Rumores, conspiraciones y un boicot al paracetamol: Trump se convierte en un problema de salud pública
El presidente de EEUU vincula el uso del paracetamol al autismo. La OMS y la Agencia Europea de Medicamentos lo rechazan frontalmente. Esta nueva ocurrencia de Trump se suma a una larga lista.
"Es un medicamento barato y genérico. Permite cargar contra él sin entrar en conflicto con intereses farmacéuticos", aseguran los expertos, que detectan un afán por sembrar desconfianza en la ciencia.

Madrid--Actualizado a
Sin evidencia científica. Sin tapujos. Donald Trump ha vuelto a exhibir su particular visión de la ciencia y la medicina. De los creadores de "luz solar e inyecciones de desinfectante" contra la covid-19, el mandatario sorprendió este lunes con "no tomes paracetamol durante el embarazo porque puede causar Trastorno del Espectro Autista (TEA)". ¿Su argumento? "Rumores de que en algunos países donde no se consume paracetamol —porque no se lo pueden costear— no existe el autismo", así como una supuesta relación con el aumento del trastorno en Estados Unidos.
Para mayor inri, la propia Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha confirmado que revisará las advertencias del fármaco para "reforzar" la información dirigida a la población. El líder ultraderechista, lejos de quedarse ahí, ha propuesto una alternativa: la leucovorina, una variante del ácido fólico, que según él debería usarse como tratamiento para los síntomas del autismo. Este fármaco es un quimioprotector, es decir, se usa para prevenir los efectos perjudiciales del metotrexato cuando este se utiliza para tratar ciertos tipos de cáncer.
El dirigente estadounidense soltó su tesis acompañado de su secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., conocido por su adhesión a teorías conspirativas y su postura abiertamente antivacunas. Kennedy lleva tiempo sugiriendo, sin evidencia científica, que el autismo podría estar vinculado a las vacunas. Incluso, a principios de este mes, llegó a proponer: "Tenemos que dejar de confiar en los expertos". Bajo su gestión, despidió al comité de vacunación del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la principal agencia de salud pública del país. También dificultó el acceso a la vacuna contra la covid para personas sin patologías previas y cesó a la directora de la CDC, Susan Monarez, por negarse a firmar directivas "anticientíficas y temerarias".
Esta vez Trump ha puesto el foco en el paracetamol y su supuesta relación con el autismo. Según el Ministerio de Sanidad, el medicamento es un analgésico y antipirético, usado para aliviar el dolor y la fiebre. En España se encuentra disponible sin receta y es "seguro si se emplea según sus indicaciones". Por su parte, el National Institute of Mental Health (NIMH) define el TEA como un "conjunto de alteraciones neurológicas y del desarrollo que influyen en cómo las personas se comunican, aprenden, interactúan y se comportan". Pero, realmente, ¿existe evidencia científica que respalde la afirmación de Trump y su relación causa-efecto?
La evidencia científica refuta las teorías de Trump
No. La ciencia, por ahora, descarta cualquier vínculo entre el paracetamol y el autismo. Lo dicen numerosas investigaciones. Este mismo año, un informe demostró que las asociaciones entre el consumo del fármaco y trastornos neurológicos "se deben a factores subyacentes como la salud y genética de los progenitores, o el consumo de otros medicamentos". Otro estudio en 2024, que analizó 2,4 millones de nacimientos entre 1995 y 2019 y utilizó datos de hermanos para minimizar sesgos familiares, no encontró tampoco una relación. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) también ha desmentido a Trump. El organismo aclaró este martes que "no hay cambios en las recomendaciones para su uso durante el embarazo en la Unión Europea" y que "no existe evidencia de que provoque TEA".
La OMS y la Agencia Europea de Medicamentos refutan a Trump: "No existe evidencia científica"
Steffen Thirstrup, director médico de la EMA, destaca que el paracetamol "sigue siendo una herramienta segura y eficaz para tratar el dolor y la fiebre en mujeres embarazadas cuando existe necesidad clínica", siempre siguiendo las recomendaciones oficiales. Recuerda que en 2019 la institución ya revisó los estudios sobre neurodesarrollo de niños expuestos al fármaco en el útero y concluyó que "los resultados eran inconcluyentes", sin permitir establecer vínculos con trastornos neurológicos.
El organismo europeo insiste en que el paracetamol puede usarse en la gestación, pero como con cualquier medicamento de uso agudo, "debe administrarse en la dosis mínima necesaria, por el menor tiempo posible y con la menor frecuencia". También recomienda a las embarazadas consultar con un profesional sanitario ante cualquier duda sobre el uso de medicamentos durante la gestación. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha desacreditado la teoría del mandatario, subrayando que "no existe evidencia científica que relacione el paracetamol con el desarrollo de autismo". Asimismo, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha asegurado que "no existe evidencia que relacione causalmente el uso de paracetamol durante el embarazo con el autismo en niños".
Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid: "La causa del autismo no es clara; intervienen factores genéticos, ambientales y perinatales"
El mismo fundamento empírico refuerza la seguridad de las vacunas. Un estudio de 2019 del Statens Serum Institut de Copenhague, que analizó a más de 650.000 niños nacidos en Dinamarca entre 1999 y 2010, demostró que no existe ninguna relación entre la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola y el desarrollo del TEA. Ese mismo año, la OMS describió al movimiento antivacunas como "una de las principales amenazas para la salud pública mundial".
Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid explican a Público que las causas del TEA siguen sin estar claras. "Sabemos que existe implicación genética y que ciertos factores ambientales o perinatales pueden influir en su desarrollo o evolución. No podemos hablar de una causa única, de modo que atribuir el autismo a un solo factor y establecer una relación causa-efecto sería, como mínimo, precipitado".
El peaje social de los discursos negacionistas
¿Qué precio paga la sociedad cuando el poder político usa afirmaciones no sustentadas científicamente sobre salud pública? María Luisa Pinos, coordinadora técnica del Centro Español de Autismo (CEA), advierte a Público que declaraciones como las de Trump "perjudican directamente a las personas con autismo y a sus familias". "Generan falsas expectativas y frustración, aumentando su vulnerabilidad frente a posibles estafas", engarza. Además, alerta de un riesgo añadido: "Dar crédito a tratamientos sin evidencia puede alejar a las familias de intervenciones contrastadas científicamente". Pinos sostiene que también puede tener un impacto económico al destinar recursos a terapias ineficaces, e incluso afectar a la salud física, mental y al bienestar de las personas. En esta línea, apunta al informe del CEA sobre la Importancia de la evidencia científica en las prácticas aplicadas al abordaje del TEA, que insiste en que "la investigación rigurosa debe ser la base de cualquier intervención".
Ana Serra, madre de un niño autista: "Trump refuerza la visión de que se trata de una enfermedad que necesita cura"
Ana Serra es autista y madre de un niño autista. Opina sobre las declaraciones de Trump: "Otra vez se señala, se demoniza, se estigmatiza y se segrega a todo un colectivo. Para muchas madres supone reabrir sentimientos de culpa o angustia. Ya ocurrió con teorías dañinas como la de las madres nevera. Además, alimenta la falsa esperanza de que sus hijos o hijas puedan curarse". Serra incide en que el autismo no es una enfermedad ni algo negativo, sino una condición del neurodesarrollo, una manera diferente —ni mejor ni peor— de funcionar cerebralmente. "Lo que realmente necesitamos es concienciar a la sociedad, no difundir fake news que generan un impacto tan dañino", dice a este medio.
"Trump patologiza el autismo reforzando la visión de que se trata de un déficit o una enfermedad que necesita cura, cuando lo que debería exigirse a las administraciones es invertir en ajustes y apoyos razonables que derriben las barreras de accesibilidad y adaptación que enfrentamos las personas autistas", critica. Serra considera que el auténtico riesgo para la salud pública no es el paracetamol, sino las teorías negacionistas: "Son un atentado directo contra la salud mental de millones de mujeres embarazadas, que ahora pueden tomarse un simple paracetamol con miedo y culpabilidad". "Es imprescindible formar a todo el personal sanitario en cómo atender adecuadamente a las personas autistas y, además, dotarles de los recursos necesarios para hacerlo bien", concluye.
"Miedo sanitario" como arma política
¿Por qué Trump y por qué justo ahora? Pedro Samblás, integrante del colectivo AP se mueve —formado por profesionales de la Atención Primaria del Servicio Madrileño de Salud—, valora las posibles lecturas del discurso del líder ultraderechista. "No es la primera vez que recurre al miedo sanitario como arma política, usándolo para movilizar a su base electoral y de paso atacar a las instituciones científicas y regulatorias de EEUU, a las que suele señalar como parte de ese 'Estado profundo' que dice querer desmontar".
Pedro Samblás, AP se mueve: "El paracetamol es barato y genérico; por eso Trump lo usa en su discurso sin chocar con intereses farmacéuticos"
Para Samblás, existe también un factor económico: "El paracetamol es un medicamento barato y genérico, lo que permite cargar contra él sin entrar en conflicto con intereses farmacéuticos que, al contrario, podrían estar centrados en promocionar alternativas más lucrativas". El experto considera que se trata menos de un debate médico que de una "estrategia política y cultural para sembrar desconfianza en la ciencia y en las autoridades sanitarias". "El lenguaje acientífico, directo y enfático, puede resultar más convincente para la ciudadanía que la voz prudente de la ciencia, siempre plagada de términos como 'no concluyente', 'no sólido' o 'inconsistente'", lamenta.
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