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Dulceida y Alba Paul comparten la noticia de su embarazo. Foto: Instagram.
Dulceida y Alba Paul comparten la noticia de su embarazo. Foto: Instagram.
Dulceida y Alba Paul comparten la noticia de su embarazo. Foto: Instagram.
Dulceida y Alba Paul comparten la noticia de su embarazo. Foto: Instagram.

El bebé de Dulceida: ¿víctima de ‘sharenting’ o una oportunidad para dar ejemplo entre ‘influencers’?

Tras conocer que la ‘influencer’ será madre junto a su pareja Alba Paul, todos se hacen la misma pregunta. ¿Decidirán exponer a su recién nacido en redes sociales o preservarán su intimidad?

Laura Cuesta

Dulceida (Aida Domènech) y Alba Paul van a ser madres. La noticia explotó en el mundo de las redes sociales a principios de esta semana. No es para menos. La fundadora de los premios Ídolo es una de las influencers pioneras en nuestro país y su relación amorosa se ha seguido con especial atención en los últimos años. María Pombo, Belén Esteban, Inés Hernand y Chanel Terrero son algunos de los perfiles que se han sumado a la avalancha de comentarios para felicitar a la pareja en el post de Instagram en el que dieron a conocer la noticia. 

El nivel de repercusión de Domènech convirtió su nombre artístico Dulceida en trending topic en X (antes Twitter). Miles de personas se lanzaron a opinar sobre el embarazo de la influencer y una preocupación generalizada rondaba por Internet. ¿Será el bebé de Dulceida la próxima víctima del sharenting o la pareja aprovechará la ocasión para dar un buen ejemplo a otras influencers?

 

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Madres ‘influencers’

No saber que se llaman ‘instamadres’ no significa que no se conozca a estos perfiles. Estas influencers que comparten en redes sociales contenido relacionado con su vida familiar, mostrando con frecuencia a sus hijas e hijos pequeños son el pan de cada día en plataformas como Instagram o TikTok. Miles de vídeos y fotografías de menores de edad jugando, comiendo, vistiéndose, incluso siendo regañados, se difunden cada día en redes sociales. Pero el universo de madres creadoras de contenido empieza incluso antes de que la criatura llegue al mundo. El test de embarazo o la primera ecografía son también compartidos y monetizados en estas plataformas. 

Verdeliss, Violeta Magriñán, María García de Jaime o las hermanas Pombo son solo algunas de las influencers españolas que llevan años explorando esta tendencia. Y lucrándose de ella. El estudio Exposición de menores en Instagram: instamadres, presencia de marcas y vacío legal revela que en las publicaciones de las madres influencers se aprecia una alta presencia de marcas de publicidad, aunque en muchos casos ni siquiera quede evidenciado. “En el 45,6% de los posts analizados aparecen menores y estas publicaciones reciben un 41% más de likes que aquellas en las que no hay niños. En más de la mitad de las publicaciones analizadas aparecen marcas comerciales, pero solo en una de cada cinco ocasiones en las que hay una marca se explicita que es publicidad, y por tanto, una publicación remunerada”, señala la investigación publicada en la revista Mediterránea

Sharenting es la palabra que desde hace unos años se utiliza para definir esta situación. Este anglicismo, que combina las raíces de las palabras share (compartir) y parenting (paternidad), habla sobre el fenómeno de sobreexposición de los menores en las redes sociales

Viendo el historial de perfiles en España que se han lanzado a crear este tipo de contenido, la pregunta de los usuarios tras conocer el embarazo de Dulceida era evidente. ¿La catalana y su pareja expondrán a su bebé en redes sociales? Ella todavía no se ha pronunciado al respecto, pese a haber compartido algunos stories contando su experiencia en estos primeros meses de embarazo.

Los peligros de exponer a menores en Internet

Pero ¿por qué tanto interés en saber si podremos verle o no la cara al recién nacido de Domènech? El hecho de compartir contenido de menores de edad en redes se ha visto sometido a un debate público y social cada vez mayor en los últimos años. Las preocupaciones aluden a los problemas psicológicos y de seguridad que pueden llegar a sufrir los menores a lo largo de su vida por ver cómo ésta ha sido expuesta en Internet sin su consentimiento. 

Decenas de estudios se hacen eco ya del peligro de compartir fotografías y vídeos de los hijos. Se calcula que en promedio más de 1.000 fotografías de menores de edad circulan en redes sociales antes de los cinco años en el caso de los padres que practican el sharenting

“Compartir contenidos y narrar cada avance y logro que los hijos consiguen, comentar sus gustos y preferencias, indicar los sitios que visitan o mostrar espacios tan privados como sus habitaciones pueden desencadenar peligros mayores. Todos estos datos ofrecen mucha información a terceros que pueden aprovecharla para intentar alcanzar fines delictivos o incluso atentar contra la integridad de esos hijos”, explicaba Silvia Martínez, directora del máster universitario Social Media: Gestión y Estrategia de la Universitat Oberta de Catalunya en una entrevista

Toda esta información quedará en Internet, creando la huella digital de los menores sin que ellos tengan capacidad de elegir. Un acto que a priori puede parecer inofensivo pero que puede llegar a tener consecuencias devastadoras. Según un informe elaborado por el Ministerio de Interior, el 72% del material incautado a pedófilos eran fotos no eróticas ni sexualizadas de niños total o parcialmente desnudos, provenientes de fuentes comerciales, álbumes familiares o fuentes legítimas.

¿Prohibirlo es una opción?

El hecho de publicar informaciones personales sobre los menores sin su autorización puede crear conflictos entre los padres y los hijos en el futuro. “La primera generación de niños influencers ya es adulta y empiezan a explicar sus historias de horror”, compartió Sergi Santiago en X hace apenas un mes. A través de un hilo que se viralizó, el periodista compartió un reportaje publicado en la revista Cosmopolitan, revista que ha tenido oportunidad de entrevistar a una de estas víctimas del sharenting. “Había esta idea de que tenías que estar perfecta y guapa delante de la cámara. Si no sonreía lo suficiente o no decía una frase con suficiente entusiasmo mi madre me decía que no me importaba mi familia: «¿Quieres que nos muramos de hambre o que no podamos pagar la hipoteca?»”, expone la joven. Ahora recuerda días enteros en los que le hacían grabar una y otra vez vídeos hasta que su madre consideraba que estaban perfectos. 

Algunos países buscan poner en marcha algunas medidas para frenar esta situación. Es el caso de Francia. Según publicaba el diario Le Monde, en marzo del año pasado la Asamblea Nacional aprobó un proyecto de ley enfocado a proteger los derechos de imagen de los niños. La medida podría prohibir que los padres publiquen y compartan fotografías de sus hijos en Internet.

En el futuro, los hijos pueden llegar a denunciar a sus progenitores. Cuando cumplan la mayoría de edad, pueden interponer una demanda contra ellos por vulneración del derecho al honor, la intimidad y la propia imagen. No solo podrán solicitar que se retiren todas las imágenes publicadas, sino también una indemnización por los daños que dichas publicaciones les hayan podido ocasionar. Ante todo este panorama, ¿qué decidirán Dulceida y Alba Paul? Tendremos que esperar para conocer finalmente su decisión.