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Sobrepesca La difícil tarea de salvaguardar los mares de Europa sin dejar caer a la industria pesquera

Los acuerdos pesqueros de la Unión Europea no terminan de contentar a los ecologistas, que consideran que en algunos casos se ha dejado de lado las recomendaciones científicas, y tampoco al sector pesquero, que padece ya una grave crisis debido a la carestía de los insumos. La búsqueda del equilibrio para acabar con la sobrepesca y rescatar las flotas del abismo es uno de los grandes retos del ambientales del momento.

Un barco de flota artesanal en la dársena de A Marina en A Coruña, Galicia (España) en una imagen de archivo.
Un barco de flota artesanal en la dársena de A Marina en A Coruña, Galicia (España) en una imagen de archivo. M. Dylan / Europa Press

"Pezqueñines, ¡no, gracias!". Desde inicios de los años 80, este eslogan ha permanecido vivo décadas, pasando de generación a generación, concienciando a la sociedad española de los problemas relacionados con la sobreexplotación de los océanos. La campaña de concienciación está más viva que nunca, en tanto que el reto europeo de cuidar de los mares, de hacerlos sostenibles desde el punto de vista ambiental y económico no se ha terminado de conseguir, a pesar de las décadas de trabajo político y social. Esta semana, Bruselas ha anunciado las nuevas cuotas pesqueras para las aguas atlánticas y los refuerzos pesqueros establecidos para el mediterráneo, y el resultado no parece haber contentado demasiado ni a ecologistas, que consideran que se está dando la espalda a la ciencia, ni a la industria pesquera, que ve con temor unas restricciones que, sumadas a la crisis económica actual, podrían suponer una estocada para numerosas empresas que viven de mar.

Con la industrialización de la pesca, la sobreexplotación de los mares ha crecido a escala global. Tanto es así que, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el porcentaje de poblaciones de peces sobrepescadas en todo el mundo ha pasado de un 10% en 1975 a un 43% en la actualidad. A escala europea, los porcentajes pueden variar según la masa de agua a la que se preste atención. En el Atlántico, el porcentaje es el mismo, el 43% de las poblaciones están afectadas por la sobrepesca y en el mediterráneo la situación es mucho más grave, pues el 62% está afectada por la sobreexplotación pesquera, lo que el convierte en el mar más insostenible del planeta.

Europa y los ministros de Agricultura de los Estados miembro han acordado nuevas cuotas para buscar un equilibrio que permita conservar las especies más afectadas, sin trastocar demasiado los bolsillos de los pescadores. Sin embargo, el resultado de las negociaciones no ha seguido al pie de la letra las demandas de la ciencia, pues de los 23 stocks gestionados por la Unión Europea en el atlántico, el 35% sobrepasa las recomendaciones mínimas contra la sobreexplotación, según han denunciado Ecologistas en Acción y Oceana, entre otras organizaciones conservacionistas.

El 35% de los límites de captura sobrepasan las recomendaciones de la ciencia contra la sobrepesca

Javier López, director de Campañas de Pesca en Europa de Oceana, lamenta que se los niveles de sobrepesca se mantengan al 35%, "los mismos que el año pasado", pero reconoce que en los últimos quince años ha habido un progreso pues "el porcentaje rondaba el 70% y el 80%". El avance es notable pero insuficiente desde el punto de vista de los compromisos adquiridos por la propia Comisión Europea, que se fijó el reto de acabar con la sobrepesca en 2020 a través de la Política Pesquera Común (PPC).

El director general de la Confederación Española de Pesca (CEPESCA), Javier Garat, asegura a Público que la propuesta de la Comisión Europea a los Estados para acordar los porcentajes de pesca se realiza siempre a máximos y "a sabiendas de que después habrá un regateo con los países, que introducirán aspectos sociales y económicos" que rebajarán siempre el objetivo. "Las cuestiones ambientales son importantes, pero hay que tener en cuenta otros aspectos, porque ciertas rebajas en las cuotas pueden hacer peligrar la economía de los puertos. Muchas familias dependen de ello", manifiesta.

El reflejo de este resultado que no satisface ni ecologistas ni pescadores es el de las cuotas acordadas para dos especies muy importantes para España como la merluza y el lenguado en las aguas del sur del Atlántico. En el caso del primer animal, la recomendación más ambiciosa de la ciencia era restringir las capturas hasta las 6.947 toneladas anuales. En 2020, la cifra acordada superaba con creces esta cifra, con una cuota de 8.314 toneladas. Este año, los ministros de agricultura han acordado una rebaja hasta las 7.800, que sigue sobrepasando las sugerencias de los expertos de la Comisión Europea. 

Esta rebaja es celebrada tímidamente desde ámbitos ecologistas, pero sigue sin contentar demasiado, pues se considera que con esta tendencia se acabarán con las poblaciones del sur del Atlántico más pronto que tarde. Tampoco gusta a la industria pesquera española, que considera que la cuota de 2020 era válida y que este año las empresas ya se enfrentan a un fuerte incremento de los gastos vinculados a la subida de precios de los insumos. Según explican desde CEPESCA, las cofradías están lidiando con una subida del gasóleo del 14%.

La difícil situación del Mediterráneo

"A los científicos no nos parece una buena resolución", dice a Público Laura Recasens, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar (ICM), vinculado Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Se refiere la experta al resultado final de las negociaciones que atañen al Mediterráneo occidental, cuya regulación pesquera no se mide en cuotas y límites de pesca, sino en esfuerzos pesqueros, que tiene que ver con restricciones al número de días en los que se puede faenar y a la limitación de determinadas prácticas para la captura.

Este año, los ministros han acordado una reducción del 6% de los días de pesca, algo que de nuevo no ha contentado a los grupos conservacionistas. López, de Oceana, señala directamente a la recomendación científica de Comisión Europea, que era limitar al 7,5% las jornadas de captura. Frente a ello, el director general de CEPESCA señala la importante presión que viene sufriendo el sector en los últimos años, además de la incidencia de la covid-19: "No se ha tenido en cuenta que la pandemia ya ha rebajado muchísimo los días de pesca de estos dos últimos años. Eso es algo que se ha obviado". 

La realidad es que desde que entró en vigor en 2014 el Plan Multianual para el Mediterráneo –un reglamento europeo para alcanzar la explotación sostenible– se han reducido en un 17,5% los días de pesca. Para tratar de dar dar opciones al sector, este año se ha acordado una compensación del 2% de los días para aquellas flotas que instalen tecnología para pesca selectiva que disminuya la captura de juveniles y de otras especies que no son el objetivo de las redes. 

"Si se reducen mucho las jornadas de pesca, los barcos pueden dejar de ser rentables"

En este punto, ambas partes coinciden en que la situación del Mediterráneo y las políticas que se están acordando no están siendo lo mejor. "Perdemos en torno al 5% de la flota del Mediterráneo cada año", lamentan los ecologistas. Sin embargo, estos reclaman una mayor contundencia durante los próximos años para poder recuperar las poblaciones y hacer que pueda haber un futuro para el sector. "Si actuamos ahora y se controlan las capturas, será duro, pero al menos garantizaremos que dentro de unos años se pueda pescar más y mejor. Somos los primeros que entendemos la situación difícil del sector, pero no se puede plantear soluciones cortoplacistas, hay que mirar siempre a largo plazo", argumenta López.

Recasens, que considera que los acuerdos no son demasiado positivos, comparte la necesidad de "actuar ya", pero indica que las políticas no deben ir sólo a reducir los días de pesca, que ya se han disminuido mucho en los últimos años, sino en otra dirección. "Es un tema muy delicado. Si se reducen mucho las jornadas de pesca anuales de las barcas, éstas pueden dejar de ser rentables y la estructura socio-económica de los puertos puede verse comprometida", advierte la investigadora del CSIC.

"Nuestra propuesta de negociación era que los pescadores que decidiesen llevar artes de pesca más selectivas no vieran reducidos sus días de pesca en el Mediterráneo", agrega, en referencia a la necesidad de impulsar métodos que como el incremento de la luz de la malla de pesca para "reducir las capturas de juveniles". Además, existen otros métodos efectivos que se podrían haber impulsado, favoreciendo el equilibrio entre conservación y pesca, como la creación de zonas restringidas para las capturas de cualquier tipo, de modo que se pueda favorecer la recuperación de los hábitats.

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