Algunas calles ostentan el honor de ser las más caras del mundo, pues aglutinan las tiendas más exclusivas y las viviendas más lujosas, además de contar con precios por metro cuadrado desorbitados. Son poco asequibles para la mayoría, de modo que su disfrute queda reservado para una minoría privilegiada. Sin embargo, son accesibles para todos los viajeros, pues cualquiera puede recorrerlas o curiosear entre sus rincones. Paseamos por las calles más caras del mundo.
Peak Road, Hong Kong (China)
Concluida en 1933 y ubicada en las faldas del pico Victoria, es la calle más cara del mundo. El lujo y la ostentación son una constante a lo largo de sus casi cuatro kilómetros de extensión, sumamente visible en las opulentas viviendas privadas, muchas de ellas recónditas entre vegetación, y las tiendas más exclusivas. El precio del metro cuadrado ronda los 100.000 €. Si esta cifra no te dice nada, te diremos que es más de 60 veces la media de Madrid.
Quinta Avenida, New York
Esta ajetreada y archiconocida vía, la cual nace en Washington Square y concluye Harlem, justo a la altura de la calle 142, es también sumamente cara. En ella conviven las tiendas de Cartier, Prada o Armani con grandes centros comerciales, edificios ejecutivos o gubernamentales, museos, teatros y opulentas casas, de las que los entendidos dicen que suele salir una a la venta una vez cada generación. Aunque la zona de Midtown es elegante y cara, lo es aún más Upper Fifth Avenue, ubicada en la parte superior de la Quinta Avenida, donde las viviendas rondan los 65 millones. De ahí, que se la conozca como la zona de los millonarios de Manhattan.
Avenida Princesa Grace, Mónaco
A pesar de su escueto tamaño, Mónaco es uno de los países más sofisticados y sibaritas del mapa europeo, siendo el lugar predilecto de vacaciones de la jet set. Los casinos, los hoteles de súper lujo, las tiendas de grandes firmas internacionales y los más restaurantes exclusivos decoran sus calles, entre las que se encuentra una de las más costosas del mundo y la más cara de Europa continental: la avenida Princesa Grace. Rinde homenaje la carismática Grace Kelly, la actriz que dejó Hollywood para ser princesa, se extiende junto al puerto y es el lugar predilecto de la élite monegasca. Para vivir en ella hay que pagar alrededor de 92.000 euros el metro cuadrado, por lo que es un asunto reservado a una minoría. No obstante, siempre podemos conformarnos con pasearla o curiosear entre sus tiendas y rincones.
Knightsbridge, Londres
Bordea Hyde Park, el gran pulmón verde de la ciudad inglesa, y puede presumir de ser uno de los barrios más onerosos del planeta, el cual atesora una de las vías más caras del callejero mundial: Knightsbridge. No es de extrañar, si tenemos en cuenta que aquí se encuentran los archiconocidos grandes almacenes Harrods, un buen número de tiendas de alta costura (hay dos de Chanel), restaurantes de renombre, los bancos de la Reina, anticuarios o exclusivos salones de belleza. Además, está decorado con imponentes casas victorianas y residencias millonarias, que le confieren exclusividad y la encarecen. De hecho, el valor de una vivienda en esta arteria no desciende de los 29 millones de euros.
Molochny Pereoulk, Moscú
Esta calle está en Moscú y es la más costosa del callejero de Rusia. Comenzó a crecer tras la Perestroika, momento en el que se construyeron algunos edificios de lujo. Con el tiempo se edificaron muchos más, todos ellos con increíbles vistas a la ciudad y servicios exclusivos, como ascensores privados o piscina en el ático. Cada metro cuadrado cuesta una fortuna, de hecho, al prestigiosa revista Forbes situó en esta calle uno de los edificios de lujo más caros del mundo.
Quai d’Orleans, París
Esta exclusiva vía parisina se extiende a lo largo del río Sena, en el distrito 4. Además de regalar vistas inéditas, rebosa monumentalidad, ya que atesora un buen número de palacios del siglo XVII, muchos de ellos incluidos en la lista de monumentos históricos; y viviendas de lujo, algunas de las cuales han tenido huéspedes tan célebres como Brigitte Bardot. Como cabe esperar, las viviendas alcanzan cifras astronómicas, no aptas para bolsillos discretos.
