de menores, posturas proyihadistas… ¿A qué cree que pueden deberse y por qué ahora?
Nadie lo entiende. Es que no aporta prueba ninguna sobre lo que he dicho o he hecho para ser una persona radicalizada. Es muy grave que se tenga en cuenta la opinión de la policía sin pruebas y que los jueces lo den por válido.
Fue portavoz de la mezquita de Reus, que estuvo señalada como foco de radicalismo por Interior tras los atentados de 2017 en Catalunya. ¿Cómo recuerda aquellos momentos?
Cuando el ministro Jorge Fernández Díaz señaló a cuatro mezquitas de Catalunya como las más radicales de España, entre ellas la de Reus, yo llevaba pocos meses siendo portavoz. En esa época recibimos a todos los que vinieron a la mezquita a pedir nuestra opinión. Una vez más eran afirmaciones sin pruebas que las justificaran. Mi función en los cinco años que fui portavoz de la mezquita ha sido trabajar por la apertura. Se organizaban visitas de alumnos universitarios, de entidades municipales, de asociaciones de vecinos, de partidos políticos que vinieron por primera vez, hasta Ciudadanos nos visitó en su momento. Las mezquitas tienen que ser parte de la ciudad, participar en su tejido social, esa era mi misión y se puede constatar todo ese trabajo que ha estado reconocido por la administración local y autonómica.
Asegura que su expulsión llega después de recurrir la denegación de la nacionalidad española.
Sí. Las acusaciones de la Policía aseguran que mi supuesto radicalismo se remonta a 2010. Si soy un peligro para la seguridad del Estado, ¿cómo es que desde 2010 a 2022 no he sido detenido ni expulsado? Si soy tan peligroso, ¿por qué me han dejado campar libremente más de diez años por el Estado español sin que nadie me pida explicaciones? Nunca he sido detenido por la Policía, tengo los antecedentes penales limpios. Todo pasa a raíz de que pido la nacionalidad en 2020. En 2022 se me deniega alegando que soy una persona radicalizada. Estoy segurísimo de que si no hubiera pedido la nacionalidad este proceso no habría empezado ni se me habría criminalizado así.
"Si no hubiera pedido la nacionalidad no se me habría criminalizado así"
Yo pedí la nacionalidad para ser un ciudadano de pleno derecho, como cualquiera de este país. La expulsión administrativa llega a raíz de recurrir la denegación. Pedí explicaciones, que se aportaran pruebas de que soy una persona radicalizada. El juez le dio a la Policía 20 días para hacerlo. Han pasado más de dos meses y en lugar de ello me han abierto un expediente de expulsión. Ni siquiera puedo continuar con el procedimiento judicial sobre mi nacionalidad. Parece que no les interesa que salga este juicio antes de mi expulsión porque temen que la decisión judicial sea favorable y que yo pueda obtener la nacionalidad española.
¿Por qué puede haber un problema en que obtenga la nacionalidad española?
Según la Policía, soy unas persona activa en redes sociales, que tiene muchos contactos a nivel político y que tengo pretensiones políticas. Parece que no quieren que sea ciudadano español de pleno derecho y que no pueda ni votar al alcalde de mi municipio ni presentarme en una lista electoral.
¿Tiene inquietudes políticas?
Nunca lo he dicho, lo dice la Policía. No puedo tener pretensiones políticas si no tengo siquiera opción a votar.
¿Por qué le pueden expulsar sin pruebas y sin que lo ordene un juez?
Porque tenemos una ley de extranjería que da la opción a la Policía de realizar estas expulsiones administrativas. Creo que es una ley injusta que ya en 2022 no se sostiene por ningún sitio si atendemos a los derechos civiles. Es que no hay ni un juicio en el que defenderme democráticamente, donde se aporten pruebas y testigos.
"Ni siquiera puedes optar a un juicio en el que defenderte"
La indefensión es total, lo ha sido durante todo el proceso. La notificación de expulsión me la dieron el 5 de agosto, tenía 48 horas naturales para presentar alegaciones, con un fin de semana por delante y en plenas vacaciones. Todo ha sido una maniobra para que no me pudiera defender. Y lo más exagerado es que ni siquiera puedes optar a un juicio justo en el que demostrar que se están vulnerando tus derechos. En todo caso, podría ir a juicio una vez que se efectúe la deportación. Pero no te puedes defender igual estando en otro país, te ves más limitado.
Después de 30 años viviendo en Catalunya, ¿cómo se siente con este revés?
Es muy injusto. Siento que este es mi país, donde he crecido, me he criado y me he formado. Llevo más de nueve años sin siquiera visitar Marruecos. Tengo familiares allí, pero apenas he ido en este tiempo. Aquí han nacido mis tres hijos, que son españoles.
Dice que a alguien no le gusta su activismo, ¿en qué se ha centrado?
En defender los derechos de la comunidad musulmana y de los inmigrantes en general. Reivindico derechos que no se cumplen por parte de la Administración y que están amparados en la Constitución y en los Acuerdos de Cooperación del Estado español y la Comisión Islámica del año 92. Sea por desconocimiento o porque no quieren, la Administración vulnera derechos de la comunidad musulmana. He señalado casos de racismo o islamofobia institucional en mis redes sociales, como cualquier persona. Pero parece que molesta que yo sea musulmán y reivindique mis derechos y los de cualquier musulmán en este país.
¿Se siente respaldado?
El apoyo ha sido bastante grande. El Ayuntamiento de Reus ha publicado una notificación diciendo que soy una persona colaboradora y luchadora por la convivencia entre culturas. Luego ha habido una declaración institucional del Parlament de Catalunya a mi favor, y eso no se hace siempre o por cualquiera. Lo agradezco mucho. Hay centenares de entidades autonómicas y estatales que me dan apoyo, de ámbitos muy diversos.
Catalunya es un lugar muy sensible ante estas acusaciones de radicalismo islámico, ¿cómo ha vivido la comunidad musulmana tras los atentados de 2017?
En general, la actitud de los ciudadanos de Catalunya tras los atentados ha sido ejemplar. No ha criminalizado a toda la comunidad musulmana como ha podido pasar en otros lugares. Se sabe que las acciones fueron individuales y que no se puede hacer responsable de los atentados a una comunidad entera. Las primeras víctimas de estos ataques somos los propios musulmanes, en todo el mundo somos las personas que más ataques recibimos por parte de estos terroristas.
¿Cree que se podrá reparar el daño causado a su imagen por estas acusaciones?
No es solo mi imagen. Ahora mismo hay miedo en la comunidad musulmana. Se les está enviado el mensaje de que cualquier persona que denuncie o sea activa puede ser expulsada del país. Eso tiene efectos. Hay constancia de que varias organizaciones están sufriendo bajas de personas no quieren tener responsabilidad en sus colectivos por si el día de mañana les toca vivir esta circunstancia. Yo no tengo dudas de que se quiere dar un ejemplo: a todas las personas que hablen más de la cuenta les puede pasar esto.
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