Dominio público

Elecciones en Euskadi: entre la indecisión, el sistema electoral y la elección del lehendakari

Luis Azores, Lidia Nuñéz y Alejandro Solís

Coordinadores del Área de Análisis Electoral de Ideas en Guerra

El candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano (i) y el del PNV, Imanol Pradales (d).- Javi Colmenero y Luis Tejido/EFE
El candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano (i) y el del PNV, Imanol Pradales (d).- Javi Colmenero y Luis Tejido/EFE

A falta de unos días para las elecciones en Euskadi, el apretado calendario electoral, con Cataluña a la vuelta de la esquina y, justo después, las elecciones al Parlamento Europeo, está copando toda la atención mediática. Tanto por la disputa en el seno del espacio político de Sumar, como por la situación de Junts y ERC en Cataluña, la izquierda no está prestando la debida atención a Euskadi, donde, aunque puede parecer que ya está todo decidido, aún hay una serie de cuestiones cuyo desenlace podría ser trascendental para las distintas fuerzas políticas.  

En este sentido, desde el Área de Análisis Electoral de Ideas en Guerra hemos querido desgranar cuáles son, a nuestro juicio, las claves de las elecciones autonómicas del 21A en Euskadi. 

1. La cuestión de la proporcionalidad en el sistema electoral. 

 

En otras regiones, una gran mayoría de los escaños –obviando el mínimo inicial que se asigna a cada una de las provincias– se reparten en función de la población, pero en Euskadi no se sigue este criterio, sino que cada circunscripción reparte un tercio de los escaños del Parlamento Vasco. Así pues, como este tiene un total de 75 escaños, tanto Vizcaya, como Guipúzcoa y Álava reparten 25 escaños cada una, un 33,3% de los escaños.   


Sin embargo, no todas cuentan con el mismo peso demográfico. De hecho, hay una abrumadora diferencia entre ellas. Así pues, Vizcaya cuenta con un 52,2% de los habitantes del conjunto de Euskadi, mientras que Álava sólo cuenta con un 15,2%. En último término, esto supone que el precio de un escaño en estas elecciones será muy diferente en función de la circunscripción.  

De esta manera, en Vizcaya se reparte un escaño por cada 37.800 electores; en Guipúzcoa, uno por cada 23.500 y, por último, en Álava, uno por cada 10.400 electores. Por lo tanto, un voto en Álava vale 2,2 veces más que en Guipúzcoa y 3,6 veces más que en Vizcaya. 

Por esta razón, el crecimiento de EH Bildu hasta la primera posición en Guipúzcoa y, según algunas encuestas, en Álava, es mucho más valioso que la arrolladora victoria del PNV en Vizcaya. Puesto que, con un menor número de votos, EH Bildu es capaz de hacerse con una serie de escaños clave debido a la desproporcionalidad del sistema electoral, lo que podría traducirse en una victoria abertzale en estos comicios. 


2. Elegir al Lehendakari: un método que es una rara avis en el resto de España. 

Ahora bien, ¿qué supondría que EH Bildu fuera la primera fuerza política de Euskadi? En primer lugar, una victoria a nivel simbólico sin precedentes, puesto que, salvo por el interregno en el que el PSE-EE se hizo con la Lehendakaritza, el PNV ha sido, desde la Transición, el partido hegemónico en Euskadi.  

En ningún momento, ni siquiera en las encuestas, la distancia entre el PNV y la izquierda abertzale había sido tan pequeña, por no decir que, desde hace unos días, ya hay quienes señalan que EH Bildu podría estar, en estos momentos, por delante del PNV.

De hecho, aunque hace cuatro años los jeltzales se hicieron, una vez más, con la victoria en Euskadi, lo que ocurrió entonces fue la antesala de lo que está pasando hoy: con una caída dramática de la participación producto de la crisis sanitaria, el PNV se deja por el camino cerca de 50.000 votos, mientras que EH Bildu es el único partido que crece en el Parlamento Vasco, pero no sólo en escaños, sino también en votos con 25.000 votantes más.  


Probablemente, este crecimiento tuvo mucho que ver con el inicio de la desaparición del espacio que representaba Podemos en Euskadi, que fue capaz de alzarse como fuerza hegemónica en el apogeo de Podemos/Unidas Podemos, en el período 2015-16.  

Sin embargo, ¿una victoria de EH Bildu en estas elecciones garantiza un Gobierno abertzale en Euskadi? En realidad, no. No se trata de alcanzar la mayoría absoluta en el Parlamento Vasco, como ocurre en el resto de elecciones y, sobre todo, como ocurrió el 23J. 

Hay un factor al que no se le está prestando la suficiente atención: el método de elección del lehendakari, una rara avis en el resto de España. Mientras que en el Congreso de los Diputados o en el resto de cámaras de ámbito autonómico se elige a un candidato a la investidura al que votar 'Sí', 'No' o 'Abstención', en el Parlamento Vasco puede haber más de un candidato, por lo que los diputados, a la hora de votar, responden con el nombre de uno de los candidatos o, por el contrario, con una abstención, pero nunca con un voto en contra. 


Esto, en último término, supone que, mientras el 'cordón sanitario' del PSE-EE a EH Bildu no desaparezca, los abertzales no llegarán al Gobierno a no ser que ellos mismos se hagan con la totalidad de la mayoría absoluta. Algo que, en estos momentos, resulta muy difícil de imaginar.  

Incluso en el caso de que el PNV y el PSE-EE perdieran la mayoría absoluta, mientras que los socialistas continúen ligados a los jeltzales, no habrá una mayoría alternativa que aúpe a Pello Otxandiano y, por lo tanto, Imanol Pradales, que será el candidato que cuente con un mayor número de votos en torno a su candidatura –puesto que, hasta ahora, las encuestas señalan que la suma del PNV y el PSE-EE tendrá más escaños que EH Bildu– será el próximo lehendakari. 

3. La subida de EH Bildu: ¿una cuestión generacional? 

 


 


Una de las claves de la posible victoria de EH Bildu en Euskadi, superando al PNV por primera vez en cuatro décadas, es la cuestión de la brecha generacional. Es decir, que su disputa no sólo se puede entender en términos ideológicos –izquierda vs. derecha–, sino que también tiene un componente de edad muy importante. 

Así lo muestran los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en los que EH Bildu supera al PNV en la intención de voto hasta la franja de edad entre los 45 y los 54 y, a partir de ahí, son los jeltzales quienes destacan. Ahora bien, lo llamativo es que la ventaja de EH Bildu entre los 25 y los 45 años, que, en el 2024, es tan abrumadora, no lo era hace cuatro años. 


Hace cuatro años, la ventaja de EH Bildu en las franjas de edad más jóvenes era de sólo unos puntos. Es decir, que, en la 'paciencia estratégica' de los abertzales, están logrando un apoyo cada vez mayor en las capas más jóvenes y de mediana edad, a la vez que recortan la distancia entre los más mayores, más reacios al voto a EH Bildu y, a su vez, fieles al PNV. 

Esto, que puede parecer irrelevante, es una de las cuestiones más importantes de estos comicios, puesto que, de esta manera, EH Bildu no sólo estaría trabajando en una victoria en los próximos días, sino en los próximos comicios para, eventualmente, llegar al Gobierno Vasco. 

4. La indecisión: la incógnita a la que todos miran 

Aunque las encuestas en Euskadi están marcando una tendencia muy clara en favor de EH Bildu, el destino de los votantes que aún están indecisos es el que determinará quién se alzará con la victoria y, por lo tanto, cuál será el relato que se impondrá a partir de la próxima semana. 

En este caso, cerca uno de cada cinco votantes, un 19,3% según el CIS señala que aún no sabe a quién votar. Esto, en un contexto en el que, al igual que en otros comicios, en Euskadi hay hasta un 40% del electorado que decide su voto durante la campaña electoral y, en la misma campaña electoral, un 25% lo hará durante los últimos días previos a las elecciones.  

Por lo tanto, cada polémica, cada acierto o cada cuestión que aborden los partidos políticos durante estos últimos días, será clave para decantar el voto de esos indecisos hacia uno u otro lado. Ya sea en favor del PNV o de EH Bildu, los indecisos decidirán lo que ocurra este domingo. 

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