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El fin de las subvenciones a los combustibles fósiles enquista la COP26, que alarga las negociaciones para un acuerdo final

Se espera que los países alcancen un pacto en las próximas horas. El lenguaje ambiguo sobre los combustibles fósiles y la falta de cooperación de los países desarrollados están lastrando las posibilidades de un resultado positivo.

Vista general del último plenario de la Cumbre del Clima de Glasgow, la COP26.
Vista general del último plenario de la Cumbre del Clima de Glasgow, la COP26. Yves Herman / REUTERS

Las negociaciones en la Cumbre del Clima de Glasgow, la COP26, no han conseguido alcanzar un acuerdo ambicioso este viernes, momento en el que oficialmente se clausuraba el encuentro del multilateralismo. Sin embargo, las cerca de 200 delegaciones continúan dialogando y se espera que en las próximas horas se pueda cerrar un documento final que salve el resultado de la cumbre.

Las negociaciones se han precipitado este viernes, después de que a primera hora del día se difundiera un último borrador del acuerdo que ha hecho saltar por los aires gran parte de los avances conseguidos durante la segunda semana de COP26. El miércoles los países introdujeron en el texto de negociación la necesidad de poner fin a la financiación del carbón y del resto de combustibles fósiles, algo sin precedentes puesto que ni siquiera el texto del Acuerdo de París hacía mención a las energías sucias pese a ser la principal causa del calentamiento del planeta.

El último borrador, sin embargo, ha echado por tierra todo lo conseguido, ya que matiza, con un lenguaje ambiguo y débil, que se deberían dejar de financiar únicamente los combustibles fósiles "ineficientes". Un término poco claro que podría servir para que las potencias petroleras o carboneras puedan seguir explotando yacimientos y sustentando su crecimiento en las energías que más contribuyen a la crisis climática. Este cambio responde al equilibrio del lenguaje derivado de la diplomacia de acuerdos por consenso que impera en la COP. En otras palabras, delegaciones como Arabia Saudí o Australia han presionado lo suficiente como para descafeinar el escrito y rebajar su ambición. Habrá que ver si esta parte queda tal cual o si se agregan nuevos cambios para bien o para mal en el acuerdo marco final.

Adaptación, financiación y mercados de carbono

Esta COP26 va camino de convertirse en una de las más desiguales y en las que más se están evidenciando las divisiones entre países desarrollados y en desarrollo. "Es indignante que el texto actual no reconozca la importancia de la colaboración internacional para comprender y abordar las implicaciones del cambio climático en la salud mundial", advertía Panamá en uno de los plenarios de alto nivel del viernes. Una reclamación que fue respaldada por los discursos de Bolivia, Argentina o Tuvalu, entre otros.

La realidad es que las negociaciones están encalladas en términos de justicia climática y las delegaciones de países ricos no están haciendo su parte para solucionar los aspectos más duros. De por sí, ya se plantaron en Glasgow incumpliendo parte del Acuerdo de París que llamaba a aportar 100.000 millones de dólares anuales al Fondo Verde de Adaptación a partir de 2020, un mecanismo con el que las naciones con más poder se comprometían a ayudar a que las regiones del mundo más vulnerables a la crisis climática pudieran reconvertir sus economías y sus sociedades a la coyuntura de sequías, inundaciones y olas de calor extremo. La cifra está, a pocas horas de que se cierre la COP26, 20.000 millones de dólares por debajo del objetivo. Tampoco llega el dinero para impulsar la Red de Santiago destinada a sufragar los gastos de pérdidas y daños.

El desarrollo de las reglas del Artículo 6 del Acuerdo de París no está como debería a estas alturas de la cumbre. Este punto del tratado exhortaba a los países a elaborar una herramienta internacional de cooperación que permita emitir transacciones entre países por derechos de emisión. Se trata de diseñar una suerte de mercado internacional de CO2, pero con una perspectiva lo más alejada de las dinámicas capitalistas. Sin embargo, el texto de París es tan ambiguo que cada delegación lo interpreta de una forma y a estas horas los borradores son demasiado extensos como para garantizar que finalmente haya acuerdo. La COP25 de Madrid partía con el objetivo de zanjar este punto, pero se termino clausurando –36 horas después de lo previsto– sin un pacto sobre la mesa y se dejó todo para Glasgow. ¿Se pospondrá de nuevo a la COP27 de Egipto de 2022?

Recortar aún más las emisiones

En estos momentos, el único punto de encuentro con vistas de tener un resultado positivo es el de la ambición. Los Gobiernos se han comprometido, si el acuerdo final no dice lo contrario, a "revistar" y "reforzar" sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 antes de que termine 2022, es decir, de cara a la próxima cumbre climática.

En ese sentido, el borrador actual establece que los países deben incrementar sus acciones y reducir un 45% las emisiones de CO2 respecto a 2010 durante la próxima década. Sólo así, reconoce el documento, se logrará mantener la subida del termómetro global por debajo del umbral del 1,5ºC. La situación es delicada puesto que el propio texto reconoce que las potencias que acuden a la COP26 no están actuando como deberían, en tanto que los planes de descarbonización actuales no sólo no reducirán las emisiones mundiales, sino que podrían incrementarás más de un 13%. 

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