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Una exposición repasa la tradición de la carta abierta desde Lutero hasta Grass

EFE

La tradición de la carta abierta, desde el reformador Martín Lutero hasta el Premio Nobel de Literatura Günter Grass, es el tema de una exposición en el Museo de Comunicación de Fráncfort, que abre mañana sus puertas al público y se prolongará hasta el 3 de febrero.

"Kämpferische Post. Von Luther bis Grass" ("Correo combativo. De Lutero a Grass) es el título de la exposición que escoge 60 ejemplos del género de la carta abierta que los intelectuales utilizan, normalmente a través de la prensa, para influir en la opinión pública.

Un texto del escritor Émile Zola, el celebre "J' accuse", con el que éste denunció la condena injusta por alta traición del oficial judío Alfred Dreyfuss, es considerada como el modelo de carta abierta por excelencia en la edad contemporánea.

Muchos intelectuales del siglo XX tomaron el texto de Zola como modelo e incluso repitieron su título.

En Alemania, es famosa la carta abierta de Thomas Mann con la que éste, después de que se le despojase del título de doctor "honoris causa" de la Universidad de Bonn, ajustó cuentas con el nacionalsocialismo y calificó a Adolf Hitler de "criminal de guerra".

En 1951, Bertolt Brecht trató de movilizar a los intelectuales de las dos partes de Alemania contra el rearme a través de una carta abierta publicada en el diario "Neues Deutschland", órgano de difusión del Partido del Socialismo Unificado (SED) de la extinta República Democrática Alemana (RDA).

Diez años más tarde fue Günter Grass quien, tras la construcción del Muro de Berlín, instó a sus colegas del Este de Alemania a que protestasen contra esa medida del régimen comunista a través de una carta abierta a la escritora Anna Seghers, que presidía la Asociación de Escritores de la RDA.

Otro ejemplo famoso es la carta abierta, firmada por 13 escritores de la RDA, en la que destacaban Christa Wolff y Jurek Becker, para protestar contra la expulsión del país del cantautor Wolf Biermann.

Marcel Reich Ranicki, por su parte, ha recurrido también a la carta abierta pero no como forma de protesta política sino como vehículo para la crítica literaria.

Así, en 1995 y a través de la revista "Der Spiegel", Reich-Ranicki dirigió una carta abierta a Günter Grass en la que destrozaba minuciosamente su novela "Es cuento largo".

El comisario de la exposición, Rolf-Bernhard Essig, se doctoró precisamente con un trabajo sobre la carta abierta titulado "Der offene Brief. Geschichte und Funktion einer publizistische Form von Isokrates bis Günter Grass" (La carta abierta. Historia y función de una forma periodística desde Isócrates hasta Günter Grass).

En ese trabajo, Essig parte del retórico griego Isócrates, del siglo IV antes de Cristo, cuyas cartas con consejos al rey macedonio para la guerra contra los persas fueron distribuidas en copias manuscritas.

Sin embargo, Essig sostiene que el primer auge de la carta abierta se produjo durante la Reforma Protestante y que el primer gran maestro del género fue Lutero.

"Su defensa personal de una doctrina encontró su expresión ante todo en cartas abiertas a autoridades terrenales y eclesiásticas", dice Essig.

En los siglos XVI y XVII la carta abierta desempeñó ante todo, según Essig, un papel pedagógico, y en la época de la Ilustración, cuando se fundaron muchos periódicos y revistas, adquirió gran popularidad como forma de difusión de ideas y como vehículo de debates filosóficos y científicos.

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