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La banca se deja 20.000 millones en Bolsa por la tormenta financiera pero se prepara para repartir 9.000 millones en dividendos

Los inversores asignan a las seis principales entidades financieras del Íbex 35 un tercio menos de la valoración que estas se atribuyen en sus balances, con un retroceso que acumula diez puntos desde el inicio de las turbulencias en el sector bancario con la quiebra del SVB.

Varios ordenadores y paneles en el patio de negociación de la Bolsa de Madrid. E.P./Ricardo Rubio
Varios ordenadores y paneles en el patio de negociación de la Bolsa de Madrid. E.P./Ricardo Rubio. Ricardo Rubio / EUROPA PRESS

Las seis principales entidades financieras españolas se han dejado más de 20.000 millones de valoración bursátil en las dos semanas de turbulencias en el sector bancario a nivel global iniciadas con la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank en EEUU, a las que siguió el episodio del ya renqueante Credit Suisse como previo a los temblores en el Deustche Bank (BD), cuatro episodios que aunque resultan aparentemente ajenos a la operativa de las finanzas locales coinciden en el tiempo con un intenso y vertiginoso deterioro de la valoración de estas a ojos de los mercados.

Entre los viernes 10 y 24 de marzo, las fechas posteriores, respectivamente, a la afloración de las crisis del SVB y del DB, la capitalización bursátil de los seis grandes bancos del Íbex 35, es decir, su valoración a manos del mercado de inversores, se ha reducido en 20.162 millones de euros para caer a 128.164 tras una pérdida de diez puntos, a un ritmo de uno por sesión.

Eso sitúa la valoración conjunta del sector local en el 62%, es decir, en poco más de tres euros por cada cinco de capitalización que tienen anotados en sus libros. Y el lunes siguieron los retrocesos, de entre el 3% y el 5,5% para las seis fichas del sector financiero español.

"Hay deterioros del negocio que no están recogidos en los balances, fundamentalmente en las valoraciones, y hay deterioros que no son coyunturales y que antes o después tendrán que recoger", explica el economista Carlos Sánchez Mato, que recuerda que las autoridades monetarias "no les han exigido acciones fuertes de capitalización" en los años posteriores a la crisis de 2008 y al proceso de saneamiento y concentración que se llevó por delante a más de un centenar de entidades.

Los grandes números de ese proceso son estos: una movilización de 125.000 millones de dinero público en rescates y saneamientos, de los que se han recuperado menos de 4.500, previa a una década en la que el sector bancario ha acumulado 122.575 millones de euros de beneficios netos (180.239 si el contador se activa en 2008), una factura de 75.000 en impuestos que los créditos fiscales reducen prácticamente a cero y, paralelamente, solo 32.789 más (22.826 desde 2008) en el patrimonio neto, que se situaba al cierre de 2022 en 235.916, el equivalente al 8,7% de los 2,7 millones de depósitos de hogares y empresas que gestionan.

Sin embargo, las turbulencias actuales no van a afectar a esa política de remuneración de los accionistas tras un año de récord de beneficios. De hecho, Bankínter abre en unos días el carrusel de reparto de dividendos de los seis grandes bancos españoles, que en las próximas semanas distribuirán entre sus accionistas un total de 9.340 millones de euros: 280 el primero de ellos, 3.000 BBVA, 1.700 CaixaBank, 430 Sabadell, 3.800 Santander y 130 Unicaja, en algunos casos con pay-out o porcentaje de ganancias netas a repartir superiores al 50%.

"No repartir los dividendos asustaría al mercado, como también lo haría ir a pedir liquidez a la ventanilla del BCE (Banco Central Europeo), con lo que la opción es seguir adelante y rezar para que no pase nada", anota Sánchez Mato, que recuerda cómo "la subida de los tipos de interés ha provocado la aparición de debilidades antes de que se hubieran recuperado las anteriores".

Coincide en parte con el diagnóstico que realizan fuentes del sector bancario. "Se ha puesto en marcha un proceso de ajuste por la subida de los tipos de interés que ha hecho que afloren las debilidades de algunas entidades. Va a haber un proceso de ajustes y de normalización", señalan, mientras remarcan que los niveles de rentabilidad, capital, liquidez y diversificación de la banca española, con un 70% del negocio centrado en los depósitos de hogares y empresas y una baja exposición a la deuda pública, sitúan a la banca española "entre las más eficientes y menos expuestas" de Europa a crisis como la iniciada en EEUU.

Los bancos españoles "no están libres de incertidumbres ni exentos de algún riesgo de contagio -admiten-, pero se trata de modelos de negocio rentables y sostenibles".

Dos bancos cotizan por debajo de la mitad de su valor oficial

La evolución de sus cotizaciones apunta, en cualquier caso, a la existencia de algunas debilidades, con dos bancos cotizando por debajo de la mitad de su valor (Unicaja en el 32% y Sabadell en el 40%), uno en su entorno (Santander, 54%), dos a un 25% de su valor oficial (BBVA y CaixaBank) y solo uno, Bankinter, con la cotización bursátil a solo seis puntos de lo que dicen sus libros de contabilidad.

"La banca española tiene una enorme fortaleza que nos tiene que permitir gestionar los episodios de inestabilidad con serenidad", dijo este lunes José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, quien, aunque señaló que el control de la inflación debe seguir siendo el objetivo principal de la política monetaria, admitió que "hay que mirar de reojo la estabilidad financiera".

"Tanto decir que todo está garantizado acaba creando alarma, como ha ocurrido en EEUU. Lo que hay que hacer es analizar la situación real y actuar", indica Julio Rodríguez López, expresidente del Banco Hipotecario y miembro de Economistas Frente a la Crisis, que llama la atención acerca de cómo "el apalancamiento, que es lo que resulta de restar los recursos propios de un banco a los ajenos, sigue siendo muy alto en la banca europea".

El economista destaca, no obstante, que algunos aspectos del modelo bancario español actúan en el actual escenario como factores atenuantes del riesgo para las entidades, caso del descenso de la demanda de crédito, en parte por la subida de los tipos y en parte por las restrictivas condiciones que llevan tiempo aplicando, que reduce la necesidad de liquidez, y las resistencias a remunerar los depósitos de los clientes.

El 'triple escudo', el FGD y los 'CoCos'

Sánchez Mato, por su parte, alerta de los riesgos de que lleguen las convulsiones si las turbulencias se mantienen. "Si la inestabilidad es breve se podrá superar, pero si se mantiene mucho tiempo puede haber problemas. Cuando hay mucha volatilidad es fácil que las empresas más débiles sufran convulsiones, y el BCE dice que va a estar ahí por si hace falta, pero pueden darse situaciones que lleven a las ventanillas de emergencia", señala.

En ese caso, los usuarios de la banca disponen de un triple escudo de protección que, al menos sobre el papel, les garantiza la salvaguarda de hasta 100.000 euros por cliente y entidad, aunque está por ver si los 6.609 millones de euros que acumula el Fondo de Garantía de Depósitos (FDG) para hacer frente a esos eventuales rescates resulta suficiente en caso de activación.

Por lo pronto, los propietarios de CoCos, los bonos contingentes convertibles, comienzan a arrepentirse de sus inversiones en estos productos ante los riesgos más que probables de que su valor, al formar parte del capital de los bancos y como ya ocurrió en el caso de Popular, acabe volatilizándose en caso de quiebra de alguna de las entidades financieras que los ha emitido.

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