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Blanco pide castigar al PP por "electoralismo despreciable"

El PSOE agita el 'catastrofismo radical' de la derecha para reconquistar a 'los enfadados'

GONZALO LÓPEZ ALBA

Como cuando en el tenis la ventaja y el servicio están en poder del adversario, el PSOE intenta obtener provecho de los errores no forzados del PP para imprimir más fuerza a su ataque. Con esta perspectiva analiza su Comité Electoral el coqueteo del PP con la fórmula del copago sanitario, el regreso de algunos de sus dirigentes a la agitación del fantasma del rescate económico de España por la Unión Europea o el extremismo de sureacción ante el reconocimiento por el Tribunal Constitucional de la candidatura de Bildu. Estos planteamientos vienen a reforzar la tesis central de la campaña socialista 'no es lo mismo' la izquierda que la derecha, al tiempo que alimentan las imágenes con las que el PSOE confía en despertar a su electorado: con el PP viene una 'derecha extrema' que sólo ofrece 'catastrofismo' y que trae con ella la tijera para recortar el Estado del bienes-tar, pero también las libertades y los derechos civiles.

La dirección socialista se declara satisfecha por lo conseguido en el arranque de la campaña, al haber logrado situar estos mensajes en el centro del debate. Pero no debe ser del todo cierto, o no suficiente para reconquistar el voto de 'la gente enfadada', cuando el martes José Luis Rodríguez Zapatero dejó el fondo de la pista para subir a la red con una agresividad desconocida en él.

Blanco dice que donde gobierna el PP ya hay copago educativo

En el PSOE se reconoce que la legalización de Bildu está suponiendo en cierta medida una interferencia negativa, alimentada por situaciones imprevisibles e incontrolables como la aparición de un expreso de ETA pidiendo el voto para la formación abertzale. Y también se reconoce la necesidad de introducir alguna rectificación en el juego propio.

Así, por ejemplo, el énfasis puesto en la cara autonómica de las elecciones, obligado entre otras razones por ser en ese ámbito donde se concentran las competencias relacionadas con el Estado del bienestar, ha difuminado en exceso su vertiente municipal, estratégicamente decisiva en estos comicios porque, con la marca PSOE desgastada, es en el nivel local donde más votos arrastra por sí misma la personalidad del candidato.

Subraya que Rajoy 'está dispuesto a cualquier cosa para llegar al poder'

Con este escenario de fondo, ayer saltó a la pista José Blanco, 'el jefe' del partido y el coordinador de su campaña, que como Zapatero la víspera jugó al borde de la red, incidiendo en la identificación del PP como 'la derecha más extrema' y añadiendo a la sospecha de que implantaría el copago sanitario la aseveración de que ya ha implantado el 'copago educativo', según dijo en alusión a Galicia.

Con Blanco, la caravana central del PSOE regresó a Asturias ya estuvo el domingo con Zapatero, en Gijón. No es casual. Es una de las joyas socialistas en peligro, que se quiere asegurar aprovechando los indicios que apuntan a que la opción encabezada por Francisco Álvarez-Cascos puede estar desinflándose tras su fulgurante aparición en el mapa político asturiano. Para remover a los suyos, los socialistas acudieron a Langreo, en el feudo de la cuenca minera que sigue bajo control del poderoso sindicato Soma, cuyo secretario general, José Ángel Fernández Villa, no faltó a la cita.

Aquí, a diferencia de lo que ocurre en Castilla-La Mancha, son bien recibidos los dirigentes federales. No es una cuestión personal, sino de sociología electoral. Si la región que gobierna José María Barreda tiene un fuerte sustrato de centro-derecha, como demuestra una y otra vez en las elecciones generales incluso en tiempos del virrey José Bono, la que ha gobernado en los últimos años Vicente Álvarez-Areces, lo tiene de izquierdas.

Blanco arrancó con un guiño al Soma para defender acto seguido que 'el voto de castigo' que se barrunta para el PSOE debe dirigirse al PP. Alegó que son sus dirigentes 'los que comparten mesa y mantel con los apóstoles de la codicia y la especulación que provocaron la crisis' y también que la derecha 'ensucia nuestra democracia con un electoralismo despreciable utilizando el terrorismo cuando los terroristas están más débiles que nunca'.

El vicesecretario afirmó que Rajoy 'está dispuesto a cualquier cosa para llegar al poder', como demuestra, según dijo, que no tenga ningún reparo en 'agitar el terrorismo como argumento electoral' ni tampoco en 'alarmar a los mercados para que desconfíen de la economía española'. Conclusión: el líder de la oposición es 'un patriota de pacotilla' por 'dar la espalda a su país cuando más lo necesita'.

Además, alertó de que nada está 'asegurado para siempre' y menos con una alternativa que tiene 'una agenda antisocial', que apunta no sólo al copago sanitario sino también al educativo: 'Donde gobiernan, retiran medicamentos, cierran escuelas infantiles públicas, quitan los libros de texto, suprimen ayudas para comedores escolares, eliminan becas...'.

Su arenga final fue que quienes comparten los valores que defiende el PSOE 'somos más' y, por tanto, 'tenemos que ser más el día 22 en las urnas' o habrá 'un paso atrás'.

El gesto: En mangas de camisa

José Blanco arrancó una ovación del millar de asistentes al acto cuando se quitó la chaqueta y, mientras recogía las mangas de su camisa, convertía este gesto en un símbolo de la actitud de los socialistas frente a la crisis y en el pronóstico de que el calor en el recinto anticipa una victoria.

'La gente enfadada': Sentimientos y justicia

Cambiar el ánimo de la 'gente enfada' es la prioridad de la campaña socialista, según reconoció el vicesecretario general del PSOE. A ellos se dirigió de manera singular: 'Comprendo que haya mucha gente enfadada con la injusticia de la crisis. Pero lo justo es votar a quienes hacen más por la justicia social y la igualdad de oportunidades'.

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