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Grecia e Irlanda reciben ayudas multimillonarias para no quebrar
Los Jefes de Estado de la Unión Europea aprobaron en mayo un plan de rescate de 110.000 millones de euros para evitar que Grecia se hundiera ante la presión de los mercados y tras descubrirse que había falseado su déficit para poder entrar en la zona euro. La agonía griega hasta recibir la ayuda duró tres meses porque los Estados no se ponían de acuerdo y sobre todo, porque Angela Merkel, que tenía elecciones en esas fechas, no quería ceder.
Al final se hizo, pero con unas condiciones tan duras de reestructuración y recortes sociales para los griegos que ya llevan ocho huelgas generales. En menos de seis meses llegó el segundo rescate: Irlanda. Su déficit público se disparó hasta el 35% del PIB porque el Estado irlandés tuvo que salir al rescate de su banca con más de 50.000 millones de euros. Con la experiencia previa, esta vez los países de la UE fueron un poco más rápidos en prestar el dinero, pero las exigencias de ajuste fiscal y reformas resultaron igual de duras. Mientras los mercados siguen presionando sobre los países periféricos -Portugal, España, Italia-, la Unión Europea ha aprobado un fondo de rescate permanente a partir de 2013.
4,5 millones de desempleados cada vez más ahogados
Desde el inicio de la crisis, el número de desempleados ha crecido en 2,1 millones de personas y se han perdido 1,8 millones de afiliados a la Seguridad Social. La tasa de paro ronda el 20% y hay 4,5 millones de parados según la Encuesta de Población Activa. Además, la prolongación de la crisis ha llevado a que cada vez haya más personas a las que se les ha acabado el derecho a percibir el subsidio por desempleo, lo que no ha impedido que el Gobierno decidiera suprimir la ayuda de 426 euros a partir de febrero del año próximo.
En los últimos meses, el crecimiento del paro se ha ralentizado y los pronósticos apuntan a que en el primer trimestre de 2011 tocará techo, aunque para lograr volver a los niveles previos a la crisis aún habrá que esperar varios años, probablemente cinco. En la crisis del 92-94, mucho menos grave que la actual, el mercado de trabajo tardó más de tres años en recuperarse.
El año en el que Zapatero dejó de ser social
2010 ha sido el año en que Zapatero giró a la derecha su política económica y empezó a aplicar todos los ajustes y recortes que exigían los mercados. Desde la reforma laboral hasta el retraso en la edad de jubilación; con un ajuste del gasto público que reduce en un tercio las inversiones en infraestructuras, congela las pensiones y baja el sueldo de los funcionarios y la oferta de empleo público.
Desde la desaparición de la ayuda de 426 euros a los parados sin subsidio a partir de febrero del año que viene hasta la privatización de la gestión de los aeropuertos o de parte de Loterías. Este viraje ha satisfecho a Merkel, que se declara “impresionada” por las medidas, pero ha dejado descolocados a buena parte de los socialistas. Y ya ha provocado una huelga general y, tal vez, una segunda.
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Europa se moviliza
Los ajustes sociales no se han producido sólo en España. Grecia, Irlanda, Reino Unido, Italia, Portugal también han recortado el gasto público para reducir el déficit -como exigen los mercados-. Al principio, la profundidad de la crisis y el miedo a que la quiebra de los bancos derrumbara todo el sistema llevó a que casi no hubiera críticas a las medidas adoptadas por los Gobiernos. Sin embargo, la paciencia de los ciudadanos se está acabando al ver cómo se recorta el Estado del bienestar.
Los jóvenes han protagonizado sonadas protestas en Francia, aunque no llegó a convertirse en otro Mayo del 68; la huelga contra la reforma de las pensiones de Sarkozy paralizó los transportes y dejó secas las gasolineras, lo que no impidió que se aprobase el retraso en la jubilación. En Reino Unido, los estudiantes se movilizaron contra la fuerte subida aprobada por Cameron de las matrículas universitarias, cuyo coste el próximo año se triplicará para los alumnos. A pesar de las protestas, los Gobiernos, por ahora, temen más la reacción de los mercados que la de los ciudadanos.
¡A la huelga general!
La primera huelga general contra Zapatero se llevó a cabo el 29 de septiembre convocada por CCOO y UGT principalmente en protesta contra la reforma laboral que permite el despido objetivo –con 20 días de indemnización- con una simple previsión de pérdidas de la empresa. La huelga fue seguida masivamente en la industria y el transporte público, no tanto en el sector servicios, y culminó con manifestaciones en las que participaron cientos de miles de ciudadanos.
Sin embargo, no logró que el Gobierno rectificara sus medidas. Al contrario. Comisiones Obreras ya ha avisado de que habrá otra huelga general en enero si el Consejo de Ministros retrasa la edad de jubilación a los 67 años.
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Díaz Ferrán: quebrado, denunciado, embargado y hundido
Primero dijo que había que hacer un paréntesis en la libertad de mercado para que el Estado acudiera a salvar a las empresas en crisis. Luego, cuando su compañía aérea (Air Comet) quebró dejando en tierra a miles de ciudadanos, dijo que él jamás habría comprado un billete de su propia empresa. Después, torpedeó el diálogo social. A continuación empezaron a caer como un castillo de naipes sus otras empresas, incluso la joya de la corona: Marsans. La quiebra de las empresas de Pufomán, como le ha denominado nuestro humorista gráfico Vergara, ha dejado sin trabajo a cientos de personas.
Ahora Díaz Ferrán está imputado por corrupción en el caso Mar Blau, demandado por no pagar salarios y embargado para hacer frente a las deudas de sus empresas. Aunque la Justicia lo está teniendo crudo. Sólo ha podido embargar 1.700 euros de las cuentas de Díaz Ferrán y su socio Gonzalo Pascual para cubrir los 373 millones de deuda del grupo Marsans. Y, dada su nada exitosa trayectoria empresarial, no le quedó más remedio que dejar la presidencia de CEOE y convocar elecciones en la patronal.
La burbuja que pinchó
La burbuja inmobiliaria fue una de las raíces de la crisis económica que comenzó hace tres años y que se disparó con la crisis financiera. En España, durante diez años (entre 1997 y 2007), el precio de la vivienda se disparó pero las ventas no dejaron de crecer debido a los bajos tipos de interés y a la facilidad para obtener un crédito.
Finalmente, la burbuja estalló: subió la morosidad hasta el 5,66%, máximo desde 1996; la compraventa de viviendas se ha reducido a mínimos, el precio medio del metro cuadrado de la vivienda libre ha bajado a 1.832 euros, lo que supone volver a los niveles de 2005, y representa un descenso acumulado del 13%, aunque los expertos creen que todavía queda recorrido a la baja, incluso hasta acumular un descenso del 30%. En enero ya no habrá deducción por vivienda para los nuevos compradores –aunque se mantiene para aquellos que tengan ingresos inferiores a 24.000 euros anuales- y se espera que los precios bajen más. Una señal es que Amancio Ortega, presidente de Inditex (Zara) ha anunciado que va a empezar a invertir en ladrillo.
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Rajoy: de Irlanda a Cameron, pasando por Francia
El PP no se ha salido un milímetro de lo previsto. Todas las medidas económicas del Gobierno ha sido respondidas con un No, en un afán constante de obtener réditos electores de la crisis económicas. Hasta el punto de autocalificarse como único partido que defendía los derechos de los trabajadores. Las encuestas, por el momento, apuntan que no es una estrategia errónea. Rajoy ha presentado una sola propuesta para salir de la crisis: sólo a final de año se reconoció seguidor de las medidas aplicadas por el primer ministro británico, David Cameron.
Era una novedad, porque en años anteriores había salido en defensa, con el mismo fervor, del milagro Irlandés (país rescatado), de la economía francesa (justo hasta que Sarkozy abanderó al idea de "reinventar el capitalismo") y de la alemana. Cuando Merkel empezó a subir impuestos Rajoy tiró de mapa, miró a la izquierda y le salió Reino Unido. El año que viene ya se verá.
La prueba superada que calmó, momentáneamente, a los mercados
Para calmar la ansiedad de los inversores ante las dudas sobre la solvencia de la banca europea, Bruselas decidió someter a pruebas de resistencia a los mayores bancos de la UE. Se trataba de determinar qué capacidad tenían para afrontar escenarios adversos como un aumento de la morosidad, del desempleo, deterioro de sus inversiones, etc. y si saldrían de ellos con la suficiente solvencia. España, que fue quien promovió esta iniciativa, sometió a estas pruebas al 98% de su sistema financiero, mientras en otros países no llegaron al 50%.
Los bancos españoles superaron la prueba y la mayor parte de las cajas, aunque cuatro uniones de cajas en proceso de fusión y la intervenida CajaSur no pasaron el test. El éxito de este ejercicio de transparencia calmó a los mercados y la prima de riesgo de España bajó. No obstante, su efecto no fue permanente. El hecho de que también superaran los test los bancos irlandeses que luego provocaron el rescate de este país ha llevado a que se exijan pruebas más duras y periódicas.
Tiburones insaciables
Los especuladores financieros hincaron el diente al pastel de la crisis y no terminaron de saciarse. España fue, con Grecia, Irlanda y Portugal, centro de su diana: a través de los bonos de deuda pública –el especulador acumula bonos de un para venderlos de golpe y hacer que caiga su precio- provocaron un agujero de 3.000 millones de euros en la ya de por sí mermada economía española.
Una cifra que, por ejemplo, excede con creces lo que el Estado se ha ahorrado congelado las pensiones. Deutsche Bank, por ejemplo, mantuvo 800 millones de euros en apuestas contra la Bolsa española ¿Podría ser peor? Sí: muchos especuladores encima intentan pasar por generosos filántropos.
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