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Pórtico de la Gloria La justicia dice que las estatuas del Pórtico de la Gloria pertenecen a la familia Franco

El alcalde compostelano, Martiño Noriega, ha cargado contra el fallo del juzgado número 41 de Madrid, al apreciar en su planteamiento "poco rigor" e incluso "cierta temeridad".

28/06/2018.- Detalle de la escultura del Apóstol Santiago en el parteluz del Pórtico de la Gloria, cuyos trabajos de restauranción han sido mostrados hoy tras una inversión millonaria y más de diez años de minuciosos trabajos para completar la recuperación del aspecto original de la obra del Maestro Mateo. EFE/Xoán Rey

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Un regalo obligado o una adquisición. Sobre esta disyuntiva se sustancia la batalla legal por la recuperación de las estatuas de la fachada del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Aunque un fallo judicial ha dado la razón en primera instancia a los Franco, el Ayuntamiento seguirá peleando por recuperar una riqueza que considera expoliada.

El alcalde compostelano, Martiño Noriega, ha cargado contra el fallo del juzgado número 41 de Madrid, al apreciar en su planteamiento "poco rigor" e incluso "cierta temeridad", y ha anunciado que en los próximos días estará listo el recurso contra esa resolución, emitida, a su entender, con "beligerancia" y en tiempo récord, apenas "cinco días".

Con sarcasmo, el primer edil sostiene que el veredicto brinda más argumentos "a favor de la familia Franco" que los que aporta el propio abogado de los parientes del dictador en esta causa abierta por dos tallas en piedra del siglo XII de los profetas Isaac y Abraham.

La magistrada Adelaida Medrano entiende que se da el principio de usucapión o prescripción adquisitiva, según el cual, se accede a la propiedad de una cosa -en este caso las imágenes pétreas- a través de la posesión continuada de sus derechos reales de manera pública, pacífica e ininterrumpida.

Y echa por tierra, por tanto, la reclamación que plantea el recurso del Ayuntamiento, que expone que hubo un saqueo y que las figuras son bienes de dominio público integrantes del patrimonio histórico artístico nacional.

El responsable de Cultura en la Xunta, Román Rodríguez, ha dicho que quizás no fueron "suficientes" los argumentos para convencer en la vía judicial, mientras que el presidente autonómico, Alberto Núñez Feijóo, ha ironizado preguntándose si Martiño Noriega, médico de formación, es ahora un "eminente jurista" por cómo se pronuncia.

Con ambas declaraciones se ha sorprendido "mucho" el aludido. Ha contestado que la estrategia empleada es la "correcta" y que, si bien no es de leyes, ha "leído mucho" y posee un desarrollado sentido de la intuición, que le permite saber que lo que se está dando es "un concurso de méritos" para ver quién "dispara mejor a la ciudad de Santiago" ante la cercanía de convocatorias electorales decisivas.

Sea como fuere, remarca que no va a dar por perdida la guerra.
Así las cosas, tras el juicio celebrado el pasado día 1 la jueza ha visto "ausencias documentales", al no haber expedientes adjuntados, a excepción de una escritura pública de adquisición del 4 de junio de 1948.

Asimismo, en su resolución cuestiona las conclusiones expuestas por la parte reclamante, y promotora de una demanda "inexplicada", obtenidas por medio de manifestaciones "verbales" de personas no identificadas, así como el tiempo transcurrido -seis décadas-, por lo que aprecia "pasividad".

Falta la prueba de la propiedad del Ayuntamiento

Los Franco habían exigido ante el Juzgado de primera Instancia número 41 de Madrid que se desestimase la demanda procedente de la capital gallega. Sostienen que son los legítimos propietarios de las piezas porque fueron compradas a un particular a través de un anticuario, sin que, a su juicio, el Ayuntamiento haya probado que sigue siendo el dueño.

En la vista, el abogado del Consistorio, Xoaquín Monteagudo, había aportado el contrato firmado ante notario el 4 de junio de 1948 por el que el Ayuntamiento compró al conde de Ximonde tres estatuas -dos de ellas, las que son objeto de este enfrentamiento- por 60.000 pesetas.

Explicó que fue incluida una cláusula por la cual se establecía que las piezas debían estar siempre en el patrimonio artístico municipal por imposición del conde.
El letrado del Consistorio consideró sin embargo que fue en 1954 cuando las estatuas fueron llevadas al pazo de Meirás de la familia Franco, en el municipio de Sada (A Coruña), como un regalo del entonces alcalde, sin acuerdo municipal alguno y de una forma "oculta, clandestina y delictiva".

Señaló que el beneficiario de este "expolio" fue el jefe del Estado de un régimen dictatorial "frente al que nadie podía reaccionar" y, en ese tiempo oscuro, "ni siquiera el conde de Ximonde se habría atrevido a realizar reclamación alguna".
Por eso, el letrado opina que es pertinente plantear la demanda, ya que se trata de bienes del prescripción alguna, tal y como hace la familia Franco.

A falta de cuál sea la última palabra, los patriarcas Isaac y Abraham, dos valiosas piezas del románico, se encuentran hoy en la inmobiliaria Pristina S.L, propiedad de Francis Franco, uno de los nietos del caudillo.

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