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La reconstrucción de Notre Dame, paralizada un año después del incendio

Las obras en la catedral parisina se encuentran paradas desde mediados de marzo a causa del confinamiento. Una parálisis que simboliza los múltiples obstáculos a los que se ha confrontado una restauración que debería acabar en 2024.

12/04/2020.- Vistas de la catedral de  Notre Dame (París). / EFE
Vistas de la catedral de Notre Dame (París). / EFE

Alrededor de las seis y media de la tarde el fuego prendió en la parte superior de Notre Dame. Los servicios de seguridad tardaron en reaccionar y este se desbocó. En pocas horas, se derruiría la aguja de Viollet-le-Duc, la armadura de la cubierta y dos terceras partes del techo de la catedral de París. Pero la acción frenética de 400 bomberos logró salvar buena parte de la estructura. Era el 15 de abril de 2019 y millones de telespectadores en todo el planeta siguieron conmocionados cómo las llamas amenazaron el monumento más visitado de Europa.

Un año después del gigantesco incendio, otra amenaza, invisible pero más mortal, se ha interpuesto en la reconstrucción de Notre Dame: el coronavirus. Las obras en la catedral medieval se encuentran paradas desde el 16 de marzo a causa de la cuarentena por la covid-19. Por ahora, se desconoce cuándo se retomará la actividad en el templo, aunque el gobierno francés prevé iniciar el desconfinamiento el 11 de mayo. La imagen de una inmensa grúa detenida al lado del monumento no solo simboliza la parálisis que impera en este primer aniversario del incendio, sino también los múltiples obstáculos que retrasaron la reconstrucción en los últimos doce meses.

"Somos un pueblo de constructores. Hemos reconstruidos tantas cosas. Ahora volveremos a construir Notre Dame aún más bella. Quiero que esté acabada dentro de cinco años", aseguró el presidente francés, Emmanuel Macron, el día después del incendio. Sin embargo, múltiples imprevistos han frenado el ritmo frenético que el joven dirigente deseaba imprimirle a la reconstrucción para que estuviera lista en 2024, coincidiendo con la celebración de los Juegos Olímpicos en la capital francesa.

"Supongamos que la hibernación (por el virus) dure dos meses. A lo largo de 68 meses deberíamos ser capaces de absorberla", dijo recientemente a la Agencia France-Presse Jean-Louis Georgelin, un exjefe del estado mayor del Ejército al que Macron encargó la tarea de dirigir la reconstrucción. No obstante, este general ya había reconocido en enero que confían en abrir Notre Dame al público con una misa el 16 de abril de 2024, "pero que esto no significa que todo se haya terminado entonces".

Mal tiempo, contaminación por plomo… y ahora la cuarentena

El retraso en las obras ya empezó en el pasado verano con la polémica por la contaminación por el plomo. Con el incendio se desprendieron unas 400 toneladas de esta substancia en forma líquida o gaseosa. La opacidad con que las autoridades gestionaron esta cuestión en los primeros meses indignó a la sociedad civil. Al final se suspendieron las obras durante tres semanas en agosto mientras se realizaron operaciones de limpieza. A partir de entonces, también se aplicaron unas estrictas medidas de higiene que ralentizaron el trabajo de los operarios.

Durante el otoño y el invierno, este se vio obstaculizado por el mal tiempo. En concreto, las ráfagas de más de 40 kilómetros por hora que obligaron a suspender las tareas de restauración en momentos puntuales. Y ahora en primavera se confiaba que avanzaran con buen ritmo, pero quedaron paralizadas con el confinamiento.

La opacidad con que las autoridades gestionaron esta cuestión en los primeros meses indignó a la sociedad civil

De hecho, aún no se ha podido retirar el andamio que fue una las primeras zonas afectadas por el incendio. Su presencia supone un riesgo para la estructura de Notre Dame. Hasta el punto que los encargados de la restauración recordaron que el templo se encuentra en una situación de "urgencia absoluta", aunque consideran muy poco probable que pueda derrumbarse. Habían previsto retirar las primeras piezas del andamio incendiado a finales de marzo. Pero esta compleja tarea, que durará al menos cuatro meses, se aplazó con la cuarentena.

Pese a los imprevistos, los operarios implicados en la reconstrucción —entre 60 y 70 actualmente— han ido avanzando. Lograron retirar la mayor parte de las ruinas con la ayuda de robots. También instalaron protecciones en las ventanas y refuerzos en los arbotantes, además de una grúa gigante. Tras terminar este año la mayoría de las tareas de limpieza y refuerzo de la estructura, los verdaderos trabajos de reconstrucción deberían empezar en 2021.

A partir de entonces, se decidirá si la aguja del crucero se reconstruye siguiendo el modelo original del siglo XIX o bien se apuesta por un "gesto arquitectónico contemporáneo", como sugirió Macron. El equipo de arquitectos de Notre Dame defiende que se reproduzca la obra Viollet-le-Duc, lo que facilitaría cumplir con los plazos. Pero también surgieron otras propuestas más rompedoras, como una aguja de cristal, crear un jardín biológico en el tejado o una terraza panorámica para los turistas. Por ahora, se desconoce cómo quedará al final la catedral parisina.

Las causas del fuego, aún desconocidas

También resulta una incógnita el origen del incendio. Doce meses después del siniestro, no se saben las causas exactas del fuego. Una investigación judicial sigue abierta, pero se trata de una tarea "dura, compleja y colosal", reconoció en febrero el fiscal de París, Rémy Heitz, en declaraciones a la emisora de radio Europe 1. La fiscalía entregó en junio del año pasado el informe de la investigación preliminar a tres jueces de instrucción, en el que privilegiaba la hipótesis accidental. Es decir, podría haberse originado con una colilla mal apagada o un cortocircuito eléctrico.

Los verdaderos trabajos de reconstrucción deberían empezar en 2021

Desde entonces, según Heitz, no ha aparecido ningún elemento nuevo que haga pensar que podría tratarse de un acto criminal. A pesar de ello, el 36% de los franceses dudan que fuera realmente un accidente, según un sondeo reciente del instituto Ifop. En concreto, el 7% de ellos consideran que fue "un incendio criminal y que el gobierno intentó esconder la verdad", mientras que el 29% creen que persisten aspectos ocultos y que "no está del todo claro que fuera un accidente". El impactante incendio ha generado, de hecho, múltiples teorías conspirativas.

Además, existen sospechas más serias sobre los múltiples fallos de la administración francesa que favorecieron las graves consecuencias del fuego. Así los denuncia el periodista Laurent Valdiguié en el libro Notre-Dame, Le brasier des vanités (Notre Dame, el incendio de las vanidades). En esta obra publicada recientemente, critica el caos administrativo que había entre los que gestionaban el monumento o los errores de diseño de la alarma contra incendios instalada en la armadura de la vuelta. Unos errores que incluso podrían conllevar consecuencias jurídicas. Doce meses después, aún perduran numerosos interrogantes sobre el pasado reciente y el futuro de la catedral parisina.

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