Despiporre con las últimas informaciones sobre el novio de Ayuso: "Tiene un Maserati y un Porsche pero empezó doblando Dacias"

Publicado el 19 de marzo del 2024

Está claro que Isabel Díaz Ayuso y Alberto González Amador son como la copa y el vino: no se pueden complementar mejor. La presidenta de la Comunidad de Madrid empezó llevando las redes sociales del perro de Esperanza Aguirre y terminó —con su pinganillo— en la Puerta del Sol. Entre medias, gestionó las residencias madrileñas durante la pandemia y se mudó a un piso de un millón de euros y 208 metros cuadrados en el barrio de Chamberí. Lo que le podría pasar a cualquiera, vamos.

La vida de su pareja era una incógnita hasta la semana pasada. La Fiscalía denunció al novio de la popular por un presunto fraude fiscal de 350.000 euros. Este lunes hemos sabido que la empresa con la que González Amador facturó más de tres millones de euros no tenía ningún empleado, solo un ordenador, una impresora y un Porsche Panamera. El kit básico de cualquier pyme española. Los dos comparten ahora el mismo piso de un millón de euros y 208 metros cuadrados en cuyo garaje esconden además un Maserati. La meritocracia, la cultura del esfuerzo y todo eso.

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Las redes han tirado de humor para reaccionar a las últimas informaciones que ha ido publicando la prensa —pese a las amenazas de Miguel Ángel Rodríguez— estos días. "Otro emprendedor que empezó en un garaje", apunta un usuario de Twitter.

Esta no es la única polémica que rodea a la dirigente madrileña. El Colegio de Abogados de Madrid aseguró hace unas horas que denunciaría a la Fiscalía por revelar "datos inéditos" sobre Alberto González Amador. Un posicionamiento inédito que llamaría la atención si no fuera porque acaba de incorporarse al Colegio el exjefe de los servicios jurídicos de Ayuso. Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Los mensajes de Miguel Ángel Rodríguez, mano derecha de Ayuso, contra la periodista Esther Palomera (elDiario) han completado los escándalos más sonados de la semana —todavía estamos a martes—. El Porsche, el Maserati y los 3,7 millones de euros que facturó la empresa de su novio se van a quedar cortos como sigamos a este ritmo.

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