Este artículo se publicó hace 3 años.
Tercera olaLos errores que nos han llevado a la tercera ola: de nuevo una rápida desescalada y priorizar la economía
Los expertos señalan los fallos que se han repetido durante la pandemia para explicar la situación actual tan grave: equivocaciones en el estudio de contactos, desaciertos en la comunicación, falta de evaluación correcta, escaso control sobre hostería y comercio, relajación ante la llegada de la vacuna, o medidas aplicadas durante un corto espacio de tiempo.
Beatriz Asuar Gallego
Madrid-Actualizado a
Los contagios se han disparado con la tercera ola de la pandemia y hay varios errores claves que explican cómo se ha vuelto a llegar una incidencia superior a los 500 casos. Expertos consultados por Público achacan la gravedad de la situación a desescaladas demasiado rápidas que provocaron que se llegara a la Navidad con una incidencia demasiado alta como para mantener una situación epidemiológica asumible durante las fiestas. Priorizar la economía, pese a que esta es imposible que avance si no se cuida la salud, es otro de los motivos que explican el crecimiento de los casos covid.
La situación se achaca a la Navidad, aunque lo cierto es que la tendencia ya había cambiado en diciembre, como muestra la curva epidémica del Ministerio de Sanidad. Se empezó a doblegar la curva de la segunda ola a principios de noviembre, pero las restricciones de las comunidades autónomas se empezaron a relajar y no se consiguió bajar lo que se debería la incidencia. De hecho, pasó todo lo contrario: el 10 de diciembre comenzaron a subir otra vez los contagios.
Este punto de inicio de la tercera ola lo señala el epidemiólogo y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología Pedro Gullón. Recuerda una rueda de prensa del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, en la que afirmó que el cambio de tendencia se detectó antes del puente de diciembre: "A partir de ahí empezó un ascenso muy suave de una forma muy desigual por las comunidades autónomas. Fue a más y llegamos a Navidad con una incidencia alta. La Navidad, por las reuniones y por la movilidad, ejercen un efecto multiplicativo y es mucho peor si estás en forma ascendente. Si hubiéramos estado con una incidencia muy baja, el efecto multiplicativo se hubiera notado mucho menos".
En este sentido, el experto apunta que se ve no se tendría que haber apostado por las desescaladas cuando se notaron los "pequeños indicios de subida" en diciembre. En ese mes, comunidades como Catalunya o Andalucía comenzaron a relajar las medidas y esto se relacionó con "un aumento de casos" o una "disminución del descenso". "Para poder haber llegado a Navidad con una situación aceptable, no en el sentido de salvar la Navidad pero sí de llegar con la incidencia más baja, se tendría que haber extendido el cierre de hostelería o un control sobre las compras navideñas", explica el experto a Público.
María Sandín Vázquez, profesora e investigadora de Salud Pública y Promoción de Salud de la Universidad de Alcalá, también cree que la "relajación por cómo se ha vendido la llegada de la vacuna" y "la gestión de las navidades" son otras claves para entender esto. Aunque no olvida grandes problemas que se arrastran desde el principio de la pandemia como "la falta de apoyo a nivel laboral y de conciliación para hacer bien las cuarentenas o las condiciones de vida de muchas familias que no se pueden aislar".
"Los políticos deben tomar medidas, aunque sean impopulares. Esa falta es la principal causa del ascenso"
Lo que descarta Sandín claramente es culpar únicamente a los ciudadanos: "Son los responsables políticos los que deben tomar las medidas, aunque sean impopulares. Es lo que no se está haciendo y esa es la principal causa del ascenso de los casos".
Gullón añade que no es solo aplicar medidas, también extenderlas más en el tiempo viendo lo que ha ocurrido en las olas pasadas. "El problema vino al levantar las restricciones y pensar que podemos tener medidas que duren 15 días cuando tendrían que durar mínimo un mes. En 15 días empezamos a ver el efecto de las medidas y, con suerte, hemos conseguido llegar al pico de la curva y empezar el descenso. Pero no podemos relajarlas antes de tiempo. Hemos criticado durante muchos meses cómo se hizo la desescalada del confinamiento de marzo porque fue rápida pero la hicimos con incidencias por debajo de 20. Ahora estamos desescalando con incidencias de 100 o más. Si comparamos nos tenemos que llevar las manos a la cabeza", desarrolla.
Sobre esto, el epidemiólogo Joan Caylà añade como otro error que "a nivel político se ha favorecido la economía". "Se ha quedado todo en medio de la economía y la salud y se debía haber priorizado la salud que es una forma de que después la economía no vaya tan mal". Recuerda lo que ocurrió en verano cuando comunidades como Madrid pasaron prácticamente del confinamiento al desconfinamiento total porque venían los turistas y al final no hubo turismo como para mejorar la situación económica y empezó la segunda ola.
La falta de diagnóstico precoz y estudio de contactos
El epidemiólogo Caylà también lamenta que no se aprenda de la "experiencia" que se tiene sobre el control de otras enfermedades infecciosas como el VIH o la tuberculosis. "Lo importante es el diagnóstico precoz, el tratamiento, la vigilancia epidemiológica y el estudio de contactos. En la pandemia desde el principio hay dificultades con el diagnóstico precoz y los cribajes porque cuando sube la incidencia ya hay problemas", señala a este medio.
Los problemas con el rastreo de contactos forman el "mayor error"
Idelfonso Hernández, catedrático de Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), cree que el "mayor error" de toda la pandemia es la poca capacidad para el estudio de contactos así como la falta de una evaluación sobre las medidas que se aplican. Hernández destaca que las Administraciones "no se ha tomado en serio el refuerzo de Salud Pública desde el principio" y lamenta que ni siquiera se haya trabajado sobre un plan estratégico.
"Es una de las inercias más tristes y preocupantes: no se habla de Salud Pública. El imaginario colectivo se centra en el tratamiento y en los hospitales, pero no estamos haciendo prevención", añade el portavoz de SESPAS. Esta es una reclamación constante de los expertos porque la falta de rastreadores impide que se corten las cadenas de transmisión y se localicen los focos de contagios. Según el último informe epidemiológico del Ministerio de Sanidad, se desconoce el ámbito de exposición del 41% de los contagios detectados.
Problemas de comunicación, vigilancia y estudios sociales
María Sainz, experta en Medicina Preventiva y Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), destaca sobre el control de la pandemia la comunicación. Pone como ejemplo a Nueva Zelanda: "La primera medida que mandó la presidenta Jacinda Ardern, aún teniendo muy pocos casos, fue el confinamiento. Pero lo anunció con mucha sinceridad sobre el potencial infectivo del virus. La población lo creyó y eso es muy importante porque son medidas que requieren mucho sacrificio. Cuando los gobernantes actúan con un lenguaje comprensible, la gente responde bien", señala. Muy relacionado con esto Gullón valora que los cambios a última hora sobre el plan de Navidad confundieron a buena parte de la población y Caylà cree que la falta de unidad así como las discusiones entre los políticos han generado dudas sobre la gestión entre parte de la población.
Estudios desde las Ciencias Sociales ayudarían a fomentar políticas para el cumplimiento de las cuarentenas
Por otro lado, el antropólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Alberto Corsín Jiménez pide que se empiecen a tener en cuenta las Ciencias Sociales para poder evaluar y diseñas las políticas. Pone varios ejemplos a Público: estudiar desde la sociología cómo la población utiliza las mascarillas y el gel hidroalcohólico para poder desarrollar políticas concretas que fomenten su buen uso, desde la antropología cómo se socializan las personas y pasan el aislamiento para fomentar el cumplimiento de las restricciones o conocer las condiciones de vida de las personas que no cumplen con los confinamientos o desde la geografía urbana para conocer las dinámicas de los barrios en los que hay más incidencia.
Corsín resumen esto como conocer el "detalle fino" para poder realizar "políticas concretas". Esto podría ayudar mucho a mejorar de cara al futuro y, sobre todo, ante posibles desescaladas para extremar medidas que tengan que ver con todos los aspectos sociales en torno a la transmisión del virus.
Por último, Hernández considera que no se ha monitorizado lo suficiente el cumplimiento de las restricciones. "No hay que utilizar la represión, pero las sanciones bien puestas y publicitadas harían que se perdiera la sensación de inmunidad de una parte de la sociedad que se salta las medidas. Y sería un incentivo para otra parte de la población. Durante el confinamiento, las fuerzas de seguridad actuaron con mucha intensidad, pero ahora no lo parece", lamenta.
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